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junio 16, 2020

Policías de El Salvador claman a Dios de rodillas por el fin del coronavirus

Agentes de la Policía Nacional Civil de El Salvador, realizó un momento de oración y clamor a Dios, por el fin de la pandemia del coronavirus que mantiene en angustia al país y al mundo.

Los uniformados se reunieron el domingo por la tarde en un espacio amplio dentro de las instalaciones de la sede central de la Policía Nacional Civil (PNC) en San Salvador, después que el presidente Nayib Bukele pidió al país unirse en una jornada de oración.

Las imágenes del emotivo hecho, fueron compartidas por la Secretaría de Prensa de la Presidencia, señalando que los agentes policiales estaban orando y clamando a Dios por la salud y protección de los salvadoreños.

“Su Gloria está aquí, sanando heridas, levantando al caído”. Con estas palabras inició la jornada de intercesión, en el marco del “Día Nacional de la Oración” en todas las delegaciones en todo el país.

Las oraciones estuvieron a cargo del presidente del Ministerio Cristiano Policial (MCP), comisionado Pedro Baltazar González, quien estuvo rodeado por un equipo de capellanes policiales y miembros de la institución creyentes que al unísono se dirigieron a Dios.

Todos los policías pidieron por la sanidad de los enfermos de COVID-19 y por todos los compañeros de la institución que libran esa gran batalla en contra de la mortal enfermedad.

Además, este día también se sumaron a este acto de fe, personal de diferentes instituciones que laboran en esta emergencia, así como familias enteras desde sus hogares clamando con un solo objetivo. 

Tomado de: https://www.acontecercristiano.net/2020/05/policias-de-el-salvador-claman-dios-por-fin-del-coronavirus.html

marzo 23, 2020

COVID-19: ¿angustia y miedo o fe y confianza?

No podemos dejar de hablar de la fe, porque es el único poder suficiente para vencer los tiempos difíciles

Para protegernos físicamente de los peligros de la nueva pandemia del COVID-19, todos hemos sido guiados reiteradamente con respecto a la higiene de las manos, de la ropa, de las secreciones corporales, entre muchas otras recomendaciones.

Pero, para los que creen en Dios, también hay otra forma de protección disponible frente al caos instalado. Se trata de la protección espiritual que proviene del trono del Altísimo para los que Lo buscan.

“El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo al Señor: esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en Quien confiaré. Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con Sus plumas te cubrirá, y debajo de Sus alas estarás seguro; escudo y adarga es Su verdad.” Salmos 91:1-4

No estoy habilitada para hablar de ciencia, medicina o política, pero puedo hablar con seguridad sobre la Palabra de Dios, que es apta y eficaz para discernir todas las circunstancias del mundo en todas las generaciones, pueblos y culturas, incluido el momento turbulento que estamos pasando.

Muchos asocian vivir en seguridad con el lugar donde viven y con los bienes que poseen, pero este concepto fue completamente sacudido por la amenaza avasallante del coronavirus. Países que hasta entonces tenían una alta tasa de IDH (Índice de Desarrollo Humano), un excelente sistema de salud y una economía saludable, están viendo que nada de eso ha sido suficiente para proteger a su población.

La reacción que el Señor Jesús dijo que la humanidad tendría al pasar por algunos acontecimientos en los últimos días se cumple:

“… desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra…” Lucas 21:26

Millones de personas están encerradas en sus hogares, aterrorizadas por la posibilidad de enfermarse y ni siquiera encontrar una cama de hospital o un ventilador mecánico que os ayude a respirar.

Mientras que algunos se desmayan por miedo a la enfermedad, otros se desmayan por la hecatombe financiera que están sufriendo.

Hace décadas que no se ve al continente europeo parado, con fronteras cerradas y un país con miedo de lo que sucede en el país vecino. Si la depresión ya es un problema grave en muchas naciones europeas, ¡imagínese ahora después de esta ola avasallante de pánico y aislamiento!

Por eso, no podemos dejar de hablar de la fe, porque es el único poder suficiente para superar los tiempos difíciles. Por más que los escépticos ignoren e incluso se burlen de nuestras palabras, hay un lugar secreto, hay una protección espiritual que viene de lo Alto para quien busca al SEÑOR Dios en los días de crisis. Él ofreció un lugar seguro para abrigarnos de los peligros de este mundo, y es un tonto el que desprecia Su abrigo. No necesitamos desmayarnos del terror, mucho menos, desesperarnos ante la noticia de que la economía va a derrumbarse o que las reservas de alimentos y medicinas no serán suficientes.

