La ideología de género se empeña en borrar las diferencias entre
hombre y mujer. Y sus imposiciones ideológicas han ido evolucionando
hasta llegar a leyes de transexualidad, que permiten el cambio de sexo a
menores.
Durante décadas los llamados “estudios de género” han conseguido
imponer la visión de que la identidad de una persona es un componente
completamente separado de la identidad sexual. La conclusión a la que
han llegado los grupos LGTB y feministas es que las diferencias entre
hombres y mujeres son únicamente una “construcción social”.
Sin embargo, la ciencia ha refutado una y otra vez estas teorías a pesar del silenciamiento que sufre todo aquel que se atreve a cuestionar el pensamiento único en el que se engloba la ideología de género.
Sin embargo, la ciencia ha refutado una y otra vez estas teorías a pesar del silenciamiento que sufre todo aquel que se atreve a cuestionar el pensamiento único en el que se engloba la ideología de género.
De este modo, el profesor de Neurología de la Universidad de Siena,
Antonio Federico, afirma de manera categórica que “los datos científicos
muestran diferencias claras entre el cerebro masculino y femenino,
diferencias que son genéticas, hormonales y en la estructura anatómica y
fisiológica, con consecuencias importantes en la función cerebral e
incluso de ciertas enfermedades”.
Es decir, ser hombre o mujer no se puede disfrazar con vestimentas, con una operación o con hormonas sino que va más allá. “Mujeres y hombres son diferentes no sólo en la anatomía y en la manera de afrontar la vida sino también en el uso de uno de los órganos más importantes del cuerpo, por ejemplo el cerebro”, agregó. Y es que estas diferencias provocan que un hombre y una mujer tomen decisiones distintas debido a sus diferencias cerebrales.
Es decir, ser hombre o mujer no se puede disfrazar con vestimentas, con una operación o con hormonas sino que va más allá. “Mujeres y hombres son diferentes no sólo en la anatomía y en la manera de afrontar la vida sino también en el uso de uno de los órganos más importantes del cuerpo, por ejemplo el cerebro”, agregó. Y es que estas diferencias provocan que un hombre y una mujer tomen decisiones distintas debido a sus diferencias cerebrales.
Además explica que existen cualidades y comportamientos específicos de cada sexo. “El hombre tiene un cerebro que sigue los esquemas basados en la racionalidad mientras que las mujeres son más intuitivas. Esto significa que las mujeres son mejores en la multitarea, en habilidades sociales y son más empáticas. Los hombres, sin embargo, sobresalen en actividades motrices y son más capaces de analizar el espacio”
Estos datos que muestran los científicos son perceptibles en el día a pesar de que el lobby LGTB pretende ocultarlo donde las conclusiones son abrumadoras. Los transexuales tenían una probabilidad de dos a tres veces mayor de sufrir trastornos mentales, depresión, ansiedad, pensamientos suicidas e intentos de suicidio y también autolesiones.
En este caso, los investigadores aseguran que “después del cambio de
sexo, las personas con transexualismo tienen riesgos notablemente más
altos de mortalidad, conducta suicida, patología psiquiátrica que el
conjunto de la población”. Además, añaden que “nuestros resultados
indican que el cambio de sexo, aunque alivia la disforia de género,
puede ser un tratamiento insuficiente para el transexualismo, y deberían
llevar a mejorar la atención psiquiátrica y médica a este grupo de
pacientes tras el cambio de sexo”.
FUENTE: radiotica.com
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