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septiembre 20, 2018

Oraba de día y robaba de noche: La increíble historia del falso pastor que hacía “tours delictuales” en San Miguel

Las alabanzas a Cristo del falso pastor Cristián Vásquez pasaban al olvido cuando al anochecer abordaba el vehículo de su padre y hacía verdaderos “tours delictuales”, realizando asaltos, incluso armado con cuchillos.

Cristián Vásquez Miranda (34) mantenía una doble vida que nadie de su familia sabía. Reconocido como adicto a la pasta base, el hombre durante el día predicaba el Evangelio, asegurando a quien le preguntara que era pastor de una iglesia de Lo Espejo. Sin embargo, durante la noche su “rubro” cambiaba radicalmente: abordaba el vehículo Fiat Fiorino de su padre para asaltar a transeúntes del sector sur de San Miguel, justo en el límite con la comuna de La Cisterna.

“El guatón de la Fiorino”, como le apodaban, se convirtió en uno de los delincuentes más temidos durante el segundo semestre de 2017. Su “carrera” se extendió hasta febrero de este año, sin que las policías lograran identificarlo. Durante todos estos meses, repitió con calco su modus operandi: se acercaba a las víctimas en su vehículo, descendía, las intimidaba con un cuchillo, retornaba a su automóvil y huía del lugar. “En principio, varios de estos casos no daban mayores pistas de quién podría ser el sujeto, por lo tanto se procedía al archivo provisional, lo que es revocable”, explica el fiscal de foco de la Fiscalía Metropolitana Sur, Osvaldo Montero.

Ante la falta de antecedentes, la Unidad de Análisis Criminal de esta repartición del Ministerio Público comenzó a analizar más de 450 delitos en los que había coincidencias en el modus operandi.

“El analista está permanentemente sondeando casos archivados con anterioridad, en un determinado tiempo, y a través de la detección de un patrón criminal logra aislar y revivir casos de manera que el fiscal de la causa los pueda revisar, citar nuevamente a las víctimas, proponer mejores formas de reconocimiento y a partir de eso el fiscal ordena la detención”, agrega el jefe de la Unidad de Análisis Criminal de la Metropolitana Sur, Patricio Rosas.

Fue tras este análisis, que demoró cerca de tres meses, que el Ministerio Público logró identificar un patrón de conducta y un modus operandi que se repitió en al menos 15 hechos, el cual trataba de “un sujeto, quien acompañado de un familiar cometía estos robos en verdaderos tours criminales”, añade Rosas. Así se determinó que los asaltos a mano armada ocurrían, principalmente, en el cuadrante 70 de la comuna de San Miguel.

El fiscal Montero agrega que “cuando vemos que San Miguel, durante tres meses, tuvo un alza que no correspondía a la tendencia de los robos con violencia o intimidación, georreferenciamos ese periodo para ver dónde se concentraba esa alza (…). Ahí nos vamos a los relatos y, en definitiva, a examinar cada uno de los casos”. De esta forma, la fiscalía identificó la patente del vehículo en que se desplazaba el falso pastor, lo que sumado al monitoreo de redes sociales permitió dar con la identidad de Vásquez.

Tras esto, se citó a las 15 víctimas que habían sido asaltadas bajo este mismo procedimiento. Ocho de ellas lo reconocieron como el autor de los atracos.
La fiscalía entregó la orden de investigar a la Sección de Investigación Policial (SIP) de la 12 Comisaría de San Miguel, quienes allanaron la casa del imputado. Entre sus pertenencias encontraron un cuaderno universitario que pertenecía a una de las víctimas.

Con esto se le acusó como autor de los ocho robos con intimidación. Así, y tras la ejecución de un procedimiento abreviado, fue condenado a 10 años de cárcel, la pena más alta posible de conseguir en un juicio de estas características.

El fiscal Montero explica que la pena quedó de inmediato ejecutoriada, “pues en este abreviado la defensa renunció a su derecho a apelación”, además de tener que reconocer los hechos en la audiencia.

La violencia con que Vásquez actuaba y que quedó demostrada en el procedimiento penal seguido en su contra contrastaba con la imagen que se encargaba de transmitir, tanto presencialmente como a través de sus redes sociales.

Por ejemplo, en su página de Facebook es común que comparta imágenes con frases como “Jesucristo, mi amigo fiel”, o una en que aparece una persona de espalda acompañada con la siguiente oración: “Creo en ti, pues me diste tu mano cuando me encontraba solo”. Asimismo, en sus redes sociales hay imágenes de él rezando en cultos religiosos. Para la fiscalía, además, es falso que tuviera el título de pastor.

El análisis criminal
En la captura de este delincuente jugó un rol clave la manera en que el Ministerio Público está abordando los delitos, tratando de unir diferentes antecedentes que lleven a un patrón delictual común.

El trabajo, según señala el fiscal Rojas, cuenta de dos fases. Primero “se realiza el análisis, que está a cargo de un analista que estudia bases de datos, información y determina patrones criminales”.

