Solo éxitos cristianos anunciando la venida de Jesucristo

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septiembre 20, 2020

¿‘Yo te bendigo’ o ‘Dios te bendiga’?

En los últimos años, amplios sectores de la comunidad evangélica vive pasando de una novedad sensacional a la siguiente, como un borracho que anda a caballo, al decir de Martín Lutero. Entre esas modas recientes está la costumbre de decir "Yo te bendigo" en vez del tradicional "Dios te bendiga".

Aunque eso ya es muy común, y no dudo de la sinceridad y buena voluntad de las personas que me lo dicen, tengo que confesar que me entran dudas cada vez que alguien proclama esa solemne bendición sobre mi existencia. Me pregunto exactamente qué puede significar, o qué estará pensando esa persona. ¿Será simplemente una versión evangélica de "Buena Suerte"? Para ser sincero, esa invocación solemne no parece haber traído ningún beneficio concreto en mi vida (que de por sí es maravillosamente bendecida por Dios).

Me cuesta tomar con seriedad una bendición puramente verbal y formal, por un desconocido o una desconocida que pronto se olvidará de mí y desaparecerá de mi vida, como yo de la vida suya.

Me confunde aún más el otro lado de este nuevo fenómeno, y es que el flamante "Yo te bendigo en el nombre del Señor" ha desplazado casi totalmente la invocación de la bendición divina. Ya se oye muy poco "Dios te bendiga", y algunos hasta lo entienden como una falta de fe, una timidez en asumir la autoridad que Dios ha puesto en las manos nuestras y por ende ya no en las manos de él.

Parece que esta "renovación" nace de una enseñanza que nos trajo el famoso pastor coreano, Yonggi Cho. Yo mismo escuché su sermón en Costa Rica cuando nos explicó que si Cristo nos ha entregado las llaves del cielo a nosotros, entonces ya no las tiene él. ¿Podría haber algo más obvio que eso? Después de su sermón, el reverendo asiático dividió a todos los presentes según las provincias del país para ejercer el poder de las llaves sobre sus respectivos territorios y proclamar bendición sobre sus provincias. Después, unos pastores alquilaron una avioneta para echar aceite, en el nombre del Señor, sobre las ciudades y campos, montañas y valles, de todo el país. La fuerza mística de la "bendición" taumatúrgica, reforzada por la fuerza mística del aceite bendecido, debía asegurar avivamiento en nuestra patria y una notable transformación.

De hecho Costa Rica cambió mucho después, pero de mal en peor en pésimo. Y aunque la nueva doctrina de Yonggi Cho es lógicamente irrefutable, no es bíblica y de hecho es peligrosa para la iglesia. Lo que Cristo comparte con nosotros, no lo pierde él. El sigue siendo Señor de la iglesia y de la historia; las llaves todavía están en sus manos. Inferencias doctrinales, aun cuando son lógicamente válidas, pueden llevarnos a herejías. Muchas enseñanzas de los Testigos de Jehová y los Mormones son rigurosamente lógicas, pero gravísimos errores doctrinales. Como escribí en un artículo anterior, sobre el púlpito evangélico, "los heréticos son muy lógicos, pero nada bíblicos. No toda inferencia lógica del texto es fiel al sentido de él y al mensaje que el Espíritu Santo inspiró".

A menudo me pregunto, "¿En qué cree este hermano que él (o ella) me puede bendecir? ¿Qué autoridad cree tener para declararme bendecido?". Creo que no exagero al ver aquí un vestigio del catolicismo tradicional, entre las muchas cosas poco bíblicas del catolicismo que los evangélicos hoy vamos incorporando en nuestra práctica religiosa en vez de otras cosas buenas de ellos. Cuando alguien me pronuncia una bendición de ésas, me digo, "Sólo falta que me bendijera el santo padre en Roma". ¿Pero creemos los evangélicos en la fuerza espiritual de "una bendición papal"? Personalmente, y con todo respeto, no creo que el Papa ni nadie más me puede declarar bendecido; eso sólo Dios puede hacer. Lo que pasa es que entre los evangélicos, no creemos en el Papa pero muchos queremos ser pequeños "papitos" y repartir bendiciones papales.

