viejo
marzo 08, 2017
Europa se quedara sin judíos
En muchos lugares del viejo continente la vida judía se está extinguiendo debido al incansable odio anti judío y anti Israel.
"Nunca supe que éramos judíos". Nunca olvidaré el día en que la mejor amiga de mi madre —una brillante doctora que se había educado en Francia e Israel y que ejercía en Chicago— me contó sobre su niñez. Era una mujer de mundo sumamente educada, por lo que parecía imposible que nunca hubiese sabido aquel esencial hecho sobre su identidad.
Su familia vivía en Rumania, explicó ella, e incluso después de que terminaron los horrores del Holocausto, los judíos que quedaban en Rumania aún vivían con temor. Por su seguridad, sus padres nunca mencionaron su herencia judía. Un día, en la década del 50, le confesaron finalmente a sus hijos que eran judíos y que, al igual que la gran mayoría de los judíos rumanos que sobrevivieron el Holocausto, emigrarían a Israel.
Cerca del 25% de los rumanos preferiría que no hubiese judíos en Rumania.
Para los pocos miles de judíos que continúan llamando “hogar” a Rumania, una nueva encuesta fue un doloroso recordatorio de que, para muchos rumanos, los judíos aún no son bienvenidos.
En agosto del 2015, el Instituto Nacional Elie Wiesel de Estudios del Holocausto en Rumania (donde creció el Sr. Wiesel) publicó los resultados de una encuesta que revelaba que cerca del 25% de los rumanos preferiría que no hubiese judíos en Rumania.
Un 11% de los rumanos categorizaron a los judíos como un "problema" para la nación, y el 22% preferiría ver a los judíos como turistas en lugar de ciudadanos.
Estas opiniones negativas coinciden con la ignorancia —o indiferencia— sobre el Holocausto: a pesar de que cerca del 75% de los rumanos ha escuchado sobre el holocausto (un incremento del 12% respecto a la encuesta anterior, realizada el 2007), solo un 33% cree que ocurrió en Rumania (a pesar de que la mitad de los 750.000 judíos que había en Rumania en ese entonces fueron asesinados en el Holocausto). La mayoría de los rumanos encuestados caracterizaron a su líder de aquel entonces como un "patriota".
Los sorprendentes resultados de la encuesta —y la hostilidad hacia los ciudadanos judíos— aparecieron en las portadas de todo el mundo, pero lamentablemente, los rumanos no son los únicos que quieren tener un país o una ciudad “libre de judíos”.
Las declaraciones anti judías de algunos países son bien conocidas. En enero del 2015, por ejemplo, las autoridades de Arabia Saudita hicieron lo imposible por negar reportes sobre una ley que permitiría la entrada de judíos al país como “trabajadores invitados” (los reportes iníciales especulaban que la supuesta ley sólo incluiría a judíos no israelíes; siempre estuvo claro que los judíos israelíes nunca tendrían permitido trabajar en el reino). Cuando la historia fue desmentida, Arabia Saudita —la cual prohíbe la construcción de sitios de rezo que no sean mezquitas— explicó: la ley oficial continuará inalterada. Ningún judío puede ingresar legalmente como trabajador, y Arabia Saudita continúa siendo una zona libre de judíos.
Y esa venenosa actitud parece estar esparciéndose hacia algunos países europeos.
Una encuesta realizada en el año 2011 en Irlanda reveló que un 20% de los irlandeses estaría a favor de prohibir que los israelíes obtuviesen ciudadanía irlandesa, y el 11% estaría a favor de prohibir que los judíos se volvieran ciudadanos (cuando se les preguntó sobre sus relaciones personales, las respuestas fueron aún más extremas: al 46% no le gustaría tener a un judío como familiar y el 52% se opondría a tener a un israelí como familiar). Preocupantemente, la encuesta pareciera proyectar un incremento en dichos sentimientos antisemitas. Las actitudes anti judías fueron mayores entre las generaciones más jóvenes, siendo el grupo etario de entre 18-25 años el que tenía una visión más extrema).