Luego viene la fase de focalización, lo que implica que “a partir de la presentación que la unidad de análisis hace, el jefe de unidad presenta los resultados del trabajo al fiscal regional. Allí se da cuenta que se ha encontrado una cadena de hechos de un fenómeno criminal que debe ser investigado focalizadamente, tras lo cual el fiscal regional declara el foco y se lo entrega al fiscal adjunto”, detalla el persecutor.

Fuente: latercera.com
julio 23, 2017

Desinformación hipócrita

Pareciera que Israel es una especie de laboratorio en el cual los islamistas prueban sus ataques terroristas, que luego ejecutan en otros países, pero los medios no reseñan tales asaltos de igual modo.
El último viernes, tres árabes israelíes bajaron por el Monte del Templo, disparando unas metralletas contra las fuerzas policiales israelíes que custodiaban la Puerta de los Leones en la Ciudad Vieja de Jerusalén; mataron a dos policías.

Los tres terroristas provenían de la aldea Umm el Fahem, en el norte de Israel, donde prolifera el radicalismo promovido por el grupo terrorista Hamas.

La policía precisó que los perpetradores huyeron hacia las mezquitas en el Monte del Templo. Durante la persecución se produjo un intercambio de disparos y los homicidas fueron abatidos. Ante el peligro, los funcionarios israelíes suspendieron las plegarias musulmanas del viernes, en el sitio. Hay serias evidencias de que las armas fueron escondidas en el Monte del Templo y se sospecha complicidad de alguien ligado a Waqf (autoridad de patrimonio islámico); ello, en cierto grado cambia las tácticas terroristas. Las autoridades israelíes han reabierto parcialmente el área a los musulmanes, con medidas de seguridad reforzadas.

Estos fueron los hechos. Sin embargo, asombran algunas prácticas informativas en las que se pone de manifiesto el doble rasero cuando se trata de Israel. Por ejemplo, un confuso y tendencioso titular del periódico El País de Uruguay: “Mueren cinco árabes israelíes en ataque en Jerusalén”, omitiendo que el asalto es terrorista y aprovechándose que también los dos policías asesinados eran árabes israelíes: Ahil Satawi, de la localidad drusa de Mghrar, y Camil Shnaan, de la aldea drusa de Horfish. ¿Cómo es posible que un medio supuestamente serio ponga al mismo nivel que sus verdugos, a los policías, cuyas valiosas vidas fueron segadas? ¿Cómo los pueden igualar debido a su gentilicio? Resulta un cruel y cínico agravio a los israelíes en general y a los árabes israelíes en particular. El mismo texto es impreciso al señalar a los agresores.

Los medios de comunicación florecen en una sociedad libre y democrática, por lo que deben ser coherentes e incondicionales en el combate al flagelo del terror, ferviente enemigo de nuestro sistema pluralista.

Fuente: Hatzad Hasheni
junio 13, 2017

Parecía imposible cambiar

Soy de familia humilde, con padre ausente, lo que me llevó a las drogas cuando cumplí 13 años. Para llamar la atención de las personas y ser popular busqué ser aceptado de la manera equivocada. Comencé a consumir cigarrillos y bebidas alcohólicas, después pasé a dejar de ir a clases para fumar marihuana. De ahí en adelante me arriesgué vendiendo drogas y participando en varios asaltos.

Todos los días disfrutaba de fiestas y bares, en los cuales, el crack y la cocaína no podían faltar. Perdí la cuenta de cuántas veces intentaron matarme y yo también intenté matar a otros, vi y participé de varias cosas incorrectas.

Mi vida era triste y vacía, quien me miraba no se imaginaba que yo solo buscaba ser feliz. Con la familia destruida, vivía en la miseria, pues el dinero sucio que ganaba se acababa con lujos y vanidades; vivía con varias mujeres, siempre bajo el efecto de las drogas. Mi vida parecía una causa imposible.

Mi fondo del pozo vino después de que mis propios amigos intentaron matarme por causa del dinero y del poder de la delincuencia. Estábamos disfrutando y comenzamos una discusión, todos los que estaban conmigo me golpearon con botellas, piedras, patadas y cuchilladas. Había bebido mucho, solo escuchaba “¡vamos a tener que matarlo ahora!”

Después de dos días, fui encontrado por una muchacha que vio uno de mis zapatos, le pareció bonito y resolvió buscar el otro. Gracias a Dios, pues, cuando lo halló, se encontró con un muchacho entre las plantas, ensangrentado, con moscas y perros encima del cuerpo, ¡que era yo! Creyeron que era un cadáver, pero yo todavía estaba vivo.

Fui a Terapia Intensiva y estuve tres días en coma profundo, más once días en coma inducido, sufrí tres cirugías de reconstrucción facial, 48 puntos, y estuve haciendo fisioterapia durante tres meses para recuperar los movimientos hasta recibir el alta del hospital.

