Tracy Jolliffe
enero 19, 2017
Tracy Jolliffe disfruta regalando partes de su cuerpo a extraños que las necesitan
La británica Tracy Jolliffe disfruta regalando partes de su cuerpo a extraños que las necesitan.
A sus 50 años se jacta de haber donado ya un riñón, 16 óvulos y unos 45 litros de sangre. Pero además, planea donarle parte de su hígado a algún desconocido y dejar su cerebro al morir para la investigación científica.
"Si tuviera otro riñón de sobra para dar lo volvería a hacer", le dijo a la BBC.
Tracy es lo que se conoce como una "donante altruista": una persona dispuesta a regalar un órgano para salvar potencialmente la vida de un perfecto desconocido.
Su vida ha girado desde siempre alrededor de la salud: es microbióloga de profesión e hija de enfermeros.
"Cuando tenía 18 años me registré como donante de sangre y como donante de médula ósea", dice orgullosa.
Y durante las siguientes tres décadas continuó expandiendo su generosidad.
A sus 50 años se jacta de haber donado ya un riñón, 16 óvulos y unos 45 litros de sangre. Pero además, planea donarle parte de su hígado a algún desconocido y dejar su cerebro al morir para la investigación científica.
"Si tuviera otro riñón de sobra para dar lo volvería a hacer", le dijo a la BBC.
Tracy es lo que se conoce como una "donante altruista": una persona dispuesta a regalar un órgano para salvar potencialmente la vida de un perfecto desconocido.
Su vida ha girado desde siempre alrededor de la salud: es microbióloga de profesión e hija de enfermeros.
"Cuando tenía 18 años me registré como donante de sangre y como donante de médula ósea", dice orgullosa.
Y durante las siguientes tres décadas continuó expandiendo su generosidad.
"Vivir sin un hígado"
Desde hace cinco años Tracy ha vivido con un solo riñón.
Tenía 45 cuando en 2012 se sometió a una operación quirúrgica para donar el órgano sin conocer la identidad del receptor, a quien presumiblemente le salvó la vida.
En Reino Unido el 60% de los receptores de trasplante de riñón tiene una esperanza de vida de unos 15 años. La lista de espera media para recibir un órgano es de 3 a 4 años.
"Todos los días al levantarme me recuerdo a mi misma lo que hice", dice orgullosa de su decisión.
Otras 100 personas hicieron lo mismo que ella ese año en Reino Unido. La organización caritativa Give a kidney (Dona un riñón), anima a más gente a seguir sus pasos.
Pero esa no es una decisión que se tome de la noche a la mañana. La donación de un riñón es un proceso en el que tienes que estar muy involucrado.
Sólo las pruebas de idoneidad tardan tres meses en completarse. Y en el camino hacia el trasplante hay muchos exámenes que incluyen rayos X, pruebas de corazón, de sangre y del funcionamiento de los riñones.
"No es recomendable si le tenés miedo a las agujas", bromea.
Afortunadamente, los riesgos asociados a la donación de riñones son relativamente bajos para quienes se consideran lo suficientemente sanos como para seguir adelante con el proceso.
La tasa de mortalidad en Reino Unido es de 1 por cada 3.000 casos, aproximadamente la misma que para una extirpación de apéndice.
Tracy le contó a la BBC que estuvo en el hospital cinco días después de la operación pero que tardó unas seis semanas en "volver a la normalidad".
3 familias nuevas
Gracias a los 16 óvulos que Tracy donó, tres parejas pudieron tener niños.
Esa, según le dijo a la BBC, sí fue una decisión fácil.
"Yo no tengo deseo de tener hijos, así que pensé. Estoy sana, ¿por qué no?", cuenta.
Pero ahí no queda la cosa. En su lista de futuros proyectos está donar parte de su hígado, de nuevo, a alguien que no conoce.
Desde los 18 años Tracy calcula que ha donado unos 45 litros de sangre.
Pero esa "es una operación mucho más arriesgada que la de donación de riñón", dice.
En Reino Unido el índice de muerte para quienes donan el lóbulo derecho del hígado es de 1 de cada 200. Para el izquierdo es de 1 de cada 500.
Pero muchos donantes disfrutan de una vida larga y saludable ya que ese órgano "tiene una capacidad increíble de regeneración", le dijo a la BBC.
Cuando los cirujanos extraen una parte del hígado del donante, en cuestión de días la parte que queda en el donante vuelve a crecer hasta su tamaño original, en un proceso conocido como hipertrofia, que continúa hasta las ocho semanas, aproximadamente.
Y también el cerebro, cuando ya no lo necesite
El tejido cerebral es un recurso muy valioso para la investigación médica.
Con tanta generosidad en vida no sorprenderá que Tracy quiera seguir donando órganos una vez que muera.
"Ya me registré para donar mi cerebro a la ciencia cuando me vaya", comenta.
Las operaciones de donación de cerebro se suelen hacer antes de transcurridas 24 horas después de la muerte. El propósito es poner ese órgano al servicio de investigaciones médicas de enfermedades como la demencia, por ejemplo.
La motivación que lleva a Tracy a donar "en serie" es muy sencilla.
"Creo que es parte de mi naturaleza, mi oportunidad de hacer algo bueno", dice.
Pero la diferencia que este tipo de decisiones puede tener para los demás es gigantesca.
Fuente: lanacion.com.ar