Jana nació el 17 de julio de 1921, hija del escritor Bela Szenes y de Catalina Saltzberger, se crió en el seno de una familia judía asimilada en la época en que los judíos disfrutaban de plena libertad y de todos los derechos civiles.
Escribió poesías desde los siete años y a los trece comenzó su diario personal que tras su muerte un compañero suyo recuperó y entonces se convirtió en un testimonio invaluable.
Aunque destacada alumna en su curso, en los últimos años por su identidad judía no pudo ejercer el cargo para encabezar la sociedad literaria debido al creciente sentimiento antisemita. Entonces inició su activa militancia sionista, en la Macabiá, organización sionista de Budapest contra la discriminación.
“... Siento que soy una judía consciente y lo soy de todo corazón. Me enorgullezco de mi judaísmo y mi propósito es irme a Eretz Israel y participar en la obra de la construcción...”. Escribió en su diario.
En 1939 concluyó sus estudios con excelente promedio, pero para Jana el sionismo “se convirtió en el objetivo de mi existencia”, y es por esto que no continuó en la Universidad. Y fue entonces cuando decidió realizar su Aliá en septiembre de 1939, en los días que la Alemania nazi invade Polonia.
En Israel estudió en la Escuela Agrícola “Nahalal”, se alineó en el Noar Haoved de los Kibutzim Hamehujad y se incorporó en 1941 como miembro del Kibutz Sdot Iam -luego llamado Sdot Jana en su honor-, en Cesarea
Jana hace mención en su diario sobre la crítica situación internacional que la llevó a ser combatiente y soldado. En 1941 ingresó a la Haganá -ejército judío, base del Tzáhal en 1948 para el Estado de Israel. Y, en menos de un año integró la unidad llamada Palmaj donde tomaría sus primeros cursos de paracaidismo.
Hacia 1943 se ofreció como paracaidista a las tropas británicas estacionadas en El Cairo, que enviarían comandos a luchar en Europa contra los nazis. Ante la incredulidad de la oficialidad aliada al ver a una joven muchacha postularse, Jana no titubea. “Somos los únicos que podemos ayudar y no tenemos siquiera el derecho a dudar... Es mejor morir con la conciencia tranquila que volver a casa sabiendo que no intentamos nada” afirma.
Jana aseguraba tener una misión: salvar al mayor número de judíos de Europa de las garras de la criminalidad nazi; crear el Estado Judío en Israel; y salvar a su madre y a su hermano. Fue entonces cuando el 13 de marzo de 1944 bajo el uniforme británico se lanzó en paracaídas en los bosques de Yugoslavia. Allí combatieron en condiciones desesperantes, en conjunto con los guerrilleros yugoslavos. A raíz de esta situación, Jana escribió su célebre poema “Ashrei a gafrur” (“Bendita la llama”) donde exalta a los judíos que se rebelan frente a los criminales nazis.
En mayo de 1944 los nazis ingresan a Hungría, su país natal. Jana no se rendía, a pesar de los consejos de no abandonar Yugoslavia. Fue delatada, la llevaron prisionera y la torturaron sin piedad junto a su madre, para que dijera el código de las transmisiones de radio, información útil para los nazis para desmantelar a la resistencia en Yugoslavia. Pero la heroína judía mantuvo el silencio. Después de cinco meses en prisión, fue llevada a juicio en octubre, bajo la acusación de ser una espía inglesa. Declarada culpable, y tras negarse a pedir perdón, fue sentenciada a morir frente a un pelotón de fusilamiento.
A los 23 años, el 7 de noviembre de 1944, Jana Szenes fue cruelmente asesinada en la prisión de Budapest quería ver a los ojos a sus ejecutores y por eso rechazó que cubrieran los suyos. En sólo medio año, la Alemania nazi envió a más de 700.000 judíos húngaros a los campos de exterminio.
El diario de Jana fue publicado en hebreo en 1946. Su cuerpo fue llevado a Israel y enterrado en el cementerio del Monte Herzl, en Jerusalem hacia 1950. El 5 de noviembre de 1993, su familia recibió una copia del informe del ejército húngaro exonerándola de los cargos de traición.
Pero no lograron detenerla, Jana pudo cumplir su misión, logró que caiga el nazismo; que los judíos construyeran su Estado nacional en Israel; y que su madre y hermano se salvaran.
“... Hay estrellas cuya luz llega a tierra cuando desaparecieron y ya no están. Hay personas cuyo recuerdo resplandece cuando ya no están entre nosotros. Estas luces que brillan en la oscuridad de la noche, son las que señalan al hombre su camino... “.
De la redacción de Radio Jai
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