Solo éxitos cristianos anunciando la venida de Jesucristo

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diciembre 15, 2018

Muchos australianos se están alejando de Dios

Un nuevo censo revela que casi un tercio de los australianos dicen que no tienen religión. El país se está volviendo cada vez más secular y el cristianismo también está disminuyendo. Pero varias iglesias están desafiando esa tendencia.

Las personas dicen que asistir a un servicio dominical en Planetshakers o Hillsong es como ir a un concierto. Ambas iglesias son mundialmente conocidas por sus bandas de adoración.

El pastor principal de Planetshakers, Russell Evans, dice que han sido bendecidos con poderosas canciones, pero más importante es cómo la adoración lleva a la congregación a la presencia de Dios.

"Podemos tocar los corazones de las personas con la presencia de Dios y pueden ser cambiados en sus corazones. Entonces podemos discipularlos para cambiar su mundo", dijo Evans.

Planetshakers comenzaron en 2004 con 12 personas. Ahora ha crecido a más de 30,000 en 14 años. El pastor Evans dice que la gran cantidad de personas que van a su iglesia es un milagro porque solo el 8 por ciento de los australianos asisten a los servicios religiosos.

"El desafío de la iglesia: a veces no hablamos el idioma del día, y nos preguntamos por qué no estamos ganando a la próxima generación. Si podemos hablar el idioma y tener poder, el evangelio es el poder de Dios, entonces la gente quiere conectarse con eso ", dijo Evans.

Susannah Harrison, otra líder juvenil en esta mega iglesia australiana, dijo que "si observan a la juventud australiana hoy, la salud mental y la enfermedad mental están en aumento. Hay muchos adolescentes que entran abatidos y es en la presencia de Dios en los servicios, donde encuentran ese amor, encuentran esa esperanza, encuentran la alegría que han estado buscando ".

Fundada en 1983, la enorme iglesia de Hillsong en Australia se ha expandido a 69 servicios en 27 ubicaciones en todo el país. Cada semana, más de 40,000 personas asisten a los servicios de Hillsong. Al igual que Planetshakers, sus esfuerzos se centran en alcanzar a los jóvenes para Cristo.

Nacida en una iglesia con una influencia global, la pastora de jóvenes de Hillsong, Laura Toggs, ve la importancia de continuar con la visión de la iglesia. Su objetivo es atraer a las naciones a Jesús al satisfacer las necesidades de la generación emergente. Así, se creó el movimiento juvenil de alabanzas y adoración, Young and Free.

Toggs dijo: "Siempre estoy asombrada porque miro hacia fuera y veo a todos lados que vamos, jóvenes bailando en esa alegría, bailando en esa libertad. Y creo que esa es una realización de la visión que Dios colocado dentro de nuestros corazones ".

Tanto Hillsong como Planetshakers están decididos a ganar el 92 por ciento restante de Australia para Cristo.

Fuente. cbn.com






julio 29, 2017

¿Cómo sería una guerra con Corea del Norte?

En la península de Corea ya hubo una guerra. Fue en 1950, cuando el entonces líder norcoreano, Kim Il-sung -el abuelo del actual mandatario Kim Jong-un- decidió invadir a su vecino del sur.

Estados Unidos intervino para repeler la invasión y el conflicto, que duró tres años, causó grandes pérdidas materiales y humanas.

Hoy, más de seis décadas después, las tensiones en la península son más fuertes que nunca.

Kim Jong-un continúa desafiando a la comunidad internacional con sus pruebas nucleares.

A principios de este mes, Pyongyang declaró que había lanzado con éxito un misil balístico intercontinental capaz de llegar a Alaska y este viernes volvió a lanzar un proyectil similar que cayó en el mar de Japón.

Algunos expertos creen que Corea del Norte podrá, dentro de los próximos tres años, disparar un misil capaz alcanzar la ciudad de Los Ángeles, en California.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha advertido que existe la posibilidad de un "gran, gran conflicto" con Corea del Norte.

¿Cómo sería hoy en día un enfrentamiento en la península cuando las mayores potencias nucleares del planeta tienen intereses en la región?

La primera invasión

La guerra coreana comenzó en 1950, cuando las entonces superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, se estaban dividiendo el mundo después de la Segunda Guerra Mundial.

