En la lectura de la Torá de esta semana leemos acerca del Mishkan, el Tabernáculo móvil, el Santuario que precedió al Santo Templo en Jerusalén. Una gran cantidad de oro, plata y piedras preciosas fueron para la construcción del Mishkan, sus utensilios y las vestimentas del Cohen Gadol, el Sumo Sacerdote. Esta riqueza vino de los tesoros que los judíos sacaron de Egipto como reparación por las décadas de esclavitud. En verdad, Dios prometió a Abraham que tras la esclavitud de sus hijos, dejarían la tierra de su cautiverio "birejush gadol", con gran riqueza.
Sin embargo, las posesiones no son un fin en sí mismas. En realidad, una persona cuya vida evoluciona alrededor de ellas se convierte en esclavo de su propiedad. Podemos retornar a un Egipto de nuestra propia hechura.
En la lectura de la Torá de esta semana, sin embargo, todo el tema es destacado: Tomamos el oro y la plata que recuperamos de Egipto e hicimos de ellos un Mishkan —una morada para Dios.
Puesto que la Torá es eterna y personal, hay aquí un claro mensaje para cada uno de nosotros: Dios nos otorga posesiones físicas; nosotros las transformamos en recipientes para la presencia de Dios.
Cuando Dios nos da una casa la llenamos de estudio de Torá e invitados para Shabat y las festividades. Entonces los ladrillos y el revoque se convierten en un hogar para Dios.
Cuando Dios nos da riquezas, la usamos para caridad en todas sus formas. El esfuerzo que ponemos en nuestras profesiones se convierte en un esfuerzo para mantener a los pobres, el estudio de la Torá y la difusión de la Torá para aquellos que están sedientos de ella pero que aun no saben qué les falta. Nuestra actividad mundana en el mercado se convierte en un vehículo para la voluntad de Dios.
Cuando Dios nos da sabiduría y conocimientos, los usamos para enseñar Torá a nosotros mismos, a nuestras familias y a otros. Nuestra mente humana entonces se convierte en un lugar donde mora la mente de Dios.
Cuando Dios nos da carisma y don de gente, los usamos para inspirar a nuestros prójimos para que aumenten su adhesión a Dios, y organizamos una comunidad para hacer cosas buenas y santas. Entonces hemos hecho de la interacción de nuestra alma una cadena propulsada por lo Divino.
Como dijo el Maguid de Mezritch: "Dios nos dio material físico. Entonces tomamos lo físico y lo hacemos Divino".
Fuente: Jabad
Sin embargo, las posesiones no son un fin en sí mismas. En realidad, una persona cuya vida evoluciona alrededor de ellas se convierte en esclavo de su propiedad. Podemos retornar a un Egipto de nuestra propia hechura.
En la lectura de la Torá de esta semana, sin embargo, todo el tema es destacado: Tomamos el oro y la plata que recuperamos de Egipto e hicimos de ellos un Mishkan —una morada para Dios.
Puesto que la Torá es eterna y personal, hay aquí un claro mensaje para cada uno de nosotros: Dios nos otorga posesiones físicas; nosotros las transformamos en recipientes para la presencia de Dios.
Cuando Dios nos da una casa la llenamos de estudio de Torá e invitados para Shabat y las festividades. Entonces los ladrillos y el revoque se convierten en un hogar para Dios.
Cuando Dios nos da riquezas, la usamos para caridad en todas sus formas. El esfuerzo que ponemos en nuestras profesiones se convierte en un esfuerzo para mantener a los pobres, el estudio de la Torá y la difusión de la Torá para aquellos que están sedientos de ella pero que aun no saben qué les falta. Nuestra actividad mundana en el mercado se convierte en un vehículo para la voluntad de Dios.
Cuando Dios nos da sabiduría y conocimientos, los usamos para enseñar Torá a nosotros mismos, a nuestras familias y a otros. Nuestra mente humana entonces se convierte en un lugar donde mora la mente de Dios.
Cuando Dios nos da carisma y don de gente, los usamos para inspirar a nuestros prójimos para que aumenten su adhesión a Dios, y organizamos una comunidad para hacer cosas buenas y santas. Entonces hemos hecho de la interacción de nuestra alma una cadena propulsada por lo Divino.
Como dijo el Maguid de Mezritch: "Dios nos dio material físico. Entonces tomamos lo físico y lo hacemos Divino".
Fuente: Jabad
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