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¿En qué consiste la felicidad?

En este salmo, el primero de Tehilim, David HaMelej explica en qué consiste la felicidad para un Yehudí.

” … como un árbol plantado sobre corrientes de agua,  que dará frutos en su tiempo y sus hojas jamás se marchitan, y en todo lo que emprenda, prosperará “

PLANTADO:

David HaMelej compara al hombre feliz con un árbol. ¿Por qué? En primer lugar, debido a que ambos crecen. Probablemente no hay frustración más grande para un ser humano que darse cuenta de su propio estancamiento. Si nos quedamos en el mismo lugar año tras año, seguramente nos vamos a deprimir. La felicidad consiste en saber que estamos creciendo y avanzando.   Cuando estudiamos Torá, dice el Rey David, estamos en un constante crecimiento. Intelectual y emocional.   El agua alimenta constantemente las raíces de este árbol.  El árbol crece y se fortalece. Es tan fuerte que resiste la embestida de los vientos destructivos que lo quieren mover de sus principios.  El Yehudí que absorbe constantemente las aguas de la Tora, permitiendo que las palabras de HaShem nutran su alma, adquiere principios morales muy sólidos, que no son fáciles de mover.

FRUTOS

El árbol también da frutos. Los “frutos” son la mayor recompensa en la vida de una persona virtuosa. Los frutos son los hijos de este hombre, que continuarán en el camino de HaShem. A diferencia de los sentimientos de estancamiento e improductividad de los que viven una vida intrascendente, cuando un hombre ve sus frutos/hijos se da cuenta que su camino va a continuar, aún después de que él se haya ido de este mundo.

HOJAS

A diferencia de los frutos, beneficiosos para la continuidad del árbol, las hojas producen sombra que disfrutan los demás. La felicidad del hombre no consiste sólo en asegurar su propia perpetuidad y la continuidad de sus creencias y principios. Un individuo no puede sentirse realizado a menos que sea también generoso y productivo con los demás. Como un árbol que ofrece libremente su sombra a todo el que lo precise, la buena persona de Ama a Israel practica el Jesed, ofrece su ayuda a todos los que la necesiten.

Para David HaMelej, el hombre feliz es el que se nutre de la Torá, creciendo y desarrollando principios muy sólidos; ve a sus hijos siguiendo el camino correcto y es generoso con los que necesitan su ayuda. Esa persona  “…prosperará en todo lo que emprenda ”.

Fuente: halaja.org

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