Ricardo Lagos
junio 02, 2016
Capellán evangélico de La Moneda destaca avances logrados con ex-Presidente Lagos
El gobierno laicista del presidente Ricardo Lagos, un agnóstico confeso, fue quien creó ese cargo, impensable en un gobierno vinculado al catolicismo.
En su último día como capellán evangélico del Palacio La Moneda, el obispo metodista Neftalí Aravena, se declaró plenamente satisfecho con el trabajo realizado y destacó que fue el gobierno laicista del presidente Ricardo Lagos, un agnóstico confeso, el que creó ese cargo, impensable en un gobierno vinculado al catolicismo.
Nunca hubo un capellán evangélico en La Moneda y eso significó que hubo que luchar contra una cultura mayoritariamente católica, indicó a ALC.
“No estaban acostumbrados a ver un capellán evangélico en La Moneda, eso era evidente desde los guardias, que cada vez que iba a Palacio me preguntaban quién era y por qué quería entrar”, refirió el obispo.
“Tuve que pedir que me dieran un documento, pero se demoraban en entregármelo. Un día fui a conversar con el ministro de Interior de aquella época, Miguel Insulza, hoy secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), y en 5 minutos me entregaron el documento”, recordó.
Un segundo desafío fue “hacer camino al andar”, confesó el obispo metodista. “Como soy el primer capellán evangélico, nadie sabía decirme qué era lo que tenía que hacer y tuve que iniciar un camino propio”.
Aravena decidió que la primera tarea era facilitar la relación de las iglesias con el gobierno, “poder decirle cuáles eran los temas a conversar, cómo enfrentar esa conversación y por otro lado decirle al gobierno quiénes eran los iglesias evangélicas, porque había un desconocimiento total”, reveló.
El gobierno pensaba encontrar en los evangélicos un modelo de organización similar al de la Iglesia Católica, no entendía la diversidad de los evangélicos, donde no hay un líder que pueda hablar por todas las iglesias. Luego el obispo se dedicó a trabajar con los funcionarios evangélicos de Palacio, unos 40 entre personal administrativo y de servicio. “Hacíamos un culto los días jueves. Los hermanos se sintieron muy respaldados por el capellán porque, por fin tenían alguien con quién conversar , a quién contarle sus problemas”, dice el líder metodista, que después extendería su apoyo pastoral a los no evangélicos.
Aravena destacó que en los últimos 10 años Chile avanzó mucho en el diálogo entre iglesias evangélicas y el gobierno. Con el presidente Lagos los evangélicos lograron ponerse de acuerdo en una agenda de trabajo, incluyendo unos 20 temas de preocupación de los evangélicos, entre ellos las capellanías en las fuerzas armadas, en las cárceles y hospitales, la educación religiosa evangélica en colegios públicos. Además el gobierno en diciembre último instituyó el 31 de octubre de cada año como el Día de las Iglesias Evangélicas.
Según el censo, un 16 por ciento de la población es evangélica, aunque los organismos representativos de las iglesias estiman en 18.6 por ciento la feligresía evangélica. Este crecimiento, según el obispo Aravena, aún no ha venido aparejado de un impacto en la sociedad.
“Nos falta unidad para poder gravitar en el país. El hecho de no estar unidos en el mismo proyecto, por ejemplo en programas de drogadicción, de prevención y acompañamiento a enfermos del VIH/SIDA, etc, impide que podamos hacer sentir con más fuerza la opinión evangélica en la sociedad”, concluyó el obispo Aravena.
Fuente: alc
En su último día como capellán evangélico del Palacio La Moneda, el obispo metodista Neftalí Aravena, se declaró plenamente satisfecho con el trabajo realizado y destacó que fue el gobierno laicista del presidente Ricardo Lagos, un agnóstico confeso, el que creó ese cargo, impensable en un gobierno vinculado al catolicismo.
Nunca hubo un capellán evangélico en La Moneda y eso significó que hubo que luchar contra una cultura mayoritariamente católica, indicó a ALC.
“No estaban acostumbrados a ver un capellán evangélico en La Moneda, eso era evidente desde los guardias, que cada vez que iba a Palacio me preguntaban quién era y por qué quería entrar”, refirió el obispo.
“Tuve que pedir que me dieran un documento, pero se demoraban en entregármelo. Un día fui a conversar con el ministro de Interior de aquella época, Miguel Insulza, hoy secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), y en 5 minutos me entregaron el documento”, recordó.
Un segundo desafío fue “hacer camino al andar”, confesó el obispo metodista. “Como soy el primer capellán evangélico, nadie sabía decirme qué era lo que tenía que hacer y tuve que iniciar un camino propio”.
Aravena decidió que la primera tarea era facilitar la relación de las iglesias con el gobierno, “poder decirle cuáles eran los temas a conversar, cómo enfrentar esa conversación y por otro lado decirle al gobierno quiénes eran los iglesias evangélicas, porque había un desconocimiento total”, reveló.
El gobierno pensaba encontrar en los evangélicos un modelo de organización similar al de la Iglesia Católica, no entendía la diversidad de los evangélicos, donde no hay un líder que pueda hablar por todas las iglesias. Luego el obispo se dedicó a trabajar con los funcionarios evangélicos de Palacio, unos 40 entre personal administrativo y de servicio. “Hacíamos un culto los días jueves. Los hermanos se sintieron muy respaldados por el capellán porque, por fin tenían alguien con quién conversar , a quién contarle sus problemas”, dice el líder metodista, que después extendería su apoyo pastoral a los no evangélicos.
Aravena destacó que en los últimos 10 años Chile avanzó mucho en el diálogo entre iglesias evangélicas y el gobierno. Con el presidente Lagos los evangélicos lograron ponerse de acuerdo en una agenda de trabajo, incluyendo unos 20 temas de preocupación de los evangélicos, entre ellos las capellanías en las fuerzas armadas, en las cárceles y hospitales, la educación religiosa evangélica en colegios públicos. Además el gobierno en diciembre último instituyó el 31 de octubre de cada año como el Día de las Iglesias Evangélicas.
Según el censo, un 16 por ciento de la población es evangélica, aunque los organismos representativos de las iglesias estiman en 18.6 por ciento la feligresía evangélica. Este crecimiento, según el obispo Aravena, aún no ha venido aparejado de un impacto en la sociedad.
“Nos falta unidad para poder gravitar en el país. El hecho de no estar unidos en el mismo proyecto, por ejemplo en programas de drogadicción, de prevención y acompañamiento a enfermos del VIH/SIDA, etc, impide que podamos hacer sentir con más fuerza la opinión evangélica en la sociedad”, concluyó el obispo Aravena.
Fuente: alc