Brittany y Justin Alston son una pareja estadounidense de 21 años que intentaron dejar morir a su bebé recién nacido en el interior de su propia casa, aunque afortunadamente no lo consiguieron. Ambos han sido condenados a 60 años de cárcel. A continuación os contamos todo lo que sucedió:
Todo ocurrió un día en que decidieron hacer una fiesta en su casa. Invitaron a todos sus amigos, vecinos, y fueron emborrachándose con el paso de las horas.
Todo ocurrió un día en que decidieron hacer una fiesta en su casa. Invitaron a todos sus amigos, vecinos, y fueron emborrachándose con el paso de las horas.
Uno de los invitados fue al baño y oyó llantos débiles. Extrañado, abrió la puerta que daba hacia una habitación y vio al pequeño Riley, un bebé de ocho meses, flotando en una piscina de vómito, orina y excremento. Desnutrido, moribundo, agonizante. Llevaba días así, abandonado en ese cuarto, y a la pareja ni le importaba.
La pareja, de actitud fría y distante, señaló que no consideraban que alimentar al pequeño fuera algo por lo que debiesen preocuparse. La madre dijo que para ella era más importante cambiarle el aceite al motor de su coche que estar atenta a la salud de su hijo. Ambos han sido sentenciados a una condena de 60 años entre rejas.
El pequeño Riley hoy está en un centro de adopción y espera a padres que sean capaces de quererlo y preocuparse por él.
Fuente: cabroworld.com
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