Tras todo eso, recibí una invitación para conocer el trabajo de la Iglesia Universal, y participar de la Fuerza Joven – FJU. Todo comenzó a cambiar en mi vida, abandoné todo lo que me hacía mal, fui liberado, dejé los malos hábitos y comencé a trabajar.

Le entregué mi vida a Jesús y me bauticé, busqué y recibí el Espíritu Santo. Hoy, con la vida transformada y los traumas del pasado superados, estoy conquistando y realizando sueños a través de la fe, soy obrero y candidato al Altar, tengo una vida diferente a la de antes, mi familia también cambió observando mi cambio.

Alguien creyó en mí, ¡ahora yo creo en ti!

Luiz Henrique
febrero 23, 2017

Conferencia del Episcopado pide supervisar y aplicar controles a contenidos en internet

CALIFICAN COMO ALARMANTE QUE ADOLESCENTES Y JÓVENES SE VEAN CADA VEZ MÁS ENVUELTOS EN ACTOS DE VIOLENCIA, ATRACOS, ASALTOS Y HOMICIDIOS

La Conferencia del Episcopado Dominicano pidió ayer al gobierno que los espectáculos públicos y los contenidos de la Internet sean supervisados y se apliquen los controles requeridos a todo lo que atente contra las buenas costumbres, los valores de la familia y nuestras leyes; además, que las emisoras de radio o televisión transmitan programas con finalidad educativa, artística, cultural y de prevención de la violencia.

El máximo organismo de la Iglesia Católica emitió un mensaje a la población dominicana, en especial a los adolescentes y jóvenes, con motivo del 173 aniversario de la Independencia Nacional, en el que también deplora “la carencia de líderes sociales y políticos que sirvan al pueblo en vez de lucrarse de los bienes comunes de la nación y que hacen de la corrupción un modo de vivir y de escalar una posición en la vida, sin ninguna condena judicial, creando una cultura del más vivo y del sálvese quien y como pueda”.

“Es alarmante que adolescentes y jóvenes se vean cada vez más envueltos en actos de violencia, atracos, asaltos, homicidios y todo tipo de delincuencia, impulsados por el consumo y tráfico de droga y el ideal de un enriquecimiento fácil, teniendo como paradigma a políticos corruptos y narcotraficantes”, señalan los religiosos.

Denuncian, además, que crece entre los jóvenes el número de los que se declaran sin ninguna religión y que no participan de ningún acto de fe, o por el contrario, se inscriben en grupos espiritistas, esotéricos o sincretistas. “Sin duda, que ellos son víctima fácil de las grandes tendencias ideológicas actuales que perciben en el comportamiento de los adultos y de los medios de comunicación social, tales como el individualismo, el materialismo, el consumismo, el relativismo y la ideología de género”.

“Presentémosles a nuestros adolescentes y jóvenes una sociedad donde se incentive el ahorro y no una sociedad invadida por juegos de azar, con más de 28,000 bancas de loterías autorizadas por el gobierno, propiedades de reconocidos señores, que incluso ocupan altas funciones en el Estado, sin tomar en cuenta el daño que hacen a la sociedad”.

En el texto, los obispos indican que les motivó a emitir el documento “el testimonio de nuestros jóvenes independentistas”, y consideran que “lo que ellos hicieron ayer les toca realizarlo ahora a nuestros adolescentes y jóvenes, formándose y participando en la construcción de una República Dominicana de todos y para todos”.

Entre los aspectos de la realidad de los jóvenes y adolescentes dominicanos, la Conferencia del Episcopado resaltó el “Deseo de superarse a través del estudio, como lo demuestra la gran cantidad de estudiantes que acuden a los centros educativos primarios, secundarios y universitarios”.

De las conclusiones expuestas en la misiva se exhortó “a los adolescentes y jóvenes a que asuman el protagonismo de su propia vida y vocación, ya que tienen dentro de sí la capacidad de abrir sus mentes y corazones para enfrentar la vida y realizar así de manera honrosa sus ideales y sueños, aportando a la sociedad nuevas propuestas de convivencia y sanas relaciones humanas”.

A continuación texto integro

ADOLESCENTES Y JÓVENES EN LA REALIDAD DOMINICANA

Introducción
1. Como pastores, al celebrar el 173 aniversario de la fiesta de la Independencia Nacional, queremos dirigir una palabra a la sociedad dominicana: a nuestras comunidades, a las familias, y especialmente a los adolescentes y jóvenes. Queremos compartir con todos algunas inquietudes sobre la realidad de los adolescentes y jóvenes. Nos motiva el testimonio de nuestros jóvenes independentistas quienes miraron la realidad con nuevos ojos y, con ánimo firme y llenos de esperanza, se decidieron a formarse, a participar y a organizarse en la sociedad de la Trinitaria. Lo que ellos hicieron ayer les toca realizarlo ahora a nuestros adolescentes y jóvenes, formándose y participando en la construcción de una República Dominicana de todos y para todos.