Los soviéticos se habían quedado con el control de la parte norte de la península, los estadounidenses con el sur.

El 25 de junio, Corea del Norte, apoyada por la Unión Soviética y China, invadió al Sur. Y Estados Unidos envió a sus fuerzas para ayudar a Corea del Sur a repeler "la invasión de los comunistas".

Con la ayuda de Washington, Seúl, la capital surcoreana, fue recuperada en dos meses.

Pero entonces China, alarmada con la decisión de Estados Unidos de movilizar a sus fuerzas hacia el norte para perseguir la reunificación de la península, intervino en el conflicto.

Entonces todas las partes comenzaron a hablar de usar armas atómicas y bombas nucleares.

Pronto, lo que empezó como una batalla para reunificar Corea amenazó con convertirse en una tercera guerra mundial nuclear.

Tres años después, el conflicto llegó a un callejón sin salida y, sin ningún acuerdo, lo único que quedaba en la región era una enorme destrucción.

"Hubo unos tres millones de coreanos muertos, 100.000 huérfanos, unos diez millones de desplazados y una completa devastación", le dice a la BBC Sue Terry, exanalista de la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés) de asuntos de Corea y profesora de la Universidad Nacional de Seúl.

"Pyongyang quedó totalmente destruido. Ni un solo edificio quedó en pie", agrega.

El 27 de julio de 1953, las dos partes deciden firmar un armisticio diseñado como medida temporal para asegurar el cese total de las hostilidades.

Hoy, 64 años después, ambos países siguen técnicamente en guerra.

Con las crecientes hostilidades en la región, y las tensiones entre el líder norcoreano, Kim Jong-un, y el presidente estadounidense, Donald Trump, algunos expertos creen que bastaría un error de cálculo para reanudar esta guerra.

"La zona desmilitarizada (que divide a ambas Coreas) es una de las áreas más fuertemente armadas del mundo", le dice a la BBC David Maxwell, coronel retirado del ejército de Estados Unidos y analista del Centro de Estudios para la Seguridad de la Universidad de Georgetown.

"El Norte tiene un ejército con 1,1 millones miembros en servicio activo y el 70% de las fuerzas están desplegadas entre Pyongyang y la zona desmilitarizada", explica Maxwell, quien ayudó a planear una respuesta estadounidense para una potencial segunda invasión de Corea del Norte al Sur.

El Ejército norcoreano, dice el experto, es enorme. "Tienen unos 6 millones de miembros en sus fuerzas de reserva".

"Creo que es el cuarto ejército más grande del mundo".

Error de cálculo

Maxwell considera que las recientes pruebas nucleares de Corea del Norte y sus lanzamientos de misiles incrementan cada vez más las probabilidades de un ataque preventivo de Estados Unidos.

"Si Kim Jong-un piensa que se está preparando uno de estos ataques en su contra, podría ordenar a sus comandantes que inicien una guerra".

"Los comandantes norcoreanos tendrían órdenes de desatar todo el fuego de su artillería y provocar el mayor daño y destrucción posibles en Corea del Sur".

"En las primeras horas habría cientos de miles de disparos de proyectiles y lanzamientos de misiles contra el Sur, principalmente dirigidos a Seúl", dice el experto.

Y sólo tomaría unos minutos para que esos proyectiles llegaran desde el norte hasta Seúl.

Con 25 millones de personas en la capital y el área metropolitana no sería una tarea fácil movilizar a los habitantes hacia áreas protegidas.

"Las proyecciones de víctimas al inicio del combate indican que podría haber 64.000 muertos sólo el primer día de una guerra", dice David Maxwell.

"El nivel de sufrimiento que esto provocaría es algo que no podemos imaginar", agrega.

El objetivo de Pyongyang, tal como hicieron en los 1950, sería movilizar sus fuerzas hacia el sur y obligar al gobierno en Seúl a firmar la paz y permitir la unificación de la península bajo control del Norte.

Ese fue su objetivo en 1950, cuando no esperaban que Estados Unidos acudiera a ayudar a Corea del Sur.

Esta vez, sin embargo, no hay duda de que Washington está totalmente dispuesto para intervenir de inmediato en el conflicto para apoyar a Seúl.

