Radio Milagro

Laura Marrone, de la Izquierda Socialista, llegó a la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires a fines de 2016 en reemplazo de Patricio del Corro (PTS) por el acuerdo de bancas rotativas del Frente de Izquierda (FIT) y desde un primer momento dejó en claro cómo se iba a desempeñar: cuando juró, lo hizo "por los 30.000 desaparecidos, por mis compañeros del PST, las luchas de las mujeres y de los trabajadores, por una Argentina y un mundo socialista".

La semana pasada, en diálogo con Radio Jai, la legisladora realizó declaraciones en contra del Estado de Israel. Dijo que es "un Estado teocrático al estilo del ISIS en la zona de Oriente Medio" y que "no es la representación del pueblo judío".

Pero no solo eso: también convocó a una "marcha anti-israelí"bajo las consignas: "Por el derecho a la vida libre, justa y digna" y "Viva Palestina libre".

Lo llamativo es que las personas para las que Marrone pide justicia son acusadas por asesinato. Por ejemplo, el caso de Marwan Barghouthi, preso imputado por matar a cinco personas en un ataque al restaurante Seafood Market de Tel Aviv el 5 de marzo de 2002. El tribunal también lo consideró moralmente responsable de muchos otros ataques terroristas en los que fueron asesinados israelíes.

La Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) repudió las declaraciones de Marrone: "Comparan a una organización terrorista con un Estado democrático, y al tratarse de una parlamentaria que fue electa para representar a todos los ciudadanos de Buenos Aires –una ciudad que se caracteriza por su multiculturalismo– obligó a que se manifestaran en su contra".

Asimismo, la entidad adelantó que "denunciará toda expresión que atente contra la construcción de una sociedad democrática y brega por el tendido de puentes entre todos los sectores de la ciudad de Buenos Aires y de la República Argentina".

Laura Marrone, 62 años, licenciada en Ciencias de la Educación, fue presa política durante la dictadura de 1976 y durante su exilio integró el sindicato metalúrgico de Comisiones Obreras en España. También en la década del 70, impulsó la formación del frente docente Ctera. Luego, en 1988, fue dirigente del "maestrazo", la gran huelga docente contra el gobierno de Raúl Alfonsín.

A pesar de esto, la diputada porteña nunca alzó la voz por los más de 500.000 muertos y 3 millones de desplazados por la dictadura siria y mantiene silencio sobre los hechos de violencia que suceden en Venezuela, donde el régimen de Nicolás Maduro reprime, encarcela y asesina a civiles inocentes que solicitan "una vida libre, justa y digna" en el marco de un verdadero Estado de derecho.

Fuente: Infobae

  ''Reclamamos la disolución del Estado de Israel''

Laura Marrone, legisladora de la Ciudad de Buenos Aires por la Izquierda Socialista, volvió a la carga y llamó a la "disolución del Estado de Israel". Hace algunas semanas, la funcionaria comparó al Estado judío con El Isis.

Nota relacionada: ''El Sionismo es hoy un Estado teocrático al estilo del que quiere imponer ISIS en la zona de Medio Oriente''

"Denunciamos el genocidio perpetrado por Israel en la guerra de los seis dias", manifestó Marrone, quien anunció que su partido se "solidariza con el pueblo palestino".

"Reclamamos la disolución del Estado de Israel y la conformación de un Estado único laico", manifestó Marrone, tras sacar una bandera palestina en la legislatura porteña.

Fuente: Iton Gadol

Jacqueline Montero sufrió abuso sexual, maltrato y pobreza, sin embargo, decidió cambiar su vida y estudiar para ayudarse a ella y a otros.

Fue violada de niña, maltratada por su marido y ejerció la prostitución. Pero cuando Jacqueline Montero asuma como diputada en agosto, las trabajadoras sexuales tendrán una voz única en la legislatura, de una mujer que conoce de primera mano sus penurias y que está dispuesta a impulsar leyes llamadas a causar revuelo en esta nación mayormente conservadora.

Montero, de 46 años, se crio en la casa de una cuñada de su madre y fue violada numerosas veces de niña por un familiar. Se casó a los 16 años con un hombre que la golpeaba y terminó haciéndose prostituta.

Sé lo duro que es tener que salir (a buscarse la vida) porque tu familia no tiene comida; cuando una no tiene ni qué comer, una sale con el primero (hombre) que aparezca", dijo Montero

Desde la oficina de una organización de asistencia a prostitutas que encabeza, amueblada con lo básico y en cuyas paredes exhibe los diplomas que obtuvo tras dejar la prostitución y certificados de diferentes conferencias internacionales sobre trabajadoras sexuales a las que ha asistido, comparte que fue en 1998 decidió estudiar enfermería, mientras seguía ejerciendo la prostitución y comenzó a involucrarse en el activismo social al trabajar como pasante a una clínica que atendía principalmente a trabajadores sexuales y a población con VIH.

Jacqueline relata que debido a la violencia que sufrió por parte de un cliente, decidió que era momento de abandonar la prostitución, esto después de casi una década de servir a dicho oficio.

Montero tocó fondo y decidió cambiar su vida cuando recibió una paliza de un cliente que se negaba a usar condón y de un accidente vial que la dejó postrada en cama ocho meses. Profundamente religiosa, más adelante estudió la licenciatura en teología en la Universidad Cristiana, en donde se graduó en 2014.

Hoy es madre de 15 hijos, incluidos tres biológicos, dos de ellos de un cliente, y 12 adoptados cuyas madres biológicas son trabajadoras sexuales que pretendían abortarlos.

Ahora, después de una década de activismo y de haber sido regidora (concejal) en Haina desde 2010, espera aprovechar sus experiencias para mejorar la situación de las trabajadoras sexuales desde el Congreso.

Montero, quien alcanzó la diputación por la provincia San Cristóbal como candidata del Partido Revolucionario Moderno, convertido tras los comicios de mayo pasado en la segunda fuerza política del país, trabaja en la actualidad en dos proyectos de ley para promover los derechos de las prostitutas y para crear oportunidades laborares a las mujeres jóvenes a fin de evitar que se involucren en el trabajo sexual, o para que quienes ya lo ejercen, puedan dejarlo con la garantía de tener una posibilidad de empleo.

Quiero que las compañeras (trabajadoras sexuales) tengan seguridad social, seguro médico" y sean beneficiarias de los programas gubernamentales de subsidios, narró compartir uno de los proyectos en los que trabaja.

Fuente: presencia.mx