Me parece que el fenómeno bajo consideración es síntoma de un problema más general. El "cristianismo lite" de nuestra época ha acentuado al extremo el individualismo, y en muchos casos el egoísmo, que son típicos de nuestra sociedad moderna. Contra las palabras de Jesús, vamos a la iglesia para lo que nos puede servir a nosotros. Para parafrasear una consigna de John F. Kennedy, "No preguntes lo que la iglesia puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer para el reino de Dios". Hoy los líderes de la iglesia se aferran a sus títulos, y en muchos casos lucran con el evangelio. A menudo hay un culto a la personalidad del líder y admiramos más al ser humano por quien Dios actúa que a Dios mismo. Y en la mayoría de estos casos, son los mismos apóstoles, profetas, evangelistas, sanadores y conferencistas que cultivan celosamente este culto a su propia personalidad.

En esa subcultura individualista los creyentes comunes y corrientes merecen también su cuota de auto-gratificación numinosa, su propia tajada de poder espiritual. No quiero juzgar mal, pero sospecho que el poder pronunciar bendiciones bajo su propia autoridad, con un "Yo te bendigo", da cierta satisfacción personal a estos hermanos y hermanas "bendecidores", que un humilde "Dios te bendiga" no ofrecería. Aunque no sean apóstoles ni profetas, ni predican ni cantan ni curan, por lo menos pueden andar repartiendo solemnes bendiciones a diestra y siniestra..

El culto a la personalidad, esta religión de gratificación egoísta que permea nuestra comunidad evangélica hoy, es muy cuestionable bíblicamente. En el Nuevo Testamento, por ejemplo, un "don de sanidad" es el acto de Dios de dar salud a un enfermo, no alguna fuerza supernatural de curación que poseyera algún ser humano. Hoy día, si Dios en su gracia sana a un enfermo, mañana el milagro aparece en televisión y el sanador es famoso. Parecido pasa con evangelistas, conferencistas y salmistas. La gloria y la honra van al agente humano y no al Actor divino que sanó y que bendijo. Me parece que algo parecido pasa con la nueva moda de "Yo te bendigo, hermano".

Es muy aleccionador el ejemplo de Pedro y Juan en los Hechos 4. Después de la curación del cojo, con el hombre sanado agarrado de sus brazos, los apóstoles rechazan todo mérito por lo que había ocurrido. "Varones israelitas, ¿por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?" (Hch 3:12). ¡No dirigen sus miradas hacia nosotros, decían Pedro y Juan; queremos desaparecer para que sólo se contemple el rostro de Cristo! Hoy día parece lo contrario, que algunos sanadores dicen en efecto, "Miren estas manos; estas manos tienen poder para sanar".

En otro sentido, es cierto que todos debemos ser de bendición unos a otros. En su sentido bíblico, "bendición" significa vida, salud, bienestar (Dt 30:19-20). Las lluvias y los pozos, los buenos partos y buena lactancia (Gén 49:25) son bendiciones que sólo Dios puede dar, pero nosotros podemos colaborar con Dios en realizarlas. Dios prometió bendecir a Abraham para que él fuera de bendición a todas las familias de la tierra. Esa promesa introduce el tema central del libro de Génesis: ¿cómo ser de bendición a los demás? Abraham bendijo a Lot, y hasta a los reyes de Sodoma y Gomorra, no por pronunciar fórmulas sobre ellos sino por defender su bienestar integral. Igual con Isaac, Jacob y especialmente José. José cumplió a cabalidad la promesa a Abraham, reorganizando la economía de Egipto para defender la vida, no sólo de Egipto ni sólo de los hebreos, sino de todas las naciones vecinas.

Amado hermano, amada hermana, si quieres bendecir al pobre, dale algo que le puede ayudar en su necesidad. Si quieres bendecir al enfermo, no añada a su sufrimiento con frases piadosas o fórmulas vacías, sino tomarle la mano y orar por su salud, su paz y su bienestar integral. Si quieres bendecir a un matrimonio en crisis, o con hijos drogadictos, acompáñalos en su dolor y lucha y busca maneras de ayudarlos. Si quieres bendecirme a mí, regálame tu sonrisa cálida y tu amor sincero, y ora por mí con un buen "Dios te bendiga, amado hermano".

¡Eso sí es una excelente manera de bendecirnos unos a otros!

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Bene studere - ¿‘Yo te bendigo’ o ‘Dios te bendiga’?

octubre 04, 2019

¿Por qué no nací de Dios?

