terrorismo
junio 22, 2017
Reino Unido contrató a un musulmán radical después de amenazar con “asesinar a todos los israelíes”
Reino Unido contrató a un islamista después de amenazar a Cameron
La connivencia de las autoridades con el islamismo en Reino Unido permite que las amenazas de muerte contra el primer ministro se conviertan en oportunidades de trabajo.
El terrorismo islámico ha tenido que golpear a Reino Unido en 2017 para que la realidad que vive el país llegue a la opinión pública. Se trata de una situación que las autoridades han tratado de ocultar durante años -la red de abusos sexuales en Rotherham así lo demuestra-, pero que está saliendo poco a poco a la luz. La comunidad musulmana es muy numerosa en las principales ciudades y algunos barrios se han convertido en guetos en los que la labor policial se antoja complicada y la sharia se convierte de facto en la ley vigente.
La connivencia de las autoridades británicas con el islamismo ha permitido la proliferación de cientos de células terroristas dispuestas a hacer la yihad en territorio europeo. El Servicio de Seguridad (MI5) admitió hace unas semanas su incapacidad para controlar a todos los radicalizados y sólo mantiene a 3.000 bajo vigilancia permanente. Los terroristas se aprovechan del sistema público británico -que financia la educación islámica- y viven en esos barrios convertidos en guetos. Numerosos documentales -incluido uno de France2 que tuvo un importante revuelo mediático- han denunciado la situación de las escuelas británicas, verdadero semillero de jóvenes yihadistas que después son moldeados en las mezquitas por imanes radicales.
El británico The Telegraph ha desvelado el caso de Shamim Ahmed, un islamista condenado a seis años de prisión por haber viajado a Siria para unirse al Estado Islámico y que fue contratado como guardia de seguridad en el proyecto Crossrail de Londres días después de haber enviado varios correos con amenazas al entonces primer ministro David Cameron.
Los mensajes, enviados en julio de 2014, exigen al premier que "detenga a Israel o los musulmanes pronto obtendrán su venganza". "Vamos a iniciar una yihad y vamos a matar a todos los israelíes y a sus aliados", sentencia Ahmed tras una larga lista de insultos y amenazas contra Reino Unido.
A pesar de estos correos electrónicos, el islamista fue designado como guardia de seguridad en el Crossrail -el proyecto de construcción para ampliar la red ferroviaria de Londres- sólo cinco días después. Además de las proclamas contra Cameron, Ahmed también envió mensajes al Gobierno de Austrialia y al periódico The Sun: "Los niños británicos arderán en el infierno y nosotros mearemos en sus tumbas", aseguró el islamista.
Las autoridades del país ya eran conscientes de su radicalización en 2014, cuando el islamista compró un billete para viajar a Estambul, pero que finalmente desechó utilizar. Por aquel entonces ya realizaba labores de adoctrinamiento en su barrio y estaba al frente de una comuna de jóvenes musulmanes. Nadie hizo nada.
En 2015, justo después del ataque al semanario satírico Charlie Hebdo, Ahmed fue denunciado por amenazar al personal de una librería ubicada en el sur de Kensington que vendía ejemplares de la revista. "La venganza será terrible y llegará pronto", espetó a los trabajadores.
Una semana después de las primeras amenazas, Ahmed llamó en dos ocasiones al establecimiento y, tras contactar con el dueño, le advirtió: "Voy a ir a su librería y voy a apuñalarle, voy a volar la tienda por los aires. Yo no tengo miedo a la Policía, soy musulmán".
Tras ser denunciado, Ahmed admitió los cargos, pero su condena se limitó a 20 horas de reclusión y a 300 horas de trabajo social.
Durante el proceso judicial, el islamista no tuvo reparos en amenazar al juez John Bevan: "En 20 años saldré de prisión y entonces voy a venir a buscarle a usted y a toda su familia".
El escándalo de Rotherham
Un informe de la profesora Alexis Jay en 2014 destapó uno de los mayores escándalos sexuales en la historia de Reino Unido. Al menos 1.400 niños fueron víctimas de una explotación sexual "atroz" en Rotherham -desde 1997 hasta 2012- con la complicidad de las autoridades, que no tomaron medidas contra los agresores para no herir sensibilidades.
“Es difícil describir la naturaleza atroz de los abusos que sufrieron los niños. Fueron violados en grupo, víctimas de la trata a otros pueblos y ciudades del norte de Inglaterra, secuestrados, golpeados e intimidados”. Así comenzaba el documento de Alexis Jay, que cuenta cómo niñas de apenas 11 años fueron violadas, amenazadas con armas de fuego y obligadas a presenciar brutales y violentas violaciones.
El silencio mediático en torno a los acusados ha sido llamativo. Mientras los medios europeos copan sus portadas con noticias contra Donald Trump, pasan por alto una nueva sentencia a varios acusados por la trama de abusos sexuales sistemáticos. El pasado día 2, otros seis hombres fueron condenados a penas de hasta 20 años de prisión por un tribunal británico gracias al testimonio de dos niñas que sufrieron los citados abusos entre 1999 y 2001. Una de las chicas se quedó embarazada con tan sólo 12 años tras sufrir una agresión al grito de 'Alá es grande'.
Lo que ocurría en Rotherham era un secreto a voces, pero nadie hizo nada para evitarlo. La Policía no dio prioridad al problema y trató con indiferencia a gran parte de las víctimas. Tres informes policiales -de los años 2002, 2003 y 2006- describían con crudeza la situación. Sin embargo, las autoridades desestimaron el primero y rechazaron los otros dos, a pesar de que podrían haber acabado con los abusos sexuales en la zona.