    La realidad de nuestros adolescentes y jóvenes
    Somos un pueblo con una gran población de adolescentes y jóvenes que suman el 36.3% (3, 674, 069) de la población dominicana, en las edades que oscilan de 10-29 años1. En ellos descubrimos muchos valores que nos llenan de alegría y de esperanza, entre los que destacamos:

    Deseo de superarse a través del estudio, como lo demuestra la gran cantidad de estudiantes que acuden a los centros educativos primarios, secundarios y universitarios.
    El espíritu alegre que los lleva a disfrutar la música, la fiesta y a crear un ambiente gozoso aún en medio de las dificultades y precariedades de nuestro pueblo.
    La disposición a reunirse, a encontrarse, a pasear y a divertirse juntos, valorando la amistad entre ellos.
    Muchos jóvenes son trabajadores en sus ho­gares y en empleos formales e informales, con gran creatividad, emprendedurismo e iniciati­vas propias.
    Nuestros jóvenes, en su mayoría, son generosos y solidarios en sus comunidades y sectores, participando activamente en acciones de desarrollo comunitario, en la reforestación, en las protestas a favor de la justicia, en las emergencias provocadas por las inundaciones y otras causas.
    Numerosos jóvenes buscan al Señor en la Iglesia y en otras Comunidades Cristianas con amor y entusiasmo, integrándose en los grupos juveniles, en comunidades, en los coros, en la catequesis, en la liturgia, en el servicio social...

g) Las vocaciones de los jóvenes al ministerio sacerdotal y a la Vida Consagrada ha crecido en nuestro país, así como la vocación a los diferentes ministerios y servicios laicales, y en el ámbito social se han ido formando en diferentes profesiones y oficios.

h) A pesar de las desigualdades sociales, económicas y culturales que existen entre nosotros, un número elevado de familias apoyan a sus hijos en sus estudios, y en su desarrollo humano y cristiano, aún en medio de grandes precariedades.

3. Constatamos, también, con tristeza y preocupación, la realidad dolorosa que marca la vida de muchos de nuestros adolescentes y jóvenes que les impide desarrollarse y realizar la vocación a la que Dios los ha llamado. Señalamos las siguientes situaciones:

    Un gran número de adolescentes y jóvenes nacen y crecen en hogares disfuncionales, sin una figura paterna o materna que los guíe, con alto nivel de agresividad, faltos de cariño y de modelos que los impulsen a vivir los valores humanos y cristianos auténticos.
    La realidad de la pobreza que azota al 40% de los hogares dominicanos, crea grandes desigualdades y escasas oportunidades para estudiar y progresar en la vida.
    La carencia de líderes sociales y políticos que sirvan al pueblo en vez de lucrarse de los bienes comunes de la nación y que hacen de la corrupción un modo de vivir y de escalar una posición en la vida, sin ninguna condena judicial, creando una cultura del más vivo y del sálvese quien y como pueda.
    Nuestros jóvenes encuentran pocos espacios de diversión sana donde recrearse y, por el contrario, se les ofrece la droga, los juegos ilícitos, el sexo fácil a edad temprana, la pornografía, la prostitución; cosas que tristemente cautivan a muchos y los llevan a la destrucción de sus vidas.
    Crece el número de jóvenes desempleados, alcanzando el 28.7% de los que están en las edades de los 15 a los 24 años2. Esta situación impide que puedan continuar sus estudios en los centros de educación superior, lo que conduce a frustraciones y los hace presa fácil para buscar el dinero rápido en negocios sucios o a caer en la delincuencia. A esto se añade que el 19.7% de jóvenes entre 15 y 24 años de edad no estudian ni trabajan, pasando a ser el grupo de los Ni-Ni3.
    Es alarmante que adolescentes y jóvenes se vean cada vez más envueltos en actos de violencia, atracos, asaltos, homicidios y todo tipo de delincuencia, impulsados por el consumo y tráfico de droga y el ideal de un enriquecimiento fácil, teniendo como paradigma a políticos corruptos y narcotraficantes.

g) Existe una ausencia de orientación vocacional para nuestros jóvenes a la hora de elegir su profesión, oficio y estado de vida. Se prefieren carreras lucrativas, pero no técnicas. Muchas veces, la educación que se les ofrece no los lleva a una inserción laboral ni a enfrentar la vida.

h) Muchos jóvenes están atrapados en el mal uso de los medios de comunicación social, de las redes sociales, del celular y del mundo digital hasta aislarse perdiendo la comunicación consigo mismos y con sus familiares, destruyendo los lazos fraternos con quienes están cerca.

i) Crece entre los jóvenes el número de los que se declaran sin ninguna religión y que no participan de ningún acto de fe, o por el contrario se inscriben en grupos espiritistas, esotéricos o sincretistas. Sin duda, que ellos son víctima fácil de las grandes tendencias ideológicas actuales que perciben en el comportamiento de los adultos y de los medios de comunicación social, tales como el individualismo, el materialismo, el consumismo, el relativismo y la ideología de género.

