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octubre 19, 2016

Código secreto de la Biblia revela algo sorprendente para diciembre de este año

El rabino israelí Matitiahu Glazerson logró descifrar un mensaje oculto en el libro de Génesis y lo que encontró, ha sorprendido a más de uno.

La espera del pueblo judío llegaría a su fin en diciembre del este año. Si los cálculos del rabino israelí Matitiahu Glazerson no se equivocan, algo sorprendente ocurriría este diciembre.

De acuerdo a Matitiahu Glazerson, experto en los Códigos de la Biblia, para finales de este años, estaría programado la llegada del Mesías.

Él ha contado que el libro sagrado de la Biblia tiene varios mensajes ocultos y uno de ellos se encuentra en el libro de Génesis 49:1, en el que Jacob habla de los últimos momentos de su vida.

“Como ya se encuentra en su lecho de muerte, Jacob reúne a sus hijos en torno a su cama con el fin de compartir con ellos lo que sabe sobre el fin de los días: ‘Venid aquí, juntaos, y os diré lo que os ha de acontecer en los días venideros’”, cita el experto.

Para hacer un calculo correcto, el experto en los Códigos de la Biblia, Matitiahu Glazerson, tuvo que recurrir a la gematría, dado que cada letra ebria tiene un valor numérico.

De esta manera, descifró el significado del párrafo anterior, en el que descubrió claves que pueden identificarse con el año 5776 del calendario judío.

“La venida del Mesías se producirá en el año 5776. Si todas las fechas que se han descifrado son correctas, Jesús volverá a la Tierra el día 23 de diciembre del año 2016 de nuestro calendario”, concluyó.

Fuente: ojo.pe
febrero 02, 2016

Cerca de descifrar un antiguo misterio inca

En un cañón seco, cubierto con ruinas de una ciudad muerta tiempo atrás, los arqueólogos han hecho un descubrimiento que esperan ayudará a develar uno de los misterios del antiguo Perú: cómo interpretar los registros que llevaban los incas en cuerdas anudadas, conocidas como quipus.

FIBRAS Y NUDOS. Patricia Landa exhibe los quipus hallados en Incahuasi.
William Neuman / The New York Times

