El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, cree que la creciente influencia del ateísmo y el agnosticismo tiene como resultado que las personas no observen las leyes y cometan crímenes atroces, informa el portal Philippine Daily Inquirer. Y “si Dios no existe”, la pena capital es la única forma de garantizar que se hace justicia, cree el mandatario.
Duterte aprobó el restablecimiento de la pena de muerte en Filipinas “porque ya no hay miedo”. Según el mandatario, los presidentes anteriores cedieron ante la presión de la Iglesia católica, contraria a la pena capital “porque solo Dios puede matar”.
“El problema de esto, les pregunto, es ¿y si Dios no existe?”, dijo Duterte a los periodistas en el palacio presidencial de Manila. “En Siria, las mujeres y los niños que se niegan a tener sexo con los islamistas son quemados vivos. ¿Dónde está Dios? ¿Dios mío, dónde estás?”, interpeló directamente al creador.
El líder filipino afirmó que cree en Dios, pero que su existencia siempre ha sido una “pregunta perpetua” para él. Según el político, un Estado necesita un medio para castigar a los delincuentes sin necesidad de esperar el “fin del mundo”, cuando Dios “será el juez de los vivos y de los muertos”, ya que el ateísmo y el agnosticismo hacen que las personas sean cada vez menos temerosas y no observen las leyes.
“Por eso dije que reintrodujeran la pena capital”, concluyó el presidente, aclarando que siempre ha sido partidario “de la línea dura en lo que se refiere a las leyes penales”.
La pena de muerte fue derogada por el Gobierno filipino en 2006. Sin embargo, durante la campaña electoral Duterte prometió reestablecerla para poner fin al narcotráfico. Desde que asumió el cargo a finales de julio, su ‘guerra contra las drogas’ ha dejado más de 3.500 muertos.
Fuente: RT
Duterte aprobó el restablecimiento de la pena de muerte en Filipinas “porque ya no hay miedo”. Según el mandatario, los presidentes anteriores cedieron ante la presión de la Iglesia católica, contraria a la pena capital “porque solo Dios puede matar”.
“El problema de esto, les pregunto, es ¿y si Dios no existe?”, dijo Duterte a los periodistas en el palacio presidencial de Manila. “En Siria, las mujeres y los niños que se niegan a tener sexo con los islamistas son quemados vivos. ¿Dónde está Dios? ¿Dios mío, dónde estás?”, interpeló directamente al creador.
El líder filipino afirmó que cree en Dios, pero que su existencia siempre ha sido una “pregunta perpetua” para él. Según el político, un Estado necesita un medio para castigar a los delincuentes sin necesidad de esperar el “fin del mundo”, cuando Dios “será el juez de los vivos y de los muertos”, ya que el ateísmo y el agnosticismo hacen que las personas sean cada vez menos temerosas y no observen las leyes.
“Por eso dije que reintrodujeran la pena capital”, concluyó el presidente, aclarando que siempre ha sido partidario “de la línea dura en lo que se refiere a las leyes penales”.
La pena de muerte fue derogada por el Gobierno filipino en 2006. Sin embargo, durante la campaña electoral Duterte prometió reestablecerla para poner fin al narcotráfico. Desde que asumió el cargo a finales de julio, su ‘guerra contra las drogas’ ha dejado más de 3.500 muertos.
Fuente: RT
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