Solo éxitos cristianos anunciando la venida de Jesucristo

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septiembre 20, 2020

¿‘Yo te bendigo’ o ‘Dios te bendiga’?

En los últimos años, amplios sectores de la comunidad evangélica vive pasando de una novedad sensacional a la siguiente, como un borracho que anda a caballo, al decir de Martín Lutero. Entre esas modas recientes está la costumbre de decir "Yo te bendigo" en vez del tradicional "Dios te bendiga".

Aunque eso ya es muy común, y no dudo de la sinceridad y buena voluntad de las personas que me lo dicen, tengo que confesar que me entran dudas cada vez que alguien proclama esa solemne bendición sobre mi existencia. Me pregunto exactamente qué puede significar, o qué estará pensando esa persona. ¿Será simplemente una versión evangélica de "Buena Suerte"? Para ser sincero, esa invocación solemne no parece haber traído ningún beneficio concreto en mi vida (que de por sí es maravillosamente bendecida por Dios).

Me cuesta tomar con seriedad una bendición puramente verbal y formal, por un desconocido o una desconocida que pronto se olvidará de mí y desaparecerá de mi vida, como yo de la vida suya.

Me confunde aún más el otro lado de este nuevo fenómeno, y es que el flamante "Yo te bendigo en el nombre del Señor" ha desplazado casi totalmente la invocación de la bendición divina. Ya se oye muy poco "Dios te bendiga", y algunos hasta lo entienden como una falta de fe, una timidez en asumir la autoridad que Dios ha puesto en las manos nuestras y por ende ya no en las manos de él.

Parece que esta "renovación" nace de una enseñanza que nos trajo el famoso pastor coreano, Yonggi Cho. Yo mismo escuché su sermón en Costa Rica cuando nos explicó que si Cristo nos ha entregado las llaves del cielo a nosotros, entonces ya no las tiene él. ¿Podría haber algo más obvio que eso? Después de su sermón, el reverendo asiático dividió a todos los presentes según las provincias del país para ejercer el poder de las llaves sobre sus respectivos territorios y proclamar bendición sobre sus provincias. Después, unos pastores alquilaron una avioneta para echar aceite, en el nombre del Señor, sobre las ciudades y campos, montañas y valles, de todo el país. La fuerza mística de la "bendición" taumatúrgica, reforzada por la fuerza mística del aceite bendecido, debía asegurar avivamiento en nuestra patria y una notable transformación.

De hecho Costa Rica cambió mucho después, pero de mal en peor en pésimo. Y aunque la nueva doctrina de Yonggi Cho es lógicamente irrefutable, no es bíblica y de hecho es peligrosa para la iglesia. Lo que Cristo comparte con nosotros, no lo pierde él. El sigue siendo Señor de la iglesia y de la historia; las llaves todavía están en sus manos. Inferencias doctrinales, aun cuando son lógicamente válidas, pueden llevarnos a herejías. Muchas enseñanzas de los Testigos de Jehová y los Mormones son rigurosamente lógicas, pero gravísimos errores doctrinales. Como escribí en un artículo anterior, sobre el púlpito evangélico, "los heréticos son muy lógicos, pero nada bíblicos. No toda inferencia lógica del texto es fiel al sentido de él y al mensaje que el Espíritu Santo inspiró".

A menudo me pregunto, "¿En qué cree este hermano que él (o ella) me puede bendecir? ¿Qué autoridad cree tener para declararme bendecido?". Creo que no exagero al ver aquí un vestigio del catolicismo tradicional, entre las muchas cosas poco bíblicas del catolicismo que los evangélicos hoy vamos incorporando en nuestra práctica religiosa en vez de otras cosas buenas de ellos. Cuando alguien me pronuncia una bendición de ésas, me digo, "Sólo falta que me bendijera el santo padre en Roma". ¿Pero creemos los evangélicos en la fuerza espiritual de "una bendición papal"? Personalmente, y con todo respeto, no creo que el Papa ni nadie más me puede declarar bendecido; eso sólo Dios puede hacer. Lo que pasa es que entre los evangélicos, no creemos en el Papa pero muchos queremos ser pequeños "papitos" y repartir bendiciones papales.