Tampoco necesitamos tratar de entender todo y tener todas las respuestas, porque hay intereses que desconocemos. Pero, incluso con todo esto, podemos dormir y despertar en paz, con la certeza de que estamos siendo guardados por el Dios que nos hizo la invitación de escondernos bajo Sus alas.

Entonces, la mejor acción para nuestros días es buscar al Altísimo con todas nuestras fuerzas. Si usted está apartado de la fe, regrese. Arrepiéntase de sus pecados y comience una nueva caminata con Dios. Si ya Lo busca, intensifique su comunión diaria con Él.

Estamos en oración por los profesionales de la salud, quienes, incluso expuestos al riesgo de contaminación y exhaustos, atienden a los que llegan afligidos en los hospitales.

Oramos por infectólogos que valientemente trabajan para socorrer a los enfermos graves. Clamamos por los científicos para que descubran nuevos medicamentos que combatan a este mal. Oramos, principalmente, para que las personas infectadas tengan una buena recuperación y, pronto, puedan regresar a su vida normal.

Estamos juntos, por la fe, con aquellos que están solos en “cuarentena” sin poder disfrutar de la compañía de sus seres queridos.

Oramos por los ancianos y los grupos en riesgo, para que mantengan su fe y ánimo de vivir en alta.

Y sepan que, este momento difícil va a pasar y, todos nosotros, sacaremos grandes lecciones de esta lucha que enfrentamos.

Hoy más que ayer, tenemos que predicar con osadía el Evangelio, pues solo él es poder de Dios para salvación (en todo sentido) de aquel que cree.

Fuente: Núbia Siqueira
marzo 19, 2016

En Venezuela matan a un pastor evangélico por oponerse al robo de su moto

“Los ladrones se dieron cuenta de una motocicleta entonces, comenzaron a pedir con insistencia la llave. Mi marido no quiso entregarles la llave o quizás debido a la angustia y la confusión no recordaba donde estaba, uno de los hombres le disparó con una escopeta recortada y lo mató”, Odalis de Brizuela. En la foto, familiares del pastor lamentando su muerte.

El pastor Isaac Brizuela Aponte, (56 años de edad) fue asesinado por tres delincuentes que invadieron violentamente su casa para robarle su moto y dos celulares, el ministro se opuso al hurto por lo que uno de los ladrones le disparó al abdomen muriendo este instantáneamente.

El hecho ocurrió a las 7:30 de la noche, en un poblado de La Aventazón, municipio Simón Rodríguez en Venezuela. Aponte acababa de llegar a su hogar, venía de su iglesia.

Odalis de Brizuela, esposa del pastor asesinado, dijo que su esposo llegó a las 7:00 p.m. conversaron un rato y cuando él se dispuso a cerrar la puerta de la sala, tres sujetos armados, uno de ellos encapuchado, lo empujaron e ingresaron en la vivienda. Los individuos revisaron cada una de las habitaciones, no sin antes obligarlos a tirarse boca abajo en el piso y prohibirles que los miraran.

“Estábamos Isaac, mi hijo Samir, mi nuera y yo. Uno de los ladrones me obligó a entregar dos teléfonos celulares y a abrir la bodega, de donde sustrajeron 20 mil bolívares fuertes que había en la caja registradora, producto de la venta de fin de semana”.

“No me resistí para evitar una desgracia, pero mi trabajo fue en vano.

Los ladrones se dieron cuenta de una motocicleta que compramos hace un año y seis meses, la cual estaba estacionada dentro de la residencia. Entonces, comenzaron a pedir con insistencia la llave”.

“Mi marido no quiso entregarles la llave o quizás debido a la angustia y la confusión no recordaba donde estaba. Lo cierto es que eso fue el detonante para que uno de los hombres le disparara con una escopeta recortada y lo matara. Me sentí impotente al ver caer a Isaac en el piso de la cocina, con la ropa llena de sangre”, narró Odalis de Brizuela.

Cometido el crimen, uno de los matones hizo una llamada telefónica y a los pocos minutos un vehículo llegó al lugar para buscarlos y fugarse. “Isaac era un hombre trabajador, decente, tranquilo y tenía 20 años predicando el evangelio. Su muerte es una injusticia”, dice la viuda llorando.

Fuente: noticiacristiana.com