Nadie tiene más interés en generar hijos que el Espíritu Santo. Pero eso no puede ser realizado sin la manifestación sincera de la voluntad del ser humano.

El Creador no puede imponer Su voluntad, ya que le dio el libre albedrío a Su criatura.

El problema es que la persona manifiesta su deseo en el exterior, pero en el interior no siempre está realmente dispuesta.

Las iglesias están abarrotadas de personas así. Exteriorizan una cosa delante del Altar, pero íntimamente rechazan eso. ¡Pura hipocresía! Son verdaderas artistas. Hacen cualquier papel. En un momento son buenas, en otro momento son malas personas.

Este tipo de carácter inhibe la acción del Espíritu Santo. ¿De qué sirve aceptar a Jesús, leer la Biblia y orar de la boca para afuera? ¿Acaso Dios no ve su interior?

La persona puede incluso esconderles astutamente sus reales intenciones a todo y a todos. ¡Menos al Espíritu Santo! Delante de Él no existe ningún disfraz.

Ante esa hipocresía transparente, es difícil su regeneración por parte del Espíritu de Dios.

La manera es rasgar el corazón y exponer abiertamente sus pecados escondidos y abandonarlos. ¡Solo entonces Él tendrá condiciones de hacerla nacer de nuevo!

Fuente: blogs.universal.org






septiembre 29, 2019

Cómo recibir el Espíritu Santo

Primer paso: Consciencia
Estar consciente de que nadie es bautizado con el Espíritu Santo porque lo merece. Si cree que tiene méritos, no va a recibirlo nunca. Ese bautismo debe ser buscado con todas las fuerzas y de todo corazón, por medio de la fe en el Señor Jesucristo.

Segundo paso: Querer
Ese querer no es simple voluntad o una buena idea, ni porque otros Lo tienen. Sino por ser tan necesario en cuanto a la Salvación. Es un querer semejante al perdón de los pecados. Es un querer ardiente, por encima de cualquier otro sueño o deseo del corazón. Más que vivir, casarse, conquistar el oro y el moro, en fin, más que todo lo que las personas o este mundo pueden ofrecer. Por eso, el Señor impone la condición de la sed. Es necesario tener sed. Mucha sed. Sed desesperante. Si alguno tiene sed… (Juan 7:37) Si no hay garra en el querer, se hace difícil.

Tercer paso: Pensamiento
El querer necesita ser seguido por el pensamiento ocupado en la Persona del Espíritu Santo. El pensamiento continuo en Él debe ser tanto en casa, en el trabajo, en la calle, en la iglesia o en cualquier lugar. Tanto como pudiera. Es como en el noviazgo. Cuando se está amando, la persona va y viene y siempre termina pensando en la persona amada, ¿no es así? Lo mismo debe ocurrir con el candidato al Sello Divino. Lo importante es mantener la mente enfocada en Él. No es necesario decir que, en esa etapa, el candidato debe buscar al máximo aislarse de todo lo nocivo a la buena conciencia. Evitar las malas compañías o personas contrarias a la fe, distracciones vulgares y todo lo demás que interrumpa la relación con el Espíritu. Es difícil, pero no es imposible. La fe exige sacrificios. Si en la conquista de los bienes materiales no se miden sacrificios, cuanto más en la conquista espiritual. ¡Imagínese la plenitud del Espíritu Santo!
Por lo tanto, tiene que haber un esfuerzo sobrenatural.

Conclusión:
Cuando esas condiciones son satisfechas, el candidato no necesita hacer nada más, mucho menos preocuparse. Basta esperar. En cualquier momento y en cualquier lugar, puede ser bautizado. En casa, en el trabajo, en la calle, en la iglesia, en fin, ya no hay impedimentos para que el Señor Jesús venga a bautizarlo con Su Espíritu.

Observación: Durante el tiempo de “ocupación de la mente” con la Persona del Espíritu Santo, es probable que el diablo sople pensamientos sucios. En caso de que eso suceda, sepa que eso es una excelente señal de que usted está en el camino correcto. No se desanime. No se preocupe. Ni piense que está pecando contra Él. Tentación no es pecado. Pecado es caer en tentación. Pecado imperdonable es ofender o proferir palabras contra el Espíritu Santo.

