victoria
abril 08, 2019
¿Qué haría usted en el lugar de Abraham?
¿Qué haría usted si Dios le dijese que Le ofreciera a su único hijo en sacrificio? La lección de hoy nos mostrará que esa realidad fue vivida por el siervo de Dios Abraham. Veremos los valores e implicaciones importantes que fueron vividos por el padre de la fe. Y como, de forma maravillosa, fue aprobado y el Señor le respondió.
I – ¿Por qué Dios probó a Abraham de esta manera?
El propósito de Dios de poner a Abraham en esta prueba tan difícil fue el de aumentar la fe que tenía, proporcionándole una victoria mayor a través de un conocimiento mayor de Dios y de Su plan. En ese proceso de prueba, Abraham tuvo la oportunidad de demostrar obediencia y crecer espiritualmente. Dios quería ver el corazón de Abraham. Dios quiso comprobar si Abraham Lo amaba más que a su hijo Isaac y probar su fe en cuanto a la promesa de hacer de él una gran nación.
II – Posibles conflictos y cuestionamientos vividos por Abraham
1 – Abraham vivió un gran conflicto. Como padre, amaba al hijo Isaac. Sin embargo, como siervo del Señor, sabía que necesitaba obedecer;
2 – No había ninguna razón por parte de Dios que justificara tal petición;
3 – ¿Cómo sacrificar al hijo ante la promesa de convertirse en una gran nación a partir de ese hijo?
III – Obediencia inmediata
Incluso sin entender el motivo de la orden de Dios, Abraham obedeció inmediatamente (Génesis 22:3). Posiblemente, mientras caminaba rumbo al holocausto, un torbellino de pensamientos giró en la mente del padre Abraham. Sin embargo, por la fe, él caminaba en obediencia al Señor.
IV – Abraham creyó que Dios resucitaría a su hijo Isaac
Al decir a sus siervos: “Esperad aquí (…) y adoraremos y volveremos a vosotros.” (Génesis 22:5), entendemos plenamente que Abraham creía que después de ofrecer al hijo en sacrificio al Señor, Él lo resucitaría, para que las promesas hechas por Dios anteriormente se cumpliesen. Este fue el punto más alto de la fe de Abraham. Esta misma fe es vivida por aquellos que se rinden al Señor, aceptándolo como Salvador de sus vidas. (Romanos 10:9-10)
Fuente: blogs.universal.org