II.     Hagamos una opción por los adolescentes y jóvenes

4. Después de haber visto la realidad de nuestros adoles­centes y jóvenes, invitamos a las familias, la sociedad, las autoridades y a toda la Iglesia, a que hagamos una opción preferencial por nuestros adolescentes y jóvenes. El acompañamiento, el sentido de familia, la calidad de la educación, los sabios principios de la Biblia, la comu­nidad cristiana y la sociedad serán imprescindibles para que nuestros adolescentes y jóvenes puedan asumir res­ponsablemente la vida como una llamada y como una misión.

a)     A las familias

    Padres y madres y tutores sean modelo positivo para los adolescentes y jóvenes; pónganse en su lugar; escúchenlos con paciencia y comprensión; valórenlos; confíen en ellos; estén abiertos; aprendan a compartir con ellos; apoyen sus iniciativas y actividades. Reconozcan los cambios que ellos experimentan y atraviesan, propio de su edad. Sean sus primeros educadores sexuales y oriéntenlos conforme a nobles ideales. Tengan reglas claras y precisas en sus hogares y aplíquenlas con disciplina y amor.
    Exhortamos también a los abuelos, a los tíos y familiares cercanos, a no sobreproteger, y a ayudar en la orientación de los adolescentes y jóvenes, dándoles ejemplo de buen comportamiento y enseñándoles sana doctrina y principios éticos y morales.
    Colaboremos con ellos en la configuración de su propia personalidad, en su proyecto de vida, ayudándolos a desarrollar sus cualidades y aptitudes, a superar los defectos y complejos y a tomar decisiones correctas ante la vida. Respeten la vocación que Dios les regala a sus hijos, acompañándolos en su discernimiento y apoyándolos con todos los medios posibles para que se realicen plenamente.

b)     A la Sociedad, y sus autoridades

    Exhortamos a nuestros funcionarios y políticos a que actúen con honestidad, pulcritud administrativa y transparencia, con principios éticos y morales, apegados a la Ley y a la Constitución de la República, de modo que puedan ser modelos referenciales a nuestros adolescentes y jóvenes.
    Sugerimos al Estado, desde el gobierno y los ayuntamientos locales, prestar todo tipo de atención a los adolescentes y jóvenes, fortaleciendo el sistema educativo, creando escuelas vocacionales de carreras técnicas y de oficios. Proponemos implementar proyectos de aprovechamiento del tiempo de ocio de los estudiantes en los períodos vacacionales, en los cuales los jóvenes, además de aportar con un servicio social, puedan percibir un pago modesto por su trabajo de verano. Se pueden propiciar, por ejemplo, programas de limpieza de parques, playas, centros comunitarios, escuelas, hospitales, centros deportivos, aceras y contenes, reforestación en las cuencas de los ríos, entre otros.
    Proponemos se les ofrezca a los adolescentes y jóvenes espacios públicos recreativos adecuados para que ellos puedan realizar y disfrutar de actividades deportivas y culturales que aporten al desarrollo integral de la persona.
    Garanticemos que el ambiente en que se desarrollen los adolescentes y jóvenes, en los barrios y comunidades, esté libre de contaminación acústica y de basura que ponga en peligro su salud. Promovamos una educación que valore y cuide la naturaleza, donde ellos aprendan a proteger el ambiente en el que vivimos.

    Pedimos que los espectáculos públicos y los contenidos de la Internet sean supervisados y se apliquen los controles requeridos a todo lo que atente contra las buenas costumbres, los valores de la familia y nuestras leyes; además, que las emisoras de radio o televisión transmitan programas con finalidad educativa, artística, cultural y de prevención de la violencia.
    Luchemos por políticas y programas de prevención contra el uso ilícito de sustancias alcohólicas, estupefacientes y sicotrópicas.
    Presentémosles a nuestros adolescentes y jóvenes una sociedad donde se incentive el ahorro y no una sociedad invadida por juegos de azar, con más de 28,000 bancas de loterías autorizadas por el gobierno, propiedades de reconocidos señores, que incluso ocupan altas funciones en el Estado, sin tomar en cuenta el daño que hacen a la sociedad.
    Esperamos que el Ministerio de la Juventud realice más proyectos que contribuyan al desarrollo de nuestros adolescentes y jóvenes en todas las provincias y el Distrito Nacional.
    Invitamos a los maestros a ser otros padres, educando a los alumnos como si fueran sus propios hijos. Pónganse en sus zapatos, comprendan su rebeldía, su situación familiar; conozcan sus tristezas, la falta de cariño, de afecto. Sientan orgullo de ellos: son hijos muy queridos de Dios; son importantes y podemos aprender mucho de ellos. Acójanlos con amor de padres, porque el amor cura todas las heridas; ofrezcan una educación con creatividad e iniciativas.

c)      A los miembros de la Iglesia

    Es hora de que ofrezcamos "modelos" que reflejen en sus vidas el estilo de Jesús, tal como lo vemos en el Evangelio. Vivamos con los adolescentes y jóvenes experiencias de necesitar y de ser necesitado por otros, de dar y recibir ayuda, experiencias de escuchar y ser escuchado, experiencias de contacto con realidades de marginación, experiencia de ser llamado y de ser enviado, experiencia de oración personal, de lectura de la realidad, de celebrar todo lo que están viviendo.
    Jesucristo, en el trato con los jóvenes es para nosotros un modelo perfecto. Su coloquio con el joven rico (Mt. 19, 16-3; Le 18, 18-30 y Me 10, 17-31) es fuente inagotable de reflexión y espejo limpio para revisar el compromiso pastoral con los jóvenes.