Me parece que el fenómeno bajo consideración es síntoma de un problema más general. El "cristianismo lite" de nuestra época ha acentuado al extremo el individualismo, y en muchos casos el egoísmo, que son típicos de nuestra sociedad moderna. Contra las palabras de Jesús, vamos a la iglesia para lo que nos puede servir a nosotros. Para parafrasear una consigna de John F. Kennedy, "No preguntes lo que la iglesia puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer para el reino de Dios". Hoy los líderes de la iglesia se aferran a sus títulos, y en muchos casos lucran con el evangelio. A menudo hay un culto a la personalidad del líder y admiramos más al ser humano por quien Dios actúa que a Dios mismo. Y en la mayoría de estos casos, son los mismos apóstoles, profetas, evangelistas, sanadores y conferencistas que cultivan celosamente este culto a su propia personalidad.

En esa subcultura individualista los creyentes comunes y corrientes merecen también su cuota de auto-gratificación numinosa, su propia tajada de poder espiritual. No quiero juzgar mal, pero sospecho que el poder pronunciar bendiciones bajo su propia autoridad, con un "Yo te bendigo", da cierta satisfacción personal a estos hermanos y hermanas "bendecidores", que un humilde "Dios te bendiga" no ofrecería. Aunque no sean apóstoles ni profetas, ni predican ni cantan ni curan, por lo menos pueden andar repartiendo solemnes bendiciones a diestra y siniestra..

El culto a la personalidad, esta religión de gratificación egoísta que permea nuestra comunidad evangélica hoy, es muy cuestionable bíblicamente. En el Nuevo Testamento, por ejemplo, un "don de sanidad" es el acto de Dios de dar salud a un enfermo, no alguna fuerza supernatural de curación que poseyera algún ser humano. Hoy día, si Dios en su gracia sana a un enfermo, mañana el milagro aparece en televisión y el sanador es famoso. Parecido pasa con evangelistas, conferencistas y salmistas. La gloria y la honra van al agente humano y no al Actor divino que sanó y que bendijo. Me parece que algo parecido pasa con la nueva moda de "Yo te bendigo, hermano".

Es muy aleccionador el ejemplo de Pedro y Juan en los Hechos 4. Después de la curación del cojo, con el hombre sanado agarrado de sus brazos, los apóstoles rechazan todo mérito por lo que había ocurrido. "Varones israelitas, ¿por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?" (Hch 3:12). ¡No dirigen sus miradas hacia nosotros, decían Pedro y Juan; queremos desaparecer para que sólo se contemple el rostro de Cristo! Hoy día parece lo contrario, que algunos sanadores dicen en efecto, "Miren estas manos; estas manos tienen poder para sanar".

En otro sentido, es cierto que todos debemos ser de bendición unos a otros. En su sentido bíblico, "bendición" significa vida, salud, bienestar (Dt 30:19-20). Las lluvias y los pozos, los buenos partos y buena lactancia (Gén 49:25) son bendiciones que sólo Dios puede dar, pero nosotros podemos colaborar con Dios en realizarlas. Dios prometió bendecir a Abraham para que él fuera de bendición a todas las familias de la tierra. Esa promesa introduce el tema central del libro de Génesis: ¿cómo ser de bendición a los demás? Abraham bendijo a Lot, y hasta a los reyes de Sodoma y Gomorra, no por pronunciar fórmulas sobre ellos sino por defender su bienestar integral. Igual con Isaac, Jacob y especialmente José. José cumplió a cabalidad la promesa a Abraham, reorganizando la economía de Egipto para defender la vida, no sólo de Egipto ni sólo de los hebreos, sino de todas las naciones vecinas.

Amado hermano, amada hermana, si quieres bendecir al pobre, dale algo que le puede ayudar en su necesidad. Si quieres bendecir al enfermo, no añada a su sufrimiento con frases piadosas o fórmulas vacías, sino tomarle la mano y orar por su salud, su paz y su bienestar integral. Si quieres bendecir a un matrimonio en crisis, o con hijos drogadictos, acompáñalos en su dolor y lucha y busca maneras de ayudarlos. Si quieres bendecirme a mí, regálame tu sonrisa cálida y tu amor sincero, y ora por mí con un buen "Dios te bendiga, amado hermano".

