Un pescador que fue rechazado por su discapacidad y pobreza encontró su valor en Dios, después de conocer el Evangelio a través de un misionero en Asia. Luego de aceptar a Cristo, convirtió su vida en un testimonio vivo, y su casa en un templo a donde muchos acuden a buscar a Dios.
Debido a su vida humilde, marcada por la pobreza y la falta de recursos, el pescador Khanjana tenía poco que ofrecer a su comunidad en Asia. Él, su esposa y sus dos hijos vivían en una choza aislada y aprendieron a vivir con el rechazo. Ni siquiera los líderes de la religión tradicional se acercaron a su familia, y daban prioridad a visitar a los miembros más ricos de la comunidad.
Para muchos, Khanjana era solo una persona pobre con una discapacidad física, ya que había perdido su mano derecha en un accidente de pesca. Un día, cuando Khanjana se dirigía a la playa a pescar, vio al pastor Hamraj, de la misión Gospel For Asia, hablando con algunos de sus vecinos. Khanjana esperaba que el pastor no se fijara en él, como todos lo hacían, pero se sorprendió cuando recibió un saludo.
El simple gesto del pastor fue como una medicina para el alma de Khanjana. Después de una conversación, el pescador lo invitó a su cabaña. Por primera vez, él y su familia iban a recibir invitados en su casa. La visita fue uno de los pocos días felices para la familia. El pastor Hamraj oró por Khanjana, su esposa e hijos, y los invitó a un servicio de adoración en la iglesia.
Durante sus visitas, el pastor Hamraj le enseñó a Khanjana sobre su valor para Dios. El pescador y su esposa decidieron comenzar una reunión de oración en su casa todas las semanas, para aprender más sobre este Dios amoroso. La reunión de oración semanal comenzó a atraer gente, y la pequeña cabaña de Khanjana, que alguna vez fue un triste recordatorio del rechazo de los demás, se llenó de gente reunida para adorar a Dios. Incluso los vecinos, que antes evitaban Khanjana, vinieron a su casa para participar.
“Ahora tengo paz en mi corazón y ya no estoy triste. Dios me está bendiciendo a mí y a mi familia”, agregó Khanjana. “Quiero servir a Dios hasta mi último día, con un espíritu de gratitud por lo que ha hecho por mí. También enseñaré a mis hijos a seguir los pasos de Jesús”.
Fuente: impactoevangelistico.net
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