Tras
entrevistar a exalumnos y exresponsables del coro Regensburger
Domsplatzen y su escuela adjunta de Ratisbona, el abogado Ulrich Weber
concluyó que 1 de cada 3 alumnos sufrió abusos físicos, desde palizas a
violaciones.
"Tengo aquí los reportes de 231 casos de abusos
físicos", dijo el abogado alemán Ulrich Weber, mostrando al público una
serie de papeles.
El documento en cuestión es la investigación que
comenzó en mayo del año pasado y presentó el viernes sobre los
supuestos malos tratos y abusos sexuales infringidos durante cuatro
décadas en un coro de niños de Ratisbona, una ciudad del centro de
Baviera, Alemania.
Dicho coro, el Regensburger Domsplatzen, lo condujo por 30 años el hermano de Benedicto XVI, Georg Ratzinger.
Pero fue la actual dirección la que encargó a Weber que indagara sobre las acusaciones.
Y
éste descubrió que entre 1953 y 1992 al menos un tercio de los alumnos
del coro y de la escuela adjunta sufrieron algún tipo de abuso físico,
desde palizas a privación de alimentos.
Entrevistó a decenas de
víctimas y responsables de la institución, y concluyó además que en al
menos 40 de los 231 casos registrados hubo violencia sexual, "desde
tocamientos a violaciones", explica a BBC Mundo.
"La mayoría de los casos reportados se concentraron entre mediados y finales de la década de 1970", añade.
Y agregó que 50 víctimas le hablaron de 10 perpetradores, "la mayoría de ellos ya fallecidos", apunta.
"Castigos sádicos y placer sexual"
Según
Weber, el principal agresor fue Johan Meier, el director de la escuela
adjunta al coro entre 1953 y 1992, cuando se jubiló.
Falleció aquel mismo año, poco después de retirarse.
El compositor alemán Franz Wittenbrink lo recuerda bien.
Así se lo contó al menos al diario alemán Der Spiegel.
De
acuerdo al también pianista y director de orquesta, Meier solía "llevar
a dos o tres" niños de 8 y 9 años "a su habitación por la tarde".
Y allí les daba vino y se masturbaba con ellos, le dijo al medio.
Pero
también los castigaba. En una ocasión lo acusaron de golpear a un niño
con un taburete hasta romperlo en su espalda, recordó.
"Era un ingenioso sistema de castigos sádicos relacionados con el placer sexual", le explicó al medio alemán.
Hizo
las declaraciones en 2010, cuando el caso salió a la luz junto a otros
abusos de la Iglesia católica alemana— un elitista colegio de jesuitas
de Berlín reconoció que dos profesores abusaron sexualmente de alumnos
entre 1970 y 1980—.
Como consecuencia, se armó el escándalo.
Aunque no era la primera vez que se hablaba del tema en los medios.
Ya en 1989 un artículo de prensa recogía varios testimonios de víctimas de abusos en el Regensburger Domsplatzen.
"Pero tuvo nulas consecuencias", dijo a BBC Mundo.
Georg Ratzinger, "al tanto"
El
hermano mayor de Benedicto XVI, Georg Ratzinger, condujo el coro de
1964 a 1994, por lo que tuvo que haber sabido de los abusos, cree el
abogado Ulrich Weber.
"Después de investigar, asumo que sí", dijo.
Como
conductor del coro fundado en el año 975, Georg Ratzinger era miembro
de un órgano encargado de supervisar el desempeño de la escuela en la
que trabajaba Meier.
El director del internado y el director de la escuela secundaria adjuntos al coro también formaban parte del ente.
Sin
embargo, cuando en 2010, en pleno escándalo, le fue preguntado si sabía
de la violencia perpetrada por cuatro décadas en el coro, lo negó.
Aunque pidió perdón a las víctimas.
Sobre los supuestos abusos sexuales, aseguró nunca haber oído hablar de ellos.
"Esas cosas nunca se discutían", le dijo Georg Ratzinger al diario católico alemán Passauer Neue Presse.
"Reacción normal"
Reconoció
que él mismo a veces "pellizcaba las orejas" a los alumnos como parte
de la "disciplina y el rigor necesario para alcanzar un nivel musical y
artístico superior".
Pero rechazó haber golpeado a los alumnos "hasta dejarlos amoratados", tal como describen algunas víctimas.
El
hermano mayor de Benedicto XVI añadió que "sólo después" (de su retiro y
posterior muerte) supo que el director de escuela Johan Meier había
sido "muy violento", pero que no conoció la magnitud del abuso.
"Si en su tiempo hubiera sabido de la excesiva violencia que estaba usando le habría dicho algo", aseguró.
Además, dijo haberse sentido "aliviado" cuando una prohibición dio fin a los castigos físicos.
"Siempre
tuve mala conciencia y me sentí feliz cuando en 1980 el Parlamento
prohibió el castigo físico", le explicó al medio católico.
Aunque describió éste como "simplemente la reacción normal ante los suspensos y la desobediencia".
Hoy tiene 92 años y vive en Ratisbona.
Más
allá del perdón público de Ratzinger, la diócesis regional reconoció el
año pasado la existencia de 72 víctimas y les ofreció US$2.700 como
indemnización.
Sin embargo, no tomó medidas para con sus miembros acusados de haber llevado a cabo los abusos.
BBC
Mundo se puso en contacto tanto como con la diócesis como con la
Conferencia Episcopal de Alemania, pero no obtuvo ninguna declaración.
"Sea como sea, la mayoría de los supuestos perpetradores ya fallecieron", señala a BBC Mundo el abogado Ulrich Weber.
"Y no se espera que el resto enfrenten cargos penales porque los presuntos delitos ya habrían prescrito", añade.
El extraordinario juicio por pederastia a Jozef Wesolowski, el exnuncio del Vaticano en República Dominicana.
Fuente: 24horas.cl
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