La virtud del Señor
Es tan grande
la multitud
a su alrededor
que solo pudo
tocar
las orlas
del manto
de Jesús.
¿Quién me ha tocado?
-Maestro, muchos te rodean
y tú dices quién me ha tocado?
¡Y cómo obró maravillas
la fe de la mujer
sirofenicia!
Sanó de su flujo de sangre
con solo tocar
el manto del Señor.
¡Ay, milagros del Maestro!
¡Qué gran sanidad!
¡Qué grata virtud!
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Desde Valcheta - La virtud del Señor