La paz que reinaba en el templo evangélico Alianza Cristiana y Misionera se vio abruptamente estancada por el abucheo de un disparo.
El conocido empresario e integrante del ambiente de Alguaciles de Carabineros, Eduardo Richards Mandifassi, se suicidó de un estampido en la boca al interior de la iglesia. Iquique.
Para cometer el suicidio, Eduardo Richards se encerró en uno de los baños del monumento ubicado en la carretera José Francisco Vergara.
Supuestamente compromisos económicos y una grave depresión llevaron al empresario a sacrificarse la historia. Incluso, estaba bajo punto de vista y en tres ocasiones había presentado al pastor del templo que tenía intenciones de matarse.
Ayer en la mañana concurrió a su entidad ubicada en el borde de El Colorado, desde adonde supuestamente sacó una pistola de nueve milímetros que mantenía inscrita a su nombre y volvió a salir en su jeep. Pasadas las 10 de la aurora llegó aun el templo evangélico de adonde era miembro.
Estacionó su transporte y conversó instantáneamente con el pastor Elías Estuardo. Le manifestó que se sentía en extremo deprimido y le pidió, como en otras conveniencias, que orara por él. Luego le solicitó que lo autorizara para estar mero en un local porque necesitaba pedir.
Sin embargo, Eduardo Richards no entró a ningún recinto sino que se encerró con seguro en uno de los baños del templo. Desde un bolso de color negro sacó un arma de fuego y se disparó en la jeta. Murió en forma instantánea.
Una misionera sintió un fuerte bullicio, no obstante ninguno se imaginó que se trataba del agobiante desenlace, incluso que el pastor comenzó a buscar al empresario. Se dio cuenta que el baño estaba cerrado y al mirar por una fosa sobre la persiana apreció el cuerpo de Eduardo Richards.
Al lado llegaron carabineros que adoptaron el memorial igual y aislaron el sitio. Detectives de la Pdi se encargaron de verificar los experticos, descartando la cuota de terceras personas. El bulto fue levantado por orden del fiscal de turno y porteado incluso el Servicio Médico Legal.
La esposa de la víctima, Olga Barrios, llegó al lugar y no entendía lo que pasaba. Quería ver el cadáver porque no se explicaba de la determinación adoptada.
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