El Tribunal de Apelación de Marruecos sentenció a la pena de muerte a un hombre que fue condenado por el asesinato de una pareja judía, en julio del año pasado, en Casablanca.
La corte condenó a muerte a Mustapha Rerhay, de 51 años, por el asesinato de Sam Toledano y Vicky Chetrit, un destacado matrimonio de la comunidad judía local.
El homicida, que trabajaba como jardinero de la pareja de ancianos, los asesinó, los descuartizó y escondió sus restos en varias bolsas que abandonó en varios lugares de Casablanca.
Rerhay fue detenido rápidamente tras el asesinato y confesó el crimen, indicando que lo había perpetrado porque estaba pasando dificultades financieras y que estaba por ser desalojado de su apartamento.
La policía empleó luz ultravioleta para encontrar los rastros de sangre que el asesino intentó limpiar. El jardinero fue identificado prontamente como el primer sospechoso. La policía recuperó los restos de la pareja dentro de las veinticuatro horas del arresto.
Al parecer, el móvil del crimen fue el robo de las joyas y otras posesiones que tenían los ancianos. Tras el asesinato, el jardinero vendió a dos joyeros todas las alhajas que halló en poder de la pareja.
Los dos joyeros que se las compraron también fueron procesados por la justicia, uno de ellos condenado a un año de cárcel; mientras que el otro fue absuelto.
La esposa del jardinero fue condenada a dos años de cárcel por no denunciar el crimen.
La pena de muerte rige según el Código Penal de Marruecos para crímenes que desatan gran conmoción social (como terrorismo y pedofilia principalmente). Sin embargo, en los hechos, existe desde 1994 una moratoria de facto sobre las ejecuciones.
Fuente. aurora-israel.co.il
La corte condenó a muerte a Mustapha Rerhay, de 51 años, por el asesinato de Sam Toledano y Vicky Chetrit, un destacado matrimonio de la comunidad judía local.
El homicida, que trabajaba como jardinero de la pareja de ancianos, los asesinó, los descuartizó y escondió sus restos en varias bolsas que abandonó en varios lugares de Casablanca.
Rerhay fue detenido rápidamente tras el asesinato y confesó el crimen, indicando que lo había perpetrado porque estaba pasando dificultades financieras y que estaba por ser desalojado de su apartamento.
La policía empleó luz ultravioleta para encontrar los rastros de sangre que el asesino intentó limpiar. El jardinero fue identificado prontamente como el primer sospechoso. La policía recuperó los restos de la pareja dentro de las veinticuatro horas del arresto.
Al parecer, el móvil del crimen fue el robo de las joyas y otras posesiones que tenían los ancianos. Tras el asesinato, el jardinero vendió a dos joyeros todas las alhajas que halló en poder de la pareja.
Los dos joyeros que se las compraron también fueron procesados por la justicia, uno de ellos condenado a un año de cárcel; mientras que el otro fue absuelto.
La esposa del jardinero fue condenada a dos años de cárcel por no denunciar el crimen.
La pena de muerte rige según el Código Penal de Marruecos para crímenes que desatan gran conmoción social (como terrorismo y pedofilia principalmente). Sin embargo, en los hechos, existe desde 1994 una moratoria de facto sobre las ejecuciones.
Fuente. aurora-israel.co.il
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