Cuando vengan pensamientos sucios, no tenga miedo y no se acobarde. Aproveche el momento y resista al diablo alabando al Señor Jesús. Sea con cánticos, sea con palabras de adoración (en un tono alto o bajo, depende de su privacidad). Lo importante es no temer o intimidarse ante los pensamientos sucios. ¡Tiene que reaccionar! Y reaccionar con alabanzas a Dios.

Fuente: blogs.universal.org












julio 30, 2019

Sacrifiqué, ¿y ahora?

AHORA VIVA LOS 5 PASOS:

No perdáis, pues, vuestra CONFIANZA, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la PACIENCIA, para que habiendo hecho la VOLUNTAD DE DIOS, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo VIVIRÁ POR FE; y si retrocediere, no agradará a Mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para PRESERVACIÓN DEL ALMA. Hebreos 10:35-39

1º – CONFIANZA: Cuando se oye la Voz de Dios, como Abraham, se necesita coraje para atenderla. Tras dar oídos a Su voz y entregarse en Su Altar, es preciso confiar en Su carácter, creyendo que Él cumplirá lo que prometió. Por esta razón, no debemos mirar las circunstancias, sino fijar nuestros ojos en Sus promesas.

2º – PACIENCIA: La perseverancia no es una opción, es una necesidad de la fe. Solo persevera aquel que cree que su fe no es en vano. Después de que los ángeles trajeron la noticia de que Abraham y Sara tendrían un hijo, él tuvo que perseverar creyendo para tener el hijo en sus manos un año después (Génesis 18:10).

3º – VOLUNTAD DE DIOS: El verdadero sacrificio es aquel en el cual se coloca en el Altar lo que Dios pide y lo que somos, y en eso está incluida nuestra propia voluntad. Dios jamás hará algo que no esté de acuerdo con Su querer, por eso, pregúntese a sí mismo: Lo que estoy pidiendo ¿es de la voluntad de Dios?

4º – VIVIRÁ POR LA FE: Dios no nos llama a una aventura en el Altar, Él no quiere que pasemos por allá, sino que pasemos a vivir por la fe, es decir, que vivamos según Su Palabra, y no que después de manifestar la fe crucemos los brazos.

5º – CONSERVACIÓN DEL ALMA: Hemos visto a muchos que, después de conquistar por la fe, no manifiestan la fe para mantener la fe, la razón de eso es que no están preocupados por lo más importante del ser humano y la razón más grande para lanzarse al Altar: LA SALVACIÓN DEL ALMA.

Cuando lleguen las conquistas, no abandone la fe haciendo que sus conquistas sean su dios, y mientras las conquistas no llegan, mantenga su confianza.

Colaboró: Obispo André Cajeu


enero 11, 2019

Los de Corazón limpio

«Bienaventurados los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios» (Mateo 5:8).

I. ¿Qué es el corazón? Abarca la voluntad, el asiento de los afectos y de los deseos. Es el Lugar Santísimo en el hombre, la cámara secreta del Espíritu.

II. ¿Qué es la limpieza? La limpieza implica la ausencia de todo aquello que pueda ensuciar las aguas o quebrantar la armonía de nuestro más elevado ser. Aire, agua u oro puros significan la no presencia de elementos contaminantes o rebajadores.

III. ¿Qué se significa por un corazón limpio? Un corazón devuelto a su verdadera y original condición, traído a la perfecta armonía con la voluntad de Dios. El lenguaje de los de limpio corazón es: «El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado» (Salmos 40:8).

IV. ¿Cómo puede el corazón ser limpiado? El corazón, aunque engañoso más que todas las cosas, y perverso, puede ser limpiado:

1. Por la fe en la sangre expiatoria de Cristo (Hechos 15:9; He. 9:14).
2. Por una continua permanencia en la verdad (Juan 17:17; Ef. 5:26).

V. ¿Cuál es la bienaventuranza de los de limpio corazón? «Verán a Dios». Ven a Dios

1. En Cristo Jesús.
2. En las Escrituras.
3. En la providencia.
4. En sus propios corazones.

Persisten «como viendo al Invisible» (Hechos. 11:27).

VI. ¿Cómo es que solo los de limpio corazón pueden gozar de esta bienaventuranza? Porque la impureza ciega los ojos a ver aquello que es puro y santo, así como los ojos con ictericia decoloran los objetos o como los vapores terrenos ocultan los cielos. «Cual es su pensamiento en su corazón, tal es Él» (Proverbios 23:7).

