Un reciente incendio en la costa norte del mar de Galilea, Israel, ha desvelado ruinas que refuerzan la identificación de El-Araj como la antigua ciudad bíblica de Betsaida.
Según informes, el fuego dejó al descubierto montículos, muros y restos arqueológicos que los arqueólogos relacionan con viviendas y edificios públicos de la ciudad mencionada en el Nuevo Testamento como lugar de nacimiento de los apóstoles Pedro, Andrés y Felipe.
El equipo dirigido por Mordechai Aviam lleva años excavando El-Araj y ya había encontrado herramientas de pesca, restos de baños romanos, mosaicos y monedas del siglo I, reforzando la hipótesis de que se trata de Betsaida-Julias.
Este último hallazgo, producido tras el incendio, permitió detectar nuevas estructuras que hasta ahora permanecían ocultas bajo capas bizantinas y cruzadas, obligando a los arqueólogos a excavar diferentes niveles históricos para llegar a la época de Jesús.
Un aspecto relevante es el descubrimiento de mosaicos, columnas y una zona residencial que indica la existencia de una sociedad urbana y floreciente en tiempos de Cristo. Las fuentes antiguas, como el historiador Flavio Josefo, mencionan que Betsaida fue transformada por Herodes en una ciudad romana llamada Julias. Las correlaciones encontradas en las excavaciones actuales refuerzan tal vinculación histórica.
Incluso se ha hallado una inscripción griega relacionada con el apóstol Pedro, dentro de lo que sería la Iglesia de los Apóstoles, lo que ofrece una evidencia sólida del vínculo entre el sitio y la tradición cristiana. Los arqueólogos consideran que esta iglesia bizantina podría haber sido construida directamente sobre la casa natal de Pedro y Andrés.
Betsaida no solo se menciona como ciudad natal de los tres apóstoles, sino también como escenario de milagros de Jesús, incluyendo la sanidad de un ciego y la multiplicación de los panes y peces.
Las excavaciones en El-Araj continuarán, ya que los expertos creen que nuevos hallazgos podrían arrojar más luz sobre la vida cotidiana en tiempos de Jesús y confirmar aún más la ubicación de esta ciudad bíblica perdida.
Este hallazgo es un recordatorio del valor histórico y espiritual de la arqueología bíblica y anima a profundizar en el estudio de los testimonios antiguos para fortalecer la comprensión de la fe cristiana y su conexión con la tierra donde Jesús y sus primeros discípulos caminaron.
Fuente: https://www.bibliatodo.com/
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