Estimado Lector:
Tanto Jesús, como el apóstol
Pablo, advirtieron de los peligros que enfrentaría la iglesia. Hoy, quizá como
nunca, estamos viviendo la realidad de este peligro. “Guardaos de los falsos
profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son
lobos rapaces” (Mateo 7:15). “Porque yo sé que después de mi partida entrarán
en medio de nosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño” (Hechos
20:29). La iglesia de Cristo hoy enfrenta grandes olas de peligro de engaño el
enemigo que la trata de desviar y destruir.
Hace poco un hermano habló de
que antes él creía que el peligro más grande que enfrentaría la iglesia sería
la persecución que viene de afuera. Pero
dijo que últimamente está viendo que el peligro más grande es el desvío y engaño dentro de la iglesia. En la misma
semana, otro hermano uso el ejemplo del gran percance del avión de la aerolínea
Germanwings que se estrelló en los Alpes de Francia cuando el copiloto
aparentemente dirigió el avión deliberadamente hacia la destrucción completa. El
hermano habló de los grandes esfuerzos que los aeropuertos y las aerolíneas han
hecho para evitar el peligro del terrorismo en los vuelos. Pero ¿quién hubiera creído
que uno de los mismos tripulantes sería capaz de hacer algo tan atroz?
No fue uno de los pasajeros que tuvo que pasar por tantas medidas de seguridad
antes de abordar el avión. Tampoco fue un miembro de algún grupo
terrorista que buscaba vengarse del
mundo. No fue alguien con antecedentes de tendencias criminales. Era uno de los
encargados de pilotar la nave. Era un hombre de respeto y de alta estima. Era uno
en que todos los pasajeros habían invertido toda la confianza. El peligro
provenía de adentro y no fue detectado.
La Biblia nos advierte de ese
tipo de peligro que enfrentará la iglesia, y hoy lo estamos viviendo. ¿Cuántas iglesias
y cuántas vidas han sido víctimas de ese tipo de amenaza? El enemigo no sólo
anda como un león rugiente, sino también como un ángel de luz.
“Porque algunos hombres han
entrado abiertamente” (Judas4).
Volvamos a la Palabra de Dios
como medida segura que nos protege de los peligros que enfrentamos hoy como
iglesia de Cristo.
Fuente: Duane Nisly
Revista La Antorcha de la
Verdad
Septiembre – octubre 2015
Volumen 29, número 5
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