El Padre Michael Mac Greal, el sacerdote jesuita y sociólogo que compiló la encuesta, explicó que la hostilidad hacia Israel por parte de la prensa irlandesa pareciera haber contribuido a los sentimientos negativos en contra de los judíos en general. "Hay un peligro real de que la imagen pública de Israel pueda llevar a un incremento del antisemitismo", aseveró.
En Gran Bretaña, las actitudes antisemitas son relativamente menores; "sólo" al 10% de los británicos les molestaría tener a un judío en su familia, según reveló una encuesta realizada en el 2015. Sin embargo, el sentimiento anti Israel está generando cada vez más un extremista discurso anti judío.
Los sentimientos anti israelíes son muy comunes en Gran Bretaña. Una encuesta global realizada el 2013 reveló que Israel era la cuarta nación de la cual se tenía una peor percepción (superada sólo por Irán, Pakistán y Corea del Norte). Los británicos lideraron las actitudes negativas hacia el Estado judío: un 72% dijo que tenían un sentimiento negativo hacia Israel. Con el respaldo de este incansable criticismo, se volvió aceptable que un importante político hiciera un llamado a que parte de Gran Bretaña se volviera una zona "libre de israelíes". George Galloway, representante en el parlamento de la ciudad de Bradford, declaró que los israelíes no eran bienvenidos por sus votantes, y luego, cuando fue cuestionado por sus alarmantes comentarios, los defendió abiertamente: "No queremos productos israelíes, no queremos servicios israelíes, no queremos que ningún académico israelí venga a nuestra universidad... ni siquiera queremos que los turistas israelíes vengan a Bradford, incluso si alguno de ellos tenía planeado hacerlo", declaró.
En Bélgica, el dueño de un café en la ciudad de Lieja que colocó un cartel que decía que los perros eran bienvenidos pero los judíos no, fue investigado por la policía en el 2014, pero en otras partes del país, las escuelas belgas se están volviendo poco a poco zonas libres de judíos. Cuando la última estudiante judía se retiró de una secundaria de Brúcelas, recibió cientos de comentarios negativos y de amenazas luego de publicar una fotografía de sí misma con una bandera de Israel en Facebook, y Joel Rubinfeld, Presidente de la Liga Belga Contra el Antisemitismo, advirtió que aquella secundaria —y otras similares— "se han vuelto Judenfrei, ya no hay judíos allí". Viéndose enfrentados a un incansable antisemitismo, las familias belgas están dejando el país para mudarse a Israel o, si se quedan, están retirando a sus hijos de las escuelas públicas, donde la hostilidad hacia los judíos es la norma.
En el 2014, el Vicepresidente del Parlamento de Suecia fue ampliamente criticado por recomendar a los judíos que "dejaran" su identidad judía si querían volverse buenos ciudadanos suecos, pero él no es el único. Malmo, la tercera ciudad más grande de Suecia, ha visto un aumento exponencial de actividades anti judías y anti Israel. La Semana del apartheid israelí es un evento anual que se lleva a cabo en un edificio de la municipalidad, el cual es facilitado de forma gratuita, y la municipalidad misma ha dado apoyo oficial a la agrupación, Isolate Israel, organización que inspecciona los negocios suecos y los "ayuda" a volverse "libres de Israel" en sus productos y servicios.
No es ninguna sorpresa que ahora ocurran docenas de ataques antisemitas en la ciudad cada año, y que la ya disminuida comunidad local se esté reduciendo cada vez más. Un popular video filmado en el 2013 sobre un reportero que caminaba por las calles de Malmo vistiendo una kipá mostraba las miradas con recelo y los comentarios negativos a los que se veía sujeto. Un repetición del mismo experimento realizada en el 2015 —la cual fue mostrada en la Televisión Pública de Suecia— mostró amenazas de agresión, advertencias de que se fuera (tanto por parte de quienes lo amenazaban como de los transeúntes que lo aconsejaban para que no fuera dañado) y, eventualmente, al reportero corriendo por su vida.
Setenta años después del Holocausto, parece increíble que partes de Europa se estén volviendo nuevamente “zonas libres de judíos”. A pesar de que la vida judía está floreciendo en muchas partes de Europa, en la mayoría del continente se está extinguiendo debido al incansable odio anti judío y anti Israel.
