terreno
octubre 16, 2017
El cristianismo pierde terreno en Europa frente al islam
Las estadísticas muestran una tendencia preocupante: la población musulmana crece exponencialmente mientras que la nativa disminuye o, simplemente, no es suficiente para el relevo generacional. Como consecuencia, se construyen más mezquitas y se destruyen iglesias.
La cruz desaparece poco a poco de Europa y, paralelamente, la Media Luna crece. El paisaje del Viejo Continente, poblado de torres, catedrales, monasterios y cruceros… va cambiando su fisonomía mientras comienza a llenarse, en determinados países, de mezquitas y minaretes.
Décadas después de que países como Francia o Inglaterra implantaran políticas de inmigración masiva en sus países –en especial de las antiguas colonias, de mayoría musulmana-, las consecuencias son nefastas para Europa en general y para la Unión Europea en particular.
La política migratoria actual de la UE se implanta en la Cumbre de la Haya en 2004. Puede resumirse en una sola frase de Kofi Annan, por aquel entonces Secretario General de la ONU, que pasará a la Historia: “Europa debe convertirse en una tierra de inmigración”. Debe, imperativo. Ni atisbo de una consulta popular, tan de moda hoy en día. Nada. Imposición de las élites mundiales a las que nadie votó.
Catherine Wihtol de Wenden, investigadora del Centro Nacional de la Investigación Científica de París, justifica esta política dada la falta de mano de obra en Alemania, Italia, España, Portugal. He aquí otro dogma.
¿De verdad faltaba mano de obra como para importar millones de inmigrantes de culturas, no solo diferentes, sino opuestas a la presente en los distintos países europeos?
¿Era necesario importar millones de musulmanes, permitirles vivir igual que en sus países de origen, sobreprotegerlos bajo neoderechos, mantenerlos con ayudas sociales, permitirles construir mezquitas sin control?
Nos vendieron el oro del moro y lo que se ha conseguido son más de 650 europeos asesinados en los primeros 16 años del siglo
Si venían a trabajar y a ‘pagarnos las pensiones’, ¿por qué cobran pensiones no contributivas que ningún hijo de vecino en España ha tenido nunca?
Nos vendieron el ‘oro del moro’, nos vendieron progreso y bienestar y solo hemos conseguido retroceso y conflictos sociales, además de la muerte de más de 650 europeos inocentes –hombres, mujeres y niños- entre 2000 y 2016.
La situación demográfica es muy delicada. En países como España, la media de hijos por pareja no supera el 1,3, mientras que el mínimo necesario para mantener la civilización con el relevo generacional es de 2,1.
Confundir crítica con rechazo
No me malinterpreten. La inmigración en sí es un bien, sin duda alguna.
La mezcla de culturas, de razas y de pensamientos no puede hacer otra cosa más que enriquecer una sociedad, siempre y cuando la cultura dominante nativa se mantenga como tal a través del relevo generacional sostenido y favorecido por el Estado, último encargado y responsable del futuro de la Nación.
Pero la moral que intenta imponerse pretende hacernos creer que por defender lo que se es, las raíces y las costumbres, se odia directamente lo que sea diferente, contrario u opuesto.
En Occidente la crítica a las ideas o hábitos se ha personalizado hasta el punto de que todo es ofensivo, sin distinción
Chesterton decía que para un correcto debate de ideas era obligatorio saber separar la crítica de las cosas a la crítica de las personas.
En Occidente, a día de hoy, la crítica a las ideas o hábitos se ha personalizado hasta el punto de que todo es ofensivo, sin distinción. Todo es islamofobia, transfobia, homofobia… ¿pero cuándo es heterofobia, cristianofobia, hispanofobia?
El caso de la UE es digno de estudio. Sus líderes, aun viendo los graves problemas de la ‘inmigración con calzador’, han fomentado y potenciado la misma hoja de ruta. Más y más inmigrantes.
Esta política parece keynesiana: “si algo no funciona, inflémoslo de dinero hasta que funcione”. El famoso economista se sentiría halagado por la aplicación social de su política económica.
Cebando el problema
Estos políticos cómplices, compinchados con las bocas que alimentan –los mantenidos acaban volviéndose ‘fieles’ seguidores de quien suelta la paga-, han decidido acabar con la Europa que conocemos. Y lo están consiguiendo.
