régimen
febrero 02, 2016
El hambre como arma de guerra: el régimen de Al Assad perfecciona su crueldad en Madaya
La dictadura mata por inanición a su propia gente. Ayer se anunció una
tregua para que la Cruz Roja acuda con alimentos y medicinas, pero el
ingreso de ayuda es selectivo y controlado militarmente por el grupo
terrorista Hezbollah
Cuando
las cosas se tornaron difíciles para reprimir al pueblo sirio en sus
demandas de cambios, el régimen no dudó en asesinar con armas químicas,
luego arrojó barriles de explosivos entre civiles alegando la
persecución de terroristas. Finalmente, no cuenta que sean mujeres,
niños o ancianos, ahora Bashar al Assad mata por inanición a su propia
gente en la ciudad de Madaya, donde todos mueren de hambre sin
distinción. Esas han sido las declaraciones de Sami Ibrahim, vocero del
Comité Sirio por los DDHH, desde Londres y publicadas por Al Arabiya en
lengua árabe.
"No es extraño que el presidente sirio esté matando
de hambre deliberadamente a miles de personas. Esta ha sido una práctica
muy común en los sótanos de sus cárceles en los últimos cuarenta años,
en que los que la dictadura familiar de los Assad elimina así a sus
opositores", aseveró Ibrahim.
No es extraño que el presidente sirio esté matando de hambre deliberadamente a miles de persona
Lo
cierto es que estos crímenes brutales tampoco son ajenos a Irán, cuyos
generales conducen la guerra terrestre en Siria y están detrás del sitio
de Madaya. Tampoco debe sorprender que Hezbollah, una organización
política-terrorista libanesa chiita a órdenes del Pasdaran (Guardia
Revolucionaria de Irán), haya cercado la ciudad y dispusiera que sus
hombres supervisen el estado de sitio hasta que el hambre y la muerte
avance sobre los civiles en Siria.
Hezbollah es un ejército iraní
de ocupación tanto en Siria como en el Líbano y los libaneses aún
recuerdan cuando, en su enfrentamiento con Israel en 2006, plantó sus
lanzaderas de misiles tanto en aldeas chiitas como cristianas en el sur
del país para usar a sus habitantes como escudos humanos.
Hoy en
día, 40.000 personas viven o sobreviven a la muerte en la ciudad siria
de Madaya comiendo hojas de árboles. La mitad de eso seres humanos buscó
refugio en Madaya tras huir de ciudades vecinas para evitar ser
asesinados por el régimen sirio.
Hezbollah y las fuerzas armadas
de Al Assad cercaron la ciudad y les han prohibido salir por los últimos
seis meses. Del mismo modo también prohíben la entrada de equipos de
socorro, a pesar de que ya no hay alimentos ni medicinas. Decenas de
personas están muriendo de hambre día tras día y la mayoría de los
residentes ha comenzado a parecerse a esqueletos caminando hacia sus
tumbas por el solo pecado de ser musulmanes sunitas y oponerse al
gobierno del clan Assad.
Lo sorprendente es que la comunidad
internacional, con sus gobiernos, sus ejércitos, sus organizaciones de
derechos humanos y sus medios de comunicación no hacen nada en concreto
para detener estos crímenes y la muerte por hambruna de seres humanos
indefensos. Ayer se informó de ayuda y una tregua para que la Cruz Roja
acuda con alimentos y medicinas, pero en estas horas el ingreso de
asistencia es selectivo y controlado militarmente por hombres de
Hezbollah y las Fuerzas Armadas sirias y todavía el régimen no permite
la entrada abierta e irrestricta a la ciudad.
Al mismo tiempo,
Moscú sostiene que está llevando a cabo enormes esfuerzos en sus
operaciones de guerra aérea contra organizaciones terroristas como el
ISIS y el Frente al Nusra porque cometen crímenes de lesa humanidad.
Según
las preguntas que formuló Mazen Burhan, un ex residente de Madaya que
pudo huir semanas atrás en el marco de una breve entrevista de ayer con
Reuter: "¿Por qué hay distinción entre tipos de delitos y delincuentes?