Fuente: Aish Latino
"Nunca supe que éramos judíos". Nunca olvidaré el día en que la mejor amiga de mi madre —una brillante doctora que se había educado en Francia e Israel y que ejercía en Chicago— me contó sobre su niñez. Era una mujer de mundo sumamente educada, por lo que parecía imposible que nunca hubiese sabido aquel esencial hecho sobre su identidad.
Su familia vivía en Rumania, explicó ella, e incluso después de que terminaron los horrores del Holocausto, los judíos que quedaban en Rumania aún vivían con temor. Por su seguridad, sus padres nunca mencionaron su herencia judía. Un día, en la década del 50, le confesaron finalmente a sus hijos que eran judíos y que, al igual que la gran mayoría de los judíos rumanos que sobrevivieron el Holocausto, emigrarían a Israel.
Cerca del 25% de los rumanos preferiría que no hubiese judíos en Rumania.
Para los pocos miles de judíos que continúan llamando “hogar” a Rumania, una nueva encuesta fue un doloroso recordatorio de que, para muchos rumanos, los judíos aún no son bienvenidos.
En agosto del 2015, el Instituto Nacional Elie Wiesel de Estudios del Holocausto en Rumania (donde creció el Sr. Wiesel) publicó los resultados de una encuesta que revelaba que cerca del 25% de los rumanos preferiría que no hubiese judíos en Rumania.
Un 11% de los rumanos categorizaron a los judíos como un "problema" para la nación, y el 22% preferiría ver a los judíos como turistas en lugar de ciudadanos.
Estas opiniones negativas coinciden con la ignorancia —o indiferencia— sobre el Holocausto: a pesar de que cerca del 75% de los rumanos ha escuchado sobre el holocausto (un incremento del 12% respecto a la encuesta anterior, realizada el 2007), solo un 33% cree que ocurrió en Rumania (a pesar de que la mitad de los 750.000 judíos que había en Rumania en ese entonces fueron asesinados en el Holocausto). La mayoría de los rumanos encuestados caracterizaron a su líder de aquel entonces como un "patriota".
Los sorprendentes resultados de la encuesta —y la hostilidad hacia los ciudadanos judíos— aparecieron en las portadas de todo el mundo, pero lamentablemente, los rumanos no son los únicos que quieren tener un país o una ciudad “libre de judíos”.
Las declaraciones anti judías de algunos países son bien conocidas. En enero del 2015, por ejemplo, las autoridades de Arabia Saudita hicieron lo imposible por negar reportes sobre una ley que permitiría la entrada de judíos al país como “trabajadores invitados” (los reportes iníciales especulaban que la supuesta ley sólo incluiría a judíos no israelíes; siempre estuvo claro que los judíos israelíes nunca tendrían permitido trabajar en el reino). Cuando la historia fue desmentida, Arabia Saudita —la cual prohíbe la construcción de sitios de rezo que no sean mezquitas— explicó: la ley oficial continuará inalterada. Ningún judío puede ingresar legalmente como trabajador, y Arabia Saudita continúa siendo una zona libre de judíos.
Y esa venenosa actitud parece estar esparciéndose hacia algunos países europeos.
Una encuesta realizada en el año 2011 en Irlanda reveló que un 20% de los irlandeses estaría a favor de prohibir que los israelíes obtuviesen ciudadanía irlandesa, y el 11% estaría a favor de prohibir que los judíos se volvieran ciudadanos (cuando se les preguntó sobre sus relaciones personales, las respuestas fueron aún más extremas: al 46% no le gustaría tener a un judío como familiar y el 52% se opondría a tener a un israelí como familiar). Preocupantemente, la encuesta pareciera proyectar un incremento en dichos sentimientos antisemitas. Las actitudes anti judías fueron mayores entre las generaciones más jóvenes, siendo el grupo etario de entre 18-25 años el que tenía una visión más extrema).
El Padre Michael Mac Greal, el sacerdote jesuita y sociólogo que compiló la encuesta, explicó que la hostilidad hacia Israel por parte de la prensa irlandesa pareciera haber contribuido a los sentimientos negativos en contra de los judíos en general. "Hay un peligro real de que la imagen pública de Israel pueda llevar a un incremento del antisemitismo", aseveró.