En el sitio llamado Incahuasi, a unos 160 kilómetros al sur de Lima, por primera vez los excavadores han encontrado varios quipus en un almacén de productos agrícolas. Parece ser que allí se habrían utilizado como libros de contabilidad para registrar la cantidad de maní, ají, frijoles, maíz y otros artículos que entraban y salían.
En algunos casos, los quipus -los primeros se encontraron en el sitio en 2013- estaban enterrados bajo los restos de productos orgánicos de siglos de antigüedad, que se preservaron gracias a lo extremadamente seco del desierto.
Fue un descubrimiento de gran éxito porque los arqueólogos antes habían encontrado quipus sólo en tumbas, ya que era frecuente que los enterraran con los escribas que crearon y usaron el instrumento. Muchos otros pertenecen a coleccionistas o a museos y carecen de la información de procedencia.
Lo básico
 Los quipus están hechos de una serie de cordones de algodón o lana que cuelgan de una cuerda principal. Cada uno puede tener varios nudos, cuyo tipo y ubicación transmiten un significado. Es posible que el color de los cordones usados para hacer la cuerda, y la forma en que están trenzados, sean parte del sistema de transmisión de información del quipus.
Los investigadores han tenido un conocimiento básico desde hace mucho tiempo del sistema de los quipus, en el que los nudos representan números, y la relación entre ellos y los cordones puede representar operaciones matemáticas, como sumas y restas.
Pero los investigadores no han podido identificar el significado de los indicadores no numéricos en los quipus y, como resultado, no pueden interpretar ninguna palabra o frase que no sea matemática.
“Podemos examinar cómo difieren los quipus del ají de los quipus del maní y de los quipus del maíz en términos del color y otras características; y podemos acumular una especie de vocabulario de signos de cómo querían decir esto o lo otro en su mundo”, explicó Gary Urton, experto que estudia el nuevo tesoro con Alejandro Chu, el arqueólogo que dirigió la excavación.
“No es la gran Piedra Rosetta, pero es un nuevo cuerpo de datos importante con el que trabajar. Es muy emocionante”, agregó.
La disculpa
Por ahora, los 29 quipus de Incahuasi, cuya antigüedad es de unos 500 años, están guardados en una modesta casa de ladrillo en un barrio residencial de Lima, junto con algunos objetos de otras excavaciones, incluidas dos momias (de un niño y un perro), bolsas con huesos humanos, docenas de textiles frágiles enrollados entre capas de papel, y ollas reconstruidas a partir de fragmentos.
La casa pertenece a Patricia Landa, una conservadora arqueológica que también tiene una colección de gatos y perros, incluidos tres perros peruanos sin pelo, del tipo que alguna vez criaron los incas para comerlos.
Es Landa quien toma los quipus de Incahuasi, algunos de los cuales se encontraron muy bien enrollados y otros en un montón enmarañado y revuelto; los limpia y desenreda con esmero, y los prepara para que los descifren.
“Tienes una relación muy especial con el material”, dijo Landa de 59 años. “Yo les hablo. Les digo: ‘discúlpen por perturbar su descanso, pero nos están ayudando a entender a sus antepasados’”.
Incahuasi, que significa “casa del emperador inca”, fue una ciudad que se utilizó como base de operaciones de la invasión inca de la costa sur de Perú a finales del siglo XV y principios del XVI, después de lo cual se convirtió en un próspero centro administrativo, según el arqueólogo Chu. Estaba ubicada en las áridas colinas, arriba de un verde valle del río Cañete. “Seguramente había mucho movimiento, con caravanas de llamas que traían los productos agrícolas”, dijo.
Acaso el almacén donde se encontraron los quipus se utilizara para guardar alimentos para la gran cantidad de tropas que se desplazaron para la invasión.
Los incas, altamente organizados y gobernantes de una vasta zona, habrían usado los quipus para llevar el registro de las provisiones y es probable que se mandaran copias de las cuerdas a un centro administrativo, como Cusco, la capital inca. En Incahuasi se han encontrado lo que son, esencialmente, duplicados de conjuntos de quipus amarrados juntos, lo que los investigadores creen que podría haberse hecho cuando se contaban dos veces algunos productos.
A uno de los quipus encontrados en el sitio le habían desatado los nudos, lo que sugiere que los contadores habían “borrado” la información almacenada para que pudiera reutilizarse, notó Landa.
Los datos
Al parecer, los quipus de Incahuasi son todos para contar frijoles. Sin embargo, documentos coloniales indican que los quipus tuvieron muchos usos, tanto en el periodo prehispánico como en la colonia, que iban más allá de la contabilidad e incluían registros calendarios y relatos históricos.
Documentos coloniales muestran que, en algunos casos, como en disputas por la tierra, los litigantes indígenas leían los quipus y un secretario del juzgado metía la información en actas del juicio.
Urton ha creado una base de datos de todos los quipus conocidos, unos 870, con información detallada de dos tercios de ellos, en la que se registra configuración, colores, valores numéricos y otros datos.
Debido a que los quipus de Incahuasi parecen ser inventarios simples de productos agrícolas, podría ser más fácil descifrarlos que los más complejos que registran información histórica, comentó Chu.
Y un adelanto en el descifre de los quipus de Incahuasi podría ser el primer paso para leer versiones más complejas.
Urton notó que la diferencia entre los quipus de contabilidad en Incahuasi y otros más complejos es la diferencia entre un formato para declarar impuestos y una novela. Sin embargo, también podrían tener similitudes claves: “en ambos se usa el mismo lenguaje, en ambos se usan los mismos números cuando se usan números, y están en el mismo sistema de escritura”.
Se detuvieron las excavaciones en Incahuasi por falta de financiamiento. Todavía se tiene que excavar gran parte del vasto complejo de almacenamiento, y Chu espera que haya más quipus ahí.

Fuente:  William Neuman / The New York Times