Los refuerzos

"Estados Unidos no permitiría en absoluto que los norcoreanos tomaran el control de Seúl", le dice a la BBC el profesor Bruce Bechtol, del Departamento de Estudios para la Seguridad y Justicia Criminal de la Universidad de Angelo State, en Texas, Estados Unidos.

"En la primera semana del conflicto nuestros pilotos no van a poder dormir mucho", afirma Bechtol, quien fue uno de los principales analistas de asuntos del noreste de Asia del Pentágono.

"Nuestra tarea inicial sería utilizar toda nuestra potencia aérea para impedir que (los norcoreanos) avancen, mientras esperamos que llegue el armamento pesado a la región".

Los aviones de combate, explica, se encargarían de bombardear a las fuerzas norcoreanas mientras se redoblan los refuerzos de la maquinaria militar estadounidense en la región.

Según Bechtol, en los primeros minutos del ataque norcoreano, se enviaría a la zona el vasto arsenal estadounidense que está diseminado por el mundo.

Desde Japón hasta Texas se enviarían barcos de guerra cargados con tanques, camiones, vehículos blindados, artillería pesada y todo el material de guerra que se necesitaría para la misión.

Reunir todo este equipo militar en la península coreana podría tomar hasta tres semanas, y ese sería un momento decisivo en el conflicto.

"Los norcoreanos sólo tienen entre dos y tres semanas de suministros, como municiones, alimento, combustible, etc., para librar una guerra", asegura Bechtol.

Así, explica el experto, el plan de guerra norcoreano debe ser cumplir todos sus objetivos en ese corto período de tiempo, porque después de eso se les acabaría el sustento, incluidos los alimentos para más de un millón de soldados norcoreanos.

Una vez que el arsenal estadounidense llegara a la región, su misión sería repeler a las fuerzas norcoreanas.
Esta no será una tarea fácil, dice Bruce Bechtol. El ejército norcoreano hoy en día es 11 veces más grande de lo que era durante la guerra de 1950.

Pero aún así, no existe ninguna duda de quién saldría victorioso.

Sin embargo, una vez que las unidades norcoreanas comenzaran a colapsar bajo el ataque de las fuerzas estadounidenses, las cosas podrían tornarse desastrosas. La guerra podría convertirse en un conflicto nuclear.

"Cuando Kim Jong-un y sus cerca de 5.000 allegados de la elite norcoreana que lo rodea se den cuenta de que tienen poco tiempo para salir del país, no tendrían ninguna razón para no usar misiles nucleares y eliminar a varios cientos de miles de estadounidenses".

"Y ese es el escenario más probable en el que usaría el tipo de misil que los norcoreanos probaron hace unas semanas", asegura el experto de la Universidad de Angelo State.

El uso de armas nucleares sería el comodín en esta guerra. Pero incluso si no se utilizan, una guerra convencional en esta región no tendría precedentes.

Y veríamos una enorme pérdida de vidas.

"Te voy a dar las cifras probables: entre 300.000 y 400.000 muertos en la primera semana, tanto civiles como militares", dice Bruce Bechtol.

"Y quizás unos 2 millones de muertos después de tres semanas".
Pero este no sería el final. Porque en un escenario semejante, no se le permitiría al régimen norcoreano continuar y, a diferencia de la primera guerra, en este conflicto se buscaría la reunificación de la península.

La transición

Pero el período más complejo y caótico en este conflicto, afirma Balbina Hwang, profesora de política y economía asiática de la Universidad de Georgetown, sería la etapa de transición.

"Y no podemos saber si Corea del Sur, por sí misma, podría ser capaz de manejarla", afirma la experta, que trabajó en el Departamento de Estado estadounidense y ha estado analizando las consecuencias inmediatas de una guerra.

"Estamos hablando de entre 60 y 70 millones de personas que intentarían movilizarse. Recordemos que la mitad de los 50 millones de surcoreanos viven actualmente en Seúl y su áreas metropolitana".

"El instinto humano es huir de los bombardeos y los proyectiles. Y a eso hay que añadir los cerca de 20 millones de norcoreanos que supuestamente serían 'liberados' y que también estarían desplazándose hacia el sur".

"Entre ellos habrá gente desesperada, hambrienta y aquéllos que han sido entrenados para combatir y que estarán dispuestos a cualquier forma a sobrevivir".