VII. ¿Es limpio, mi corazón? «Escudríñame, oh Dios» (Sal. 139:23).

Smith, J., & Lee, R. (2005). Sermones y Bosquejos de Toda la Biblia..

Fuente: tiemposprofeticos.org
septiembre 22, 2018

Ex-gay agredido por decir que Dios lo liberó de homosexualidad

La forma como la sexualidad humana es construida y vivida es singular. Esto significa que el destino que cada persona desea dar para ella, también. En el caso de Andrew Caldwell, escogió  seguir lo que la Biblia enseña cómo la voluntad de Dios para todos nosotros. Él decidió salir de la conducta homosexual y ahora testifica de cómo su vida cambió radicalmente.

Caldwell llamó la atención del público cuando subió un vídeo con su testimonio el cual fue divulgado en los medios.

De aquí para allá, la convicción de su identidad sexual heterosexual sólo ganó forma. Él no sólo logró salir de la homosexualidad,  desarrolló la atracción al sexo opuesto.

“Ahora me siento atraído por las mujeres. No me siento más atraído por los hombres. Soy libre de ello”, dijo en una entrevista reciente, de acuerdo con el portal de Christian Post . La homosexualidad en Caldwell, al parecer, poseía raíces profundas, pues desde muy joven él ya se sentía atraído por hombres, aun frecuentando la iglesia. “Yo siempre participé en la iglesia”, dijo. “Pero yo sólo iba a clamar a Dios y después dormía con algún hombre.


Pero en aquel día la homosexualidad salió de mí.

El día del cual Caldwell se refiere fue el momento en que entendió la necesidad de cambio. Para ello él tomó una actitud que fue su primer paso: “Yo fui a la oración, cogí el micrófono y el predicador preguntó: ‘¿Qué quieres que Dios haga?’ En la mañana en que me desperté, Dios me dijo que fuera a una tienda. Fui y compré una corbata mariposa, chaqueta y todo lo demás. “Yo sentí paz ese día”, dijo sobre el video grabado en 2014, en la 107ª Convocatoria de la Iglesia de Dios en Cristo, en Missouri (EEUU).

Preconcepto y amenazas

La decisión de Caldwell le trajo paz y felicidad, porque él pudo, finalmente, reencontrarse con su verdadera orientación sexual biológicamente natural, la heterosexualidad. Sin embargo, esto también le trae algunos desafíos, y el principal de ellos es el prejuicio.

La falta de conocimiento sobre el tema hace que muchos desacrediten en la posibilidad de cambio, ignorando la experiencia real, de personas reales, diciendo que existe. Así como provoca la ira de algunos movimientos que poseen intereses políticos e ideológicos sobre la comunidad LGBT.

“Yo dije que la iglesia me hizo vivir. En la época, parecía que era una farsa. “Yo no estaba listo para eso”, dijo Caldwell, refiriéndose a las críticas que venían de todos los lados. En el año 2015, cerca de un año después de que su testimonio se volviera viral, fue víctima de un supuesto asalto en el estacionamiento de un centro comercial.

Dos hombres no identificados se acercaron a él y le dieron un puñetazo en su cara (foto de portada). Al huir en un carro, gritaron “no soy más gay”, frase usada por Caldwell en 2014, cuando testificó su transformación.

“Desde que hablé sobre mi liberación del pecado de la homosexualidad, he recibido mensajes amenazadores por correo electrónico y medios sociales. Yo temo por mi vida. Fui físicamente y verbalmente atacado. Siento que tengo que hacer lo que sea necesario para protegerme, dijo Caldwell en el momento, de acuerdo a la Rollingout .

Apoyo de la iglesia

“No estaba listo para ser jugado en el centro de atención. “Yo quería matarme, pero recibí amor de mis amigos en Cristo que me dieron fuerza”, dijo, destacando que antes de su decisión había pensado en quitarse su propia vida.

Finalmente, Caldwell ahora sueña con construir una familia y ya tiene la pretendiente. “Sí, tengo una novia. No se sorprenda cuando tengamos nuestro matrimonio. No te sorprendas cuando tengas pequeños caldwells caminando por ahí “, concluye el chico.

