Miles de cristianos salieron a las calles para clamar a Dios por justicia, paz y democracia

El pasado sábado 16 de agosto, miles de cristianos tomaron las calles de más de 50 ciudades en Honduras con un solo propósito: orar por la democracia, la paz y la unidad nacional.
Convocada conjuntamente por la Confraternidad Evangélica y la Conferencia Episcopal, la caminata fue un hecho histórico de fe, esperanza y clamor público a Dios en tiempos de crisis.
Evangélicos y católicos se unieron pese a sus diferencias, mostrando una nación deseosa de justicia y nuevas oportunidades frente al desempleo, la inseguridad y la polarización política que afectan a Honduras.
En ciudades como Tegucigalpa, San Pedro Sula y Danlí, miles marcharon pacíficamente ondeando solo la bandera nacional y llevando carteles con mensajes bíblicos, evitando símbolos y presencia política.
Los líderes espirituales, como el pastor Gerardo Irías y el arzobispo José Vicente Nácher, invitaron a la población a dejar de lado el proselitismo: “No es una marcha política, sino una jornada de oración. Sí hay alguien que puede traer una solución al país es Cristo”, declaró Mario Banegas, presidente de la Asociación de Pastores Evangélicos.
El evento no estuvo exento de críticas y amenazas, especialmente de algunos sectores políticos y hasta del llamado “Movimiento Popular Hondureño”, que difundió mensajes en contra de la marcha y amenazas personales a líderes evangélicos. A pesar de ello, la respuesta ciudadana fue masiva y emotiva, respaldada incluso por hondureños en el extranjero.
Durante el recorrido, los cristianos entonaron alabanzas e invocaron textos como 2 Crónicas 7:14: “Si mi pueblo se humilla, ora y busca mi rostro… sanaré su tierra”. Oraron de rodillas por unidad, perdón y restauración nacional.
Este acto público de fe llega en un contexto donde la persecución religiosa ha aumentado, con al menos 22 cristianos asesinados y muchos amenazados entre enero 2023 y septiembre 2024, especialmente en zonas controladas por pandillas y el crimen organizado.
Confiamos en que solo Dios puede transformar corazones, traer verdadera reconciliación social y edificar una nación justa para todos. Frente a la incertidumbre, la esperanza en Cristo se transforma en una oración perseverante que clama la bendición y la paz de Dios para Honduras.
Fuente: bibliatodo.com


