Solo éxitos cristianos anunciando la venida de Jesucristo

Post Top Ad

Mostrando entradas con la etiqueta palomas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta palomas. Mostrar todas las entradas
enero 31, 2016

Diseño de armamento histórico del que probablemente jamás habías oído

La utilización de gallinas, pollos, murciélagos o incluso palomas como armas de guerra son solo algunas de las ideas que ha tenido el hombre para desarrollar armamento y generar ventaja en el campo de batalla. Estas es una selección de esos diseños estrambóticos o inusuales que posiblemente nunca escuchaste.
La lista es interminable y da para varios episodios. En cualquier caso se trata de inventos donde en muchos casos da la sensación de que se pensaba antes en el qué que en el cómo. Empezamos:
Project Pigeon
O lo que es lo mismo, el Proyecto Pelícano, un invento del psicólogo Frederic Skinner, defensor del conductismo, por utilizar a las palomas como proyectiles suicidas en la Segunda Guerra Mundial. Desde luego, estamos ante un trabajo como mínimo curioso donde Skinner buscaba condicionar a las palomas de forma que estas pudieran mantener orientado un proyectil en dirección al objetivo.
Un trabajo donde se llegó a crear un aparato preciso donde introducir a las palomas mientras adiestraban a estas para reconocer los objetivos. Al final el proyecto pelícano fue cancelado por falta de dinero y por considerarse “grotesco”.
Gallinas y pollos para calentar minas nucleares
La guerra no es una broma, pero ciertamente hubieron ideas que no sabríamos donde encajarlas. Dentro de este tipo de “proyectos” debemos destacar la propuesta que desarrollaron varios científicos en la Guerra Fría. Nada más y nada menos que utilizar a pollos y gallinas como medio para calentar las minas nucleares con las que Europa se defendería de una posible entrada soviética.
Los físicos estaban preocupados por la forma en la que podrían mantener las minas a una temperatura correcta sin que estas se congelaran. Las gallinas serían la solución, se introduciría viva a cada una en el interior de las bombas junto a un cuenco con agua y comida para 1 semana. Estas producirían el calor suficiente para que las detonaciones no se congelaran. El proyecto se canceló y no se supo de él hasta el año 2004, momento en el que se desclasificó.
Clase I-400, el submarino portaaviones
Se trata de un diseño japonés de la Segunda Guerra Mundial que, obviamente, tenía unas dimensiones enormes, mucho mayores que ningún otro submarino anterior.
En su gigantesco hangar cilíndrico podía transportar hasta tres hidroaviones de ataque Aichi M6A Seiran, aviones diseñados específicamente para el submarino que se podían plegar y desmontar con facilidad.
Bomba murciélago
No hay trampa ni cartón, se trata de murciélagos utilizados como bombas, aunque no pasaron del campo de pruebas estadounidense. La idea, enmarcados en la Segunda Guerra Mundial, era adjuntar a los murciélagos una bomba incendiaria.
En esencia esta idea descabellada trataba de armar a cientos de murciélagos con napalm. Un proyecto, si así se le puede llamar, que acabo en un sonoro fracaso tras las primeras pruebas donde los murciélagos, después de echarse a volar, acabaron incendiando parte de la base militar de las pruebas.
Tanque del Zar
Lo que vemos también tiene el nombre de Netopyr, un vehículo ruso extraño que se desarrolló a comienzos del siglo pasado por Nikolai Zhukovsky, Boris Stechkin, Alexander Mikulin y Nikolai Lebedenko. Un acorazado terrestre que pesaba 40 toneladas y podía alcanzar los 17 km/h.
Foto: réplica de museo. Wikimedia Commons
Un tanque cuya principal “virtud” debía ser su diseño triciclo, destacando sus dos ruedas de radio delanteras que medían 9 metros de diámetro. El problema es que debido a errores de cálculo del peso, la rueda trasera se atascaba con facilidad en ciertos terrenos, razón por la que el proyecto fue desechado tras las pruebas iniciales y se detuvo la producción en masa.
Proyecto Pluto
Se trata de uno de los diseños de guerra que afortunadamente no vieron la luz. En esencia fue un estudio con la idea de crear un nuevo tipo (y devastador) misil SLAM (Supersonic Low-Altitude Missile o misil supersónico de baja cota).
El estudio fue iniciado por Estados Unidos en 1957 y para hacernos una idea de la destrucción que hubiera supuesto SLAM basta con observar su maquinaria de guerra: Tenía una onda de choque que arrasaría lo que se encontraba a su paso (podía volar a baja altura), además, contaba con la radiación de su motor (un reactor nuclear desnudo que expulsaba pedazos de plutonio altamente radioactivo). Por si esto no fuera poco, también contaría con 16 cabezas termonucleares de un megatón en cada una.
Fuego griego
Foto: Wikimedia Commons
Volvemos atrás en el tiempo para hablar del fuego griego, o posiblemente el primer lanzallamas del que se tienen documentos. Se trataba de un arma incendiaria utilizada por el Imperio bizantino y creada en el siglo VI, aunque luego se utilizaría masivamente tras las primeras cruzadas en el siglo XIII.
Foto: Wikimedia Commons
Los bizantinos lo empleaban en batallas navales y sus componentes son aún hoy motivo de debate. Se cree que podrían ser nafta, cal viva, azufre y nitrato. Luego habría que darle a los bizantinos la distinción en el uso de las mezclas utilizando sifones presurizados para lanzar el líquido al enemigo. Líquido que además era de gran eficacia porque incluso ardía en el agua, lo que supuso una gran ventaja en el campo de batalla.
Espejo ustorio
Foto: Wikimedia Commons
Estamos ante un espejo cóncavo de gran tamaño que se utilizaba para concentrar en su foco los rayos solares o de un cuerpo en combustión y utilizarlo con fines bélicos. En cuanto a quién o quienes fueron los primeros en utilizarlo no hay consenso.
De entre las sugerencias de usos en la Antigüedad se dice que el mismo Arquímedes incendió en Siracusa los bajeles romanos de la flota de Marcelo usando el espejo ustorio.
Helépolis
Foto: Modelo de Helépolis. Wikimedia Commons
Maquinaria de la Antigüedad para el campo de batalla que fue desarrollada durante el reinado de Alejandro Magno. Se trata de maquinaria de asedio de grandes proporciones con las que conquistar ciudades del período helenístico.
Dispositivos tremendamente útiles para el campo de batalla, ya que en su interior se podía concentrar la artillería. La primera Helépolis de la que se tiene constancia fue la de Demetrio Poliorcetes, una máquina en forma de torre cuadrada dividida en nueve pisos.
La garra de Arquímedes
Foto: Wikimedia Commons
Aunque su forma no está del todo clara, nos encontramos ante otra arma de asedio que fue diseñada por Arquímedes para defender la ciudad de Siracusa, concretamente la parte de la muralla de lindaba con el mar.
Foto: Wikimedia Commons
El consenso general habla de una especie de grúa de la antigüedad que estaba equipada con un gancho de metal, lo que la hacía capaz de elevar barcos y navíos del enemigo por encima del agua, para luego dejarlos caer causando la escoración o el hundimiento.
Fuente: es.gizmodo.com