Esta extraña alianza, la izquierda anticapitalista (comunistas, anarquistas, etc.) y la socialdemocracia de derechas –los partidos conservadores que han acabado aceptando los postulados sociales de la izquierda tradicional-, tiene como objetivo destruir las identidades nacionales europeas a través de la inmigración, el relativismo, la cultura moderna y la reducción de la natalidad bajo el pretexto de luchar por los derechos de la mujer y, según lo más reciente, para luchar contra el cambio climático.
En los años 60, cada inmigrante que llegaba a Francia era un francés más… nada que ver con lo que ocurre ahora
En el caso francés es clave comparar los dos tipos de políticas de inmigración en los últimos 50 años. En los años 60, Francia aplicaba la política de sustitución, es decir, el inmigrante que venía –caso de las antiguas colonias africanas- llegaba a Francia para ser un francés más, no para ser ‘otro’.
Nada que ver con lo que ocurre ahora. Las políticas actuales de integración basan su razón de ser en dotar a los inmigrantes de todas las herramientas económicas y legales para vivir en los países de acogida exactamente igual que como hacían en sus países de origen.
El error en el cambio de política es más que evidente. Francia está sumida en el caos.
La France est mort
La asociación Terra Nova, cercana al partido socialista francés, propone suprimir el lunes de Pascua y Pentecostés, dos días claves para los cristianos y sustituirlos por la fiesta judía Yom Kipur, que se celebra diez días después del año Nuevo judío (mes de marzo-abril) y la fiesta musulmana Eid al-Adha, traducida como la fiesta del sacrificio del cordero, que se celebra entre septiembre y noviembre.
Fiesta que, en el caso de España, tiene cada vez más arraigo con el silencio cómplice de las asociaciones animalistas.
De los cinco millones de musulmanes que viven en el país galo, el 75% se considera creyente y el 41% asegura practicar el islam.
Según un informe del Observatorio de patrimonio religioso francés (OPR), en Francia hay 45.000 iglesias de las cuales, 10.000 están en peligro de ser destruidas. De hecho ya se construyen más mezquitas que iglesias.
En Francia hay 45.000 iglesias, de las cuales 10.000 están en peligro de ser destruidas
Y el presidente del Consejo francés de culto musulmán y responsable de la Gran Mezquita de París, Dalil Boubakeur, ha confirmado que pretenden duplicar en menos de dos años sus mezquitas y lugares de culto.
Se construyen 2.000 mezquitas al año y se cierran 60 iglesias
Y mientras crece el número de mezquitas, unas iglesias cierran por falta de uso y otras son atacadas y/o profanadas. Los actos cometidos contra iglesias, lugares de culto, colegios y páginas web aumentaron en 2016 en un 38% respecto al año anterior.
En el país galo hay 45.000 iglesias, de las cuales 10.000 están en peligro de ser destruidas. Numerosos templos cierran, por falta de culto, y son derruidos para construir parkings o supermercados en su lugar.
Mientras, se levantan más de 2.000 mezquitas al año. En el último año se han construido 20 iglesias y se han cerrado y/o destruido más de 60, un número claramente inferior al de lugares de culto de la religión musulmana.
Los ataques más comunes suelen ser destrozos de mobiliario, pintadas o ultrajes. El 12 de enero de este año desaparecían los paneles indicadores que llevaban a los peregrinos y turistas a la basílica Notre-Dame de Marceille, una iglesia de estilo gótico meridional, de los siglos XIV y XV, abierta al culto, que es atacada con frecuencia.
El día 14 de enero descubrieron una docena de pintadas ofensivas en el interior de la iglesia Saint-André de la localidad de Niort. Este templo ya había sido atacado en septiembre de 2016, cuando se destrozaron una puerta lateral y la puerta de la sacristía del templo.
Y el 16 de enero, el Cristo que corona el monumento erigido por católicos en honor a los muertos de la Primera Guerra Mundial amaneció cubierto de pintura rosa, en Fournes-en-Weppes, pueblo francés de 2.000 habitantes.
God save Great Britain
El caso inglés es muy especial. Londres se ha convertido en la primera capital europea en tener un alcalde musulmán, Sadiq Khan. Pero los ingleses nativos son minoría, representan menos de la mitad de la población londinense.
No es extraño ver manifestaciones musulmanas que lanzan proclamas a favor del Estado Islámico, así como contra las fuerzas de seguridad británicas o a favor de implantar la sharia.
Fuente: actuall.com