    Nosotros debemos ser accesibles como Cristo, demostrar apertura, benevolencia y disponibilidad frente a sus problemas, superar las resistencias para instaurar y crear aquel contacto, que puede definirse como diálogo de salvación.
    Frente a los adolescentes y jóvenes nos corresponde saber escuchar y saber responder, madurez interior, coherencia entre vida y enseñanza, oración,  unión con Cristo y docilidad al Espíritu Santo, instrucción adecuada y responsabilidad frente a la verdad, credibilidad y autoridad moral.

    Invitamos a las comunidades que cumplan con la misión en la formación y en el compromiso cristiano de los adolescentes y jóvenes. Vivamos la comunión y participación que nos exige ser Iglesia. Ofrezcamos espacios donde los adolescentes y jóvenes puedan sentirse seguros, puedan ser creativos y puedan descubrir que la Iglesia es acogida y comprensión.
    Comprometámonos con la dinamización de la Pastoral Juvenil, estructurándola con nuevo ardor, nuevo entu­siasmo y nuevas expresiones a nivel nacional, diocesano, zonal, parroquial y comunitario, creando espacios de crecimiento personal, de relaciones de amistad, alegría y liderazgo; en conversión continua, con sentido de per­tenencia a la Iglesia y en servicio a la comunidad.

Conclusión

    Queremos reconocer en nombre de toda la Iglesia a tanta gente buena, que en grupos, organizaciones comunitarias y sociales dentro y fuera de la Iglesia trabajan con los adolescentes y jóvenes.
    Valoramos el trabajo, muchas veces desconocido, de nuestros agentes de pastoral que sirven a los adolescentes y jóvenes en los centros educativos, oratorios, en las parroquias,  comunidades, grupos y movimientos apostólicos, tanto en los campos y como en las ciudades. Agradecemos al Señor, por sus desvelos, entrega y servicio.

    Exhortamos a los adolescentes y jóvenes a que asuman el protagonismo de su propia vida y vocación, ya que tienen dentro de sí la capacidad de abrir sus mentes y corazones para enfrentar la vida y realizar así de manera honrosa sus ideales y sueños, aportando a la sociedad nuevas propuestas de convivencia y sanas relaciones humanas.

    Invitamos a los jóvenes a encarnar los valores del Evangelio y a seguir las huellas de nuestros patricios, cumpliendo con los deberes ciudadanos, respetando las leyes, honrando a la Patria con sus símbolos, héroes y heroínas, y contribuyendo a la preservación del medio ambiente. Sean valientes. Atrévanse a proyectar un mundo mejor.
    Que María, Madre y Protectora del pueblo Dominicano, que ama con amor maternal a niños, adolescentes y jóvenes, nos bendiga a todos, a los padres y maestros, a la sociedad y su Gobierno, y a todos los que sirven a los adolescentes y jóvenes.

Fuente: listindiario.com
febrero 19, 2016

Miedo made in Honduras

La tasa de homicidios ha bajado veinte puntos. ¡Ajá!, ¿y los asaltos, robos, estafas, violaciones, abuso de niños, secuestros, extorsiones y los delitos de cuello blanco?

Este relato narra casos reales.

Se han cambiado los nombres y se han omitido algunos detalles a petición de las fuentes.

Escape

Doña Juana dejó su casa en un barrio de San Pedro Sula. Había vivido en ella treinta y dos años. Allí creció nacieron y crecieron sus hijos y allí enviudó. Pero su casa la querían los pandilleros y ella no pudo resistir más.

“Mira, ruca, te vas o te matamos a vos y a toda tu familia; ahora nosotros somos los dueños de esta casa”.

El terror se apoderó de doña Juana. Sin saber qué hacer o adónde ir, se le ocurrió dar cuenta a la Policía. Mala decisión. Media hora después de poner la denuncia, lo sabían los pandilleros. Esa noche le mataron un nieto. Lo encontraron al día siguiente, en un saco de nailon, amarrado de manos y pies, con dos balazos en la nuca y con señales de haber sido torturado.

“Mañana enterrás a tu nieto y pasado te vas de aquí”. El mensajero de la pandilla fue claro. Esa mañana de miércoles, resguardada por policías y militares, doña Juana salió de su casa. Como la mujer de Lot miró para atrás la última vez y su corazón se derritió en su pecho. Allí quedaban treinta y dos años de su vida. Lo peor es que no sabía adónde la llevaban los policías.

