Señor
octubre 12, 2017
Cómo disciplinar a tus hijos según la Biblia
Las Santas Escrituras exponen claramente el papel de los padres con respecto a la disciplina. Por ejemplo, Efesios 6:4 exhorta a los padres: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Según este versículo, la responsabilidad principal en el cuidado de los hijos es de los padres, siendo esencial la presencia y la corrección de ambos.
En la Biblia, la disciplina se relaciona estrechamente por un lado con la educación, la instrucción y el conocimiento, y por el otro, con la censura, la corrección y el castigo. La aplicación natural del término es en el ámbito de la educación de los hijos. Por lo tanto, disciplinar es mucho más que reprender; abarca toda la formación que los hijos precisan para desarrollarse. Para que la disciplina sea perfecta, debe ser siempre con “amor”. No debe corregir a sus hijos con enojo o ira, sino debe hacerlo con amor para que de buenos resultados.
Dedicar tiempos a nuestros hijos es fundamental. Con respecto a la palabra de Dios, veamos Deuteronomio 6:7 les dice a los padres: “y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”. Los niños tienen la necesidad de sentir que sus padres se preocupan de verdad por ellos. Si mantiene conversaciones relajadas con ellos todos los días, podrá comprender sus sentimientos e inculcarles más fácilmente los principios bíblicos en su corazón, lo que los impulsará a ‘temer al Dios verdadero y guardar sus mandamientos’ (Eclesiastés 12:13). Todo esto forma parte de la disciplina diaria que a Dios le agrada.
La disciplina es una de las herramientas que tiene los padres para la “edificación” de una base sólida en la fe en Jesus. Cuando los padres ejercitan la disciplinan lograrán edificar a sus hijos como agrada a Dios y los preparán para afrontar las dificultades de la vida conforme a la biblia y sus principios.
Proverbios 23:24,25 nos muestra con claridad el verdadero camino: “Compra la verdad, y no la vendas; La sabiduría, la enseñanza y la inteligencia. Mucho se alegrará el padre del justo, Y el que engendra sabio se gozará con él.”
Que nuestra guía diaria sea la oración a Dios y su palabra, para enseñarle el camino correcto a nuestros hijos.
Fuente: Reflexiones Cristianas