¡Eso sí es una excelente manera de bendecirnos unos a otros!

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Bene studere - ¿‘Yo te bendigo’ o ‘Dios te bendiga’?

abril 17, 2016

“VOLVER A EMPEZAR”


He pasado muchos días fallándote…

Llegando a sentir que no me podrías perdonar…

Pero estoy aquí, Señor, confesándote…

De mi necesidad de Ti para poder caminar…

Y es que sigo con sinceridad amándote…

Por eso quiero volver a empezar…

..

Volver a empezar… y ser capaz de soñar…

Junto a ti por siempre estar…

Volver a empezar… y para siempre cantar…

Mi vida entera yo te quiero entregar…

..

Quiero mañana al despertar volver a sonreír…

Recordando todo lo que eres capaz de dar…

Y aferrado a tu gracia poder vivir…

Luchando día a día para tu corazón alegrar…

Desde lo profundo de mi ser decir…

Ayúdame mi Dios a volver a empezar…

..
Elíezer Josué Velasco Espinoza
abril 14, 2016

San Salvador vive crisis de seguridad que recuerda los peores tiempos de la Biblia

“Leemos el lamento de Dios en el profeta Oseas: no se encuentra ni sinceridad, ni amor, ni conocimiento, sólo hay juramentos en falso y mentiras, asesinato y robo, adulterio y violencia, sangre y más sangre”, cita un comunicado.

San Salvador, capital de El Salvador, vive uno de los peores problemas de seguridad pública en el país, por lo que el presidente de este país, Mauricio Funes, ha solicitado el apoyo de empresarios, iglesias evangélicas y católicas y otros sectores de la sociedad, para impulsar un plan para reducir el índice de violencia generalizado que ha ido en aumento.

Funes, inició contactos para conocer las propuestas de gremios, universidades y la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social, un centro de estudios vinculado al sector empresarial.

La doctora Aída Escobar, presidenta del Consejo Nacional de Seguridad Pública, dice que “en este momento corregir la violencia en los seres humanos nos está siendo difícil, sobre todo cuando nunca se ha respetado el marco legal de los derechos humanos. Entrar con una política respetuosa a los derechos ha causado molestia en aquellos sectores que han estado acostumbrados a utilizar más la represión”, dijo la funcionaria.

Por su parte la Cámara de Comercio e Industria, denunció en un comunicado que El Salvador ha caído “en un estado de miedo e impotencia, y nocivo, porque restringe el desarrollo personal, frena la actividad económica y pone en la sociedad un sentimiento de desánimo y desesperanza”.

La Dr. Escobar, dijo que no van a cometer los mismos errores que hizo el gobierno anterior, ya que muchas cárceles necesitan atención especial, puesto que existen 22 mil 130 reos en un sistema carcelario con una capacidad de 8 mil 100 personas.

“Esto es una bomba de tiempo. En municipios más violentos se va a llevar un abordaje principal de la represión y del combate a la criminalidad. Hay casi 300 mil armas ilegales en poder de civiles; no podemos permitir que se hagan propias ejecuciones”, advirtió Escobar.

Por su parte la Conferencia Episcopal de El Salvador, expresó en un comunicado que la violencia homicida que vive este país producto de la delincuencia y el crimen organizado que recuerda momentos críticos según la Biblia.

“Vivimos una crisis de seguridad que nos recuerda los peores tiempos de la Biblia. Leemos el lamento de Dios en el profeta Oseas: no se encuentra ni sinceridad, ni amor, ni conocimiento, sólo hay juramentos en falso y mentiras, asesinato y robo, adulterio y violencia, sangre y más sangre”, cita el comunicado.

Para sumar más agentes y dotar de mayores recursos a la Policía, y otras estrategias de seguridad pública, el mandatario Funes, indicó que requieren 28,5 millones de dólares adicionales para hacerle frente a este problema.

Fuente: noticiacristiana.com