“Le vamos a dar protección, señora” –le dijo un oficial, pero después de dejarla en Tegucigalpa se olvidaron de ella, de su hija paralítica y de sus nietos. Doña Juana y su familia no solo son desplazados a causa de la criminalidad sino también, son refugiados de guerra, esta guerra civil no declarada que la gente honrada pierde cada día ante la poderosa delincuencia organizada y ante la justicia mediocre que se burla de las víctimas.

Impuesto

Temblando de miedo, don Carlos llamó a un número de teléfono del gobierno para denunciar una extorsión. Acababan de llevarle un teléfono con una llamada en espera. Cuando contestó, una voz deforme le dijo:

“A partir de esta semana le vas a pagar cinco mil varas de impuesto de guerra a la mara… El chavalo que te llevó el teléfono va a llegar cada viernes en la tarde… Si no pagás te morís”.

Y don Carlos se murió.

Amaneció muerto en su cama. El doctor dijo que fue el corazón. Su esposa dice que lo mató el miedo. Desde que recibió la llamada dejó de comer, no dormía, hablaba poco y pensaba solo en la forma en que recogería los cinco mil lempiras para la mara. Lo peor fue que dos muchachos estaban siempre frente a su negocio, como una advertencia clara de que esperaban el dinero el viernes. Pero ese viernes lo enterraron; él se murió el jueves. Hoy, su esposa administra el mercadito “porque no tiene de qué vivir, paga tres mil de renta semanal y lamenta que don Carlos haya sido tan débil. La Policía sabe que la están extorsionando, pero nada puede hacer la Policía. ¿Por qué? Ella no sabe ni le interesa saber. Paga y sigue con miedo. Nada más.

“¿Quién va a poner orden en Honduras?” –se pregunta la señora, y ella misma da la respuesta–: Nadie –dice–; aquí, o la Policía les tiene miedo a los mareros o los mareros les pagan a los policías… Eso es así”.

Julia

Trabaja en el mercado San Isidro desde hace cuarenta años. Compra y vende granos básicos y, a pesar del esfuerzo de tanto tiempo, su negocio no creció nunca.

“Pero me da para vivir –dice doña Julia, una mujer de sesenta y pico de años, de baja estatura, piel curtida por el sol y las penas, llena de canas y de ojos desconfiados–; con esto crié a mis hijos, los eduqué y ahora voy con los nietos. Es que a mis hijas les fue mal con los hombres”.

No compró carro nunca porque no pudo y viaja en bus. La han asaltado tantas veces que ya no se acuerda. De ida y de venida.

“Y los choferes son cómplices de los ladrones –dice–. Una vez, una mujer y su hija se tiraron del rapidito porque nos iban asaltando. La señora se murió. Eso fue allá por Villas del Sol. Desde ese día yo siempre dejo unos doscientos pesos por si me toca dárselos a los ladrones”.

Guardia

Don Julián trabaja como guardia de seguridad en un centro comercial. Cuida una farmacia. Tiene apenas seis meses de estar en ese puesto. Antes era albañil, “y de los buenos”. Pero ya no le dan trabajo a “la gente vieja” y una hija que se lleva bien con un coronel retirado le consiguió la “chamba” en la farmacia. El problema es que en esa farmacia mataron al guardia anterior. Lo mataron por robarle el arma.

“Yo paso ‘chiva’ –dice don Julián–, pero descuidos siempre hay y tengo miedo porque a veces pasan unos muchachos en un Honda Civic gris y me quedan viendo… Yo creo que un día me van a madrugar pero como no hay trabajo para un viejo como yo, pues, ni modo; tengo que seguir allí. Aunque tenga miedo tengo una familia que mantener…”.

Erick

Padece de los riñones desde hace veinte años y desde hace seis le hacen hemodiálisis. El problema es que ya no lo van a atender en el Hospital Escuela porque el gobierno ni paga ni les dio el dinero para la diálisis de los pacientes. ¿Qué va a hacer Erick?

“Esperar la muerte –dice, resignado–; nada más. ¿Qué le toca a los pobres?”

“Y, ¿no tiene miedo de morir?”

“A veces la muerte es lo mejor que le puede pasar a uno de pobre porque así con esta enfermedad uno es una carga para la familia… Si tuviera valor ya me habría cortado las venas o me hubiera metido un par de pastillas para curar frijoles…”

“Y, su esposa ¿qué le dice?”

“Mi esposa todo lo arregla llorando”.

No hay dinero para pagar la diálisis de los hondureños pobres que sobreviven casi sin esperanzas, pero sobra para que los funcionarios de gobierno viajen por el mundo más que Marco Polo y Juan Pablo II juntos. Y, según la Constitución, “la persona humana es el fin supremo de la sociedad y del Estado”.