En Gran Bretaña, las actitudes antisemitas son relativamente menores; "sólo" al 10% de los británicos les molestaría tener a un judío en su familia, según reveló una encuesta realizada en el 2015. Sin embargo, el sentimiento anti Israel está generando cada vez más un extremista discurso anti judío.
Los sentimientos anti israelíes son muy comunes en Gran Bretaña. Una encuesta global realizada el 2013 reveló que Israel era la cuarta nación de la cual se tenía una peor percepción (superada sólo por Irán, Pakistán y Corea del Norte). Los británicos lideraron las actitudes negativas hacia el Estado judío: un 72% dijo que tenían un sentimiento negativo hacia Israel. Con el respaldo de este incansable criticismo, se volvió aceptable que un importante político hiciera un llamado a que parte de Gran Bretaña se volviera una zona "libre de israelíes". George Galloway, representante en el parlamento de la ciudad de Bradford, declaró que los israelíes no eran bienvenidos por sus votantes, y luego, cuando fue cuestionado por sus alarmantes comentarios, los defendió abiertamente: "No queremos productos israelíes, no queremos servicios israelíes, no queremos que ningún académico israelí venga a nuestra universidad... ni siquiera queremos que los turistas israelíes vengan a Bradford, incluso si alguno de ellos tenía planeado hacerlo", declaró.
En Bélgica, el dueño de un café en la ciudad de Lieja que colocó un cartel que decía que los perros eran bienvenidos pero los judíos no, fue investigado por la policía en el 2014, pero en otras partes del país, las escuelas belgas se están volviendo poco a poco zonas libres de judíos. Cuando la última estudiante judía se retiró de una secundaria de Brúcelas, recibió cientos de comentarios negativos y de amenazas luego de publicar una fotografía de sí misma con una bandera de Israel en Facebook, y Joel Rubinfeld, Presidente de la Liga Belga Contra el Antisemitismo, advirtió que aquella secundaria —y otras similares— "se han vuelto Judenfrei, ya no hay judíos allí". Viéndose enfrentados a un incansable antisemitismo, las familias belgas están dejando el país para mudarse a Israel o, si se quedan, están retirando a sus hijos de las escuelas públicas, donde la hostilidad hacia los judíos es la norma.
En el 2014, el Vicepresidente del Parlamento de Suecia fue ampliamente criticado por recomendar a los judíos que "dejaran" su identidad judía si querían volverse buenos ciudadanos suecos, pero él no es el único. Malmo, la tercera ciudad más grande de Suecia, ha visto un aumento exponencial de actividades anti judías y anti Israel. La Semana del apartheid israelí es un evento anual que se lleva a cabo en un edificio de la municipalidad, el cual es facilitado de forma gratuita, y la municipalidad misma ha dado apoyo oficial a la agrupación, Isolate Israel, organización que inspecciona los negocios suecos y los "ayuda" a volverse "libres de Israel" en sus productos y servicios.
No es ninguna sorpresa que ahora ocurran docenas de ataques antisemitas en la ciudad cada año, y que la ya disminuida comunidad local se esté reduciendo cada vez más. Un popular video filmado en el 2013 sobre un reportero que caminaba por las calles de Malmo vistiendo una kipá mostraba las miradas con recelo y los comentarios negativos a los que se veía sujeto. Un repetición del mismo experimento realizada en el 2015 —la cual fue mostrada en la Televisión Pública de Suecia— mostró amenazas de agresión, advertencias de que se fuera (tanto por parte de quienes lo amenazaban como de los transeúntes que lo aconsejaban para que no fuera dañado) y, eventualmente, al reportero corriendo por su vida.
Setenta años después del Holocausto, parece increíble que partes de Europa se estén volviendo nuevamente “zonas libres de judíos”. A pesar de que la vida judía está floreciendo en muchas partes de Europa, en la mayoría del continente se está extinguiendo debido al incansable odio anti judío y anti Israel.
Fuente: Aish Latino