“Llevamos dispositivos en nuestras muñecas, los fijamos a nuestra ropa,
los guardamos en nuestros bolsillos y cada uno de ellos envía datos
sobre nuestro bienestar con la esperanza de mejorar nuestras vidas”,
comenta Peter Nicholson, Director General Creativo de McKinney. “Jolly
es una parodia en nuestra obsesión con los wereables y sus datos. Es,
simplemente, un recordatorio alegre de que las fiestas son la época más
feliz del año. Vamos todos a sonreír, reír y hasta compartir un sonoro
ho-ho-ho con el mundo”.
Parodia o no, funciona. Jolly utiliza cuatro sensores que se fijan a las
mejillas y mandíbula del usuario. Una placa Arduino con conexión wi-fi
procesa los datos. En caso de que el usuario deje de sonreir, un quinto
sensor se activa dándole un shock eléctrico (o “provocaciones
disruptivas”) para que su app no registre una baja en sus marcas de
felicidad. La minicomputadora escondida en la barba se comunica con la
app del smartphone via Bluetooth.
En este video más detalles de la idea y de cómo funcionaría:
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