“Para eso están las universidades –dice un catedrático de sociología–, para formar a la persona humana, al individuo y que el individuo formado, profesionalizado, sea un ente de cambio en la sociedad”.

Sin embargo, debería considerarse un crimen de lesa humanidad y de lesa patria que los que tienen el poder se olviden de invertir más y más en educación. Un ejemplo claro es la Universidad Nacional. Se gastan centenares de millones en edificios ostentosos y se deja de invertir en clínicas de cirugía dental, por ejemplo; clínicas en las que se forman los nuevos odontólogos de Honduras, clínicas que tienen instrumentos de los años setenta, con mangueras rotas, con sillas dañadas, sin una planta eléctrica, sin materiales adecuados, en fin, clínicas obsoletas que contrastan tristemente con los edificios multimillonarios que no satisfacen más que el ego babilónico de dos o tres megalómanos.

“Aquí se forma mi hija –dice un padre de familia que fue a denunciar a un asistente de cátedra por acoso sexual a su hija–, y me da miedo que se contamine, que se infecte con algún virus o bacterias porque en estas clínicas no hay la bioseguridad mínima necesaria en este tipo de aulas…”.

Camino

¿Adónde vamos?

“Los homicidios bajaron veinte puntos”.

“Pero la gente vive con miedo”.

“Ahora se puede caminar por las calles con seguridad”.

“¡Qué farsa más ofensiva!”

Hay que decirle eso a los usuarios del transporte público que van con el alma en un hilo porque en cada parada pueden subir los ladrones pistola en mano. Hay que decirles eso a las mujeres que esperan taxis para ir de sus casas a sus trabajos y que ruegan a Dios que en el taxi no vayan los violadores seriales que desde hace mucho tiempo secuestran a las pasajeras y las obligan a las más abyectas prácticas sexuales. A varias las han asesinado después de violarlas. Qué le digan esto a los padres de familia que salen a trabajar y no saben si volverán a su casa, hombres y mujeres que viven en barrios y colonias dominados por pandilleros y en los que no entra ni siquiera la gloriosa Policía Militar. Qué les digan eso a los vendedores ambulantes de pan que van gritando de calle en calle “¡Va el pan!” y que son asaltados por niños-delincuentes que se drogan y andan mejor armados que un oficial de policía.

Dice don Marco que él llegaba todos los días a una colonia a vender pan blanco, pero en una esquina, sentado en una piedra, más puntual que un enamorado, lo esperaba un pandillero.

“¿Me trajiste mis treinta?” –le decía.

“Sí, papa –le respondía don Marco–, aquí te los ando, pero dejame trabajar en la colonia… Mirá que el pan no es mío”.

“Ponete vivo, pues, o te pelo… Aquí la mara controla”.

Aparte del dinero, el muchacho necesitaba unas dos o tres bolsas de pan de vez en cuando. La ganancia de don Marco.

Un día, don Marco se puso de rodillas y oró:

“Señor, quita de mi camino a ese hombre que me hace tanto daño todos los días… Mira que a veces ni siquiera traigo el dinero para la comida de mi familia. Ya no aguanto más, Señor, y el miedo a que ese hombre me mate me consume… Pon tu mano santa, por favor”.

Don Marco no sabe si Dios escuchó su oración. En esa piedra donde esperaba todos los días a don Marco, el muchacho apareció muerto. Lo habían degollado. No se sabe quién. Dicen los vecinos que ya no lo aguantaban.

Miedo

El miedo es de las emociones más agobiantes que existen. Real o imaginario, mecanismo de defensa o de supervivencia, el miedo paraliza al ser humano, daña su calidad de vida y afecta gravemente el entorno familiar. Y Honduras vive con miedo. A pesar de que los homicidios han bajado, a pesar de que hay patrullas nuevas, un tazón de seguridad de miles de millones y, a pesar también, del cambio de uniforme de los policías.

¿Qué hacer?

“No se trata solo de criticar; hay que presentar soluciones”.

Las soluciones están en manos de los que tienen el poder, pero, ¿hasta cuando?

Los buenos somos más, pero los buenos tenemos miedo.

“Frente a mi casa vive un oficial de la Policía –escribe Fulano de Tal en un correo–, y vive como un magnate. Anda en camioneta del año, usa perfumes caros y anda un Rolex de verdad. ¿Da para tanto el salario de un oficial de Policía?”

Tal vez no, pero mientras se averigua esto, las calles seguirán tiñéndose con la sangre de los inocentes, muchos hogares vestirán de luto y miles de esposas, madres, huérfanos y viudos seguirán llorando… ¡Ah!, y la ATIC y la DPI seguirán peleándose los casos “porque los más fáciles son mejores”.

Es urgente que Dios haga algo porque está visto que el hombre es incapaz de dirigir siquiera su propio paso.

Gracias a los lectores y lectoras que escribieron sugiriendo este tema; gracias a quienes enviaron sus testimonios; gracias a quienes esperan domingo a domingo está sección de diario EL HERALDO

Fuente: elheraldo.hn