[ Fuente: Christian Post ]

septiembre 28, 2017

5 maneras de conocer la Voluntad de Dios

Hay por lo menos cinco maneras en las que puedes discernir la voluntad de Dios:

Primera: El apóstol Pablo escribió a los Efesios que oraba de manera muy concreta por ellos: “Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor” (Efesios 1:17). No lo hubiera dicho a menos de que efectivamente fuera posible obtener sabiduría y percepción espiritual por medio de la oración. Por lo tanto, la búsqueda de la voluntad de Dios debe comenzar postrado de rodillas. Él te encontrará allí.

Segundo, debes examinar las Escrituras y buscar los principios que se relacionan con el asunto que necesitas resolver. El Señor nunca te pedirá que hagas algo moralmente incorrecto o en contradicción con su Palabra. Si la alternativa que estás considerando va en contra del concepto que encuentras en la Biblia, olvídala.

Tercero, es útil buscar consejo de personas espiritualmente maduras y firmes en la fe. Un pastor o consejero consagrado pueden ayudarte a evitar los errores comunes con los que muchas personas se confunden.

Cuarto, debes prestar atención a lo que se conoce como “circunstancias providenciales”. Con frecuencia, el Señor nos habla por medio de las puertas que se abren o se cierran. Cuando encuentras barreras en todas las direcciones, impidiendo tu avance, tal vez conviene considerar la posibilidad de que Dios tenga otros planes para ti. No estoy sugiriendo que abandones ante el primer obstáculo, sino que estés atento a lo que Dios ya está haciendo a tu alrededor.

En quinto lugar, no hagas nada de manera impulsiva. Dale a Dios la oportunidad de hablarte mientras te concentras en los cuatro enfoques anteriores.

Además de estos cinco pasos para conocer la voluntad de Dios en un tema específico, es fácil saber cuál es su voluntad /general/ para cada uno de nosotros. Las Escrituras dan a todos los creyentes el mismo encargo, conocido como la gran comisión. La encontramos en las palabras de Jesús: “Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura” (Marcos 16:15). En todo lo que hagas, ya seas dentista, conductor de camión, artista, vendedor de automóviles o ama de casa, tienes el privilegio de aprovechar tu posición como una plataforma para dar testimonio del Salvador.

Por: James Dobson
abril 16, 2017

5 maneras de conocer la Voluntad de Dios


Por: James Dobson

Hay por lo menos cinco maneras en las que puedes discernir la voluntad de Dios:

Primera: El apóstol Pablo escribió a los Efesios que oraba de manera muy concreta por ellos: “Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor” (Efesios 1:17). No lo hubiera dicho a menos de que efectivamente fuera posible obtener sabiduría y percepción espiritual por medio de la oración. Por lo tanto, la búsqueda de la voluntad de Dios debe comenzar postrado de rodillas. Él te encontrará allí.

Segundo, debes examinar las Escrituras y buscar los principios que se relacionan con el asunto que necesitas resolver. El Señor nunca te pedirá que hagas algo moralmente incorrecto o en contradicción con su Palabra. Si la alternativa que estás considerando va en contra del concepto que encuentras en la Biblia, olvídala.

Tercero, es útil buscar consejo de personas espiritualmente maduras y firmes en la fe. Un pastor o consejero consagrado pueden ayudarte a evitar los errores comunes con los que muchas personas se confunden.

Cuarto, debes prestar atención a lo que se conoce como “circunstancias providenciales”. Con frecuencia, el Señor nos habla por medio de las puertas que se abren o se cierran. Cuando encuentras barreras en todas las direcciones, impidiendo tu avance, tal vez conviene considerar la posibilidad de que Dios tenga otros planes para ti. No estoy sugiriendo que abandones ante el primer obstáculo, sino que estés atento a lo que Dios ya está haciendo a tu alrededor.

En quinto lugar, no hagas nada de manera impulsiva. Dale a Dios la oportunidad de hablarte mientras te concentras en los cuatro enfoques anteriores.

Además de estos cinco pasos para conocer la voluntad de Dios en un tema específico, es fácil saber cuál es su voluntad /general/ para cada uno de nosotros. Las Escrituras dan a todos los creyentes el mismo encargo, conocido como la gran comisión. La encontramos en las palabras de Jesús: “Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura” (Marcos 16:15). En todo lo que hagas, ya seas dentista, conductor de camión, artista, vendedor de automóviles o ama de casa, tienes el privilegio de aprovechar tu posición como una plataforma para dar testimonio del Salvador.