Por supuesto que, como se vio tras la guerra de 1950, ambas Coreas fueron reconstruidas. Y Corea del Norte, bajo el régimen más hermético del mundo, ha logrado sobrevivir.

Balbina Hwang cree que, a largo plazo, sería posible que ambos países lograran la reunificación. Lo que es más preocupante, dice, son los efectos a corto plazo.

"El niño promedio surcoreano de 5 años es 9 cm más alto que el niño promedio norcoreano de 5 años", afirma la experta.

"No hay duda de que habría enormes diferencias: los norcoreanos son más bajos, más delgados, pero lo que es más importante, es que la malnutrición afecta el desarrollo, tanto físico como mental y emocional".

"Así que no sólo estamos hablando de medidas, estamos hablando de 20 millones de personas que durante 70 años no han logrado desarrollarse tanto como sus vecinos del sur".

Y la experta concluye: "Esto tendría inmensas consecuencias en el momento de tratar de reunificar a estos dos pueblos que alguna vez fueron una sola cultura y una sola sociedad".

Este escenario, por supuesto, no incluye la posibilidad de que China o Rusia, decidieran intervenir en esta guerra.

De manera que, ante la pregunta de cómo sería una nueva guerra en la península coreana, sólo una cosa es cierta: sería espeluznante.

Fuente: bbc.com
junio 21, 2016

Los gays sí pueden cambiar, revela estudio

Un importante estudio de siete años publicado en una revista secular está desafiando a que los gays y las lesbianas si pueden cambiar su orientación sexual.

La investigación la realizó Exodus International, un ministerio cristiano dedicado exclusivamente a llegar a los homosexuales. Los resultados parciales del estudio fueron publicados en el 2007 y el 2009, pero ahora se publican en una revista secular llamada: “Journal of Sex and Marital Therapy, Volumen 37.

“Los resultados que mostramos en nuestro estudio sugieren que el cambio no es definitivamente imposible, y probablemente no es raro, tampoco,” dijo el co autor Stanton L. Jones, un psicólogo del Wheaton College.

“Eso no quiere decir que el cambio es fácil. Pensamos que estos resultados deben ser tomados en cuenta como una forma de respetar la libertad religiosa de los individuos”.

Los críticos todavía descartan el estudio, porque simplemente es una investigación que no posee una muestra suficientemente grande, pero “presenta un reto importante para la opinión reinante en esta materia, teniendo en cuenta especialmente que las principales organizaciones de salud mental dicen con voz alternativa que el cambio de la orientación sexual es imposible o que el cambio en la orientación sexual es muy poco probable”, resaltó Jones.

El resultado del estudio fue 53% positivo

El proceso se realizó a 98 personas, de los cuales 72 son hombres y 26 mujeres, que deseaban salir de la homosexualidad a través de una evaluación de Exodus International, el 53% tuvieron resultados positivos.

La investigación destaca que el 23% de los sujetos tuvieron éxito en la transformación a la orientación heterosexual, mientras que un 30% mostró un comportamiento estable aunque en el fondo sentían confusión sexual y el resto renunció a los procesos de cambio, aceptando plenamente la identidad gay.

Sin embargo, un comunicado en la página web de la American Psychological Association (APA), dice que la promoción de la terapia de cambio “contribuye a un clima negativo para las personas lesbianas, gays, y bisexuales”.

“Todas las principales organizaciones nacionales de salud mental, han expresado oficialmente las preocupaciones acerca de las terapias que buscan modificar la orientación sexual”, dice la declaración de la APA. “Hasta la fecha, no ha habido suficiente investigación científica para demostrar que la terapia dirigida a cambiar la orientación sexual… es segura o efectiva”.

“El cambio de actitudes sobre el tema no es fácil”, dijo Jones. “Las historias sobre gente gay que intentó, pero no cambió tienden a obtener más atención por parte los medios de comunicación”, dijo.

El tema se politizó cuando el Fiscal General, Eric Holder, anunció en febrero que el Departamento de Justicia ya no defendería la Ley de Defensa del Matrimonio”, según Holder hay “un creciente consenso científico, respecto a la orientación sexual, la cual es una característica inmutable”. Sin embargo el estudio de Jones y el coautor Mark A. Yarhouse, de la Universidad Regent, desafían directamente ese argumento.

Fuente: escapaportuvida.net