¿Cómo puede haber silencio sobre el mayor crimen contra seres humanos
como lo es la muerte por inanición de 40.000 personas?".
Anteriormente,
el pico de la tragedia de la guerra siria fue el bombardeo de civiles
hasta que se quedaron sin hogares. Hoy, el techo de la tragedia debería
ser la prevención y la ayuda a esa gente para que pueda salir de Madaya y
evitar que mueran de hambre.
Según el Observatorio Sirio, no hay
terroristas ni elementos del Ejército Sirio Libre en Madaya, por lo que
nadie entiende, sino desde la propia crueldad del régimen y de sus
mercenarios de Hezbollah, el hecho de no permitir la salida de los
civiles
Según el Observatorio Sirio, no hay terroristas ni
elementos del Ejército Sirio Libre en Madaya, por lo que nadie entiende,
sino desde la propia crueldad del régimen y de sus mercenarios de
Hezbollah, el hecho de no permitir la salida de los civiles. El régimen
sirio y los iraníes han rodeado la ciudad con alambre de púas y plantado
minas en su perímetro para que sus habitantes no puedan salir de allí.
Pero aun si realmente hubiera terroristas allí, luego de que la gente
inocente sea evacuada, deberían asaltar la ciudad con el fin de
apoderarse de ella, si es que hay militantes atrincherados en su
interior, y no permitir que 40.000 personas inocentes mueran por hambre.
Para
Mazen Burhan, a esa vergüenza se le debe sumar la defensa que el
gobierno libanés ha hecho a través del jefe de su diplomacia, Yibran
Basil (yerno del cristiano aliado a Hezbollah Michel Aoun), quien
justificó ayer su abstención en la aprobación de la resolución de la
Liga Árabe contra Irán porque el texto vinculaba al grupo chiita libanés
Hezbollah con acciones terroristas. Además de informar que Libano
devolverá a Siria a cientos de refugiados, que regresan a una muerte
segura.
En declaraciones a la prensa egipcia en El Cairo, antes de
regresar a Beirut, Basil explicó sin pudores y textualmente que "la
prioridad del Líbano no es Madaya, sino es la unidad interna", en la que
Hezbollah es "un elemento nacional que representa la resistencia contra
Israel".
El ministro libanés pidió en la reunión extraordinaria
de la Liga Árabe que se quitara el párrafo que aludía al "partido de
Dios" conducido por Hassan Nasrallah como brazo militar de Irán, pero
sus homólogos árabes se negaron, en consecuencia, el Líbano fue el único
país que se abstuvo en la votación.
El párrafo en cuestión citaba
la reciente detención en Bahréin de "una célula terrorista del grupo
libanes Hezbollah que recibía apoyo de la Guardia Revolucionaria iraní".
Pese
a esta disensión con la declaración de la Liga Árabe, Basil subrayó que
viajó a El Cairo para mostrar "la solidaridad del Líbano con Arabia
Saudita", tras las agresiones contra su embajada y consulado en Irán.
Aunque nada dijo sobre su esclavitud y la de sus colegas políticos
libaneses a manos de Irán y su ejército de ocupación en el país de los
cedros: Hezbollah.
La resolución de la Liga Árabe condenó también
las agresiones contra las legaciones diplomáticas y la injerencia de
Irán en los conflictos de Siria y Yemen. Pidió además a Irán que "se
distancie de las políticas que apoyan los conflictos sectarios y se
abstenga de apoyar a las organizaciones terroristas que alimentan estos
conflictos en los países del Golfo".
Tras los asaltos a su
embajada y su consulado en Irán, Arabia Saudita rompió relaciones
diplomáticas con la República Islámica, acto que fue acompañado por
gobiernos como los de Bahréin y Sudán, mientras que otros países
retiraron a sus embajadores.
Sin embargo, el Líbano, conducido por
una dirigencia acobardada, colaboracionista y sin rumbo, una vez más
mostró su posición de esclavitud y subordinación a los khomeinistas, que
han secuestrado, a través de Hezbollah, la libre toma de decisiones
como Estado, su soberanía, independencia y la libertad de sus propios
ciudadanos.
Fuente: infobae.com