Fuente: Gaceta
La connivencia de las autoridades con el islamismo en Reino Unido permite que las amenazas de muerte contra el primer ministro se conviertan en oportunidades de trabajo.
El terrorismo islámico ha tenido que golpear a Reino Unido en 2017 para que la realidad que vive el país llegue a la opinión pública. Se trata de una situación que las autoridades han tratado de ocultar durante años -la red de abusos sexuales en Rotherham así lo demuestra-, pero que está saliendo poco a poco a la luz. La comunidad musulmana es muy numerosa en las principales ciudades y algunos barrios se han convertido en guetos en los que la labor policial se antoja complicada y la sharia se convierte de facto en la ley vigente.
La connivencia de las autoridades británicas con el islamismo ha permitido la proliferación de cientos de células terroristas dispuestas a hacer la yihad en territorio europeo. El Servicio de Seguridad (MI5) admitió hace unas semanas su incapacidad para controlar a todos los radicalizados y sólo mantiene a 3.000 bajo vigilancia permanente. Los terroristas se aprovechan del sistema público británico -que financia la educación islámica- y viven en esos barrios convertidos en guetos. Numerosos documentales -incluido uno de France2 que tuvo un importante revuelo mediático- han denunciado la situación de las escuelas británicas, verdadero semillero de jóvenes yihadistas que después son moldeados en las mezquitas por imanes radicales.
El británico The Telegraph ha desvelado el caso de Shamim Ahmed, un islamista condenado a seis años de prisión por haber viajado a Siria para unirse al Estado Islámico y que fue contratado como guardia de seguridad en el proyecto Crossrail de Londres días después de haber enviado varios correos con amenazas al entonces primer ministro David Cameron.
Los mensajes, enviados en julio de 2014, exigen al premier que "detenga a Israel o los musulmanes pronto obtendrán su venganza". "Vamos a iniciar una yihad y vamos a matar a todos los israelíes y a sus aliados", sentencia Ahmed tras una larga lista de insultos y amenazas contra Reino Unido.
A pesar de estos correos electrónicos, el islamista fue designado como guardia de seguridad en el Crossrail -el proyecto de construcción para ampliar la red ferroviaria de Londres- sólo cinco días después. Además de las proclamas contra Cameron, Ahmed también envió mensajes al Gobierno de Austrialia y al periódico The Sun: "Los niños británicos arderán en el infierno y nosotros mearemos en sus tumbas", aseguró el islamista.
Las autoridades del país ya eran conscientes de su radicalización en 2014, cuando el islamista compró un billete para viajar a Estambul, pero que finalmente desechó utilizar. Por aquel entonces ya realizaba labores de adoctrinamiento en su barrio y estaba al frente de una comuna de jóvenes musulmanes. Nadie hizo nada.
En 2015, justo después del ataque al semanario satírico Charlie Hebdo, Ahmed fue denunciado por amenazar al personal de una librería ubicada en el sur de Kensington que vendía ejemplares de la revista. "La venganza será terrible y llegará pronto", espetó a los trabajadores.
Una semana después de las primeras amenazas, Ahmed llamó en dos ocasiones al establecimiento y, tras contactar con el dueño, le advirtió: "Voy a ir a su librería y voy a apuñalarle, voy a volar la tienda por los aires. Yo no tengo miedo a la Policía, soy musulmán".
Tras ser denunciado, Ahmed admitió los cargos, pero su condena se limitó a 20 horas de reclusión y a 300 horas de trabajo social.
Durante el proceso judicial, el islamista no tuvo reparos en amenazar al juez John Bevan: "En 20 años saldré de prisión y entonces voy a venir a buscarle a usted y a toda su familia".
El escándalo de Rotherham
Un informe de la profesora Alexis Jay en 2014 destapó uno de los mayores escándalos sexuales en la historia de Reino Unido. Al menos 1.400 niños fueron víctimas de una explotación sexual "atroz" en Rotherham -desde 1997 hasta 2012- con la complicidad de las autoridades, que no tomaron medidas contra los agresores para no herir sensibilidades.
“Es difícil describir la naturaleza atroz de los abusos que sufrieron los niños. Fueron violados en grupo, víctimas de la trata a otros pueblos y ciudades del norte de Inglaterra, secuestrados, golpeados e intimidados”. Así comenzaba el documento de Alexis Jay, que cuenta cómo niñas de apenas 11 años fueron violadas, amenazadas con armas de fuego y obligadas a presenciar brutales y violentas violaciones.
El silencio mediático en torno a los acusados ha sido llamativo. Mientras los medios europeos copan sus portadas con noticias contra Donald Trump, pasan por alto una nueva sentencia a varios acusados por la trama de abusos sexuales sistemáticos. El pasado día 2, otros seis hombres fueron condenados a penas de hasta 20 años de prisión por un tribunal británico gracias al testimonio de dos niñas que sufrieron los citados abusos entre 1999 y 2001. Una de las chicas se quedó embarazada con tan sólo 12 años tras sufrir una agresión al grito de 'Alá es grande'.
Lo que ocurría en Rotherham era un secreto a voces, pero nadie hizo nada para evitarlo. La Policía no dio prioridad al problema y trató con indiferencia a gran parte de las víctimas. Tres informes policiales -de los años 2002, 2003 y 2006- describían con crudeza la situación. Sin embargo, las autoridades desestimaron el primero y rechazaron los otros dos, a pesar de que podrían haber acabado con los abusos sexuales en la zona.
Fuente: Gaceta