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diciembre 17, 2019

La NASA afirma haber descubierto el Infierno cerca a la Tierra

La NASA ha encontrado un raro fenómeno en uno de los planetas que conforman el sistema solar que se hace llamar “Aros del Infierno”.

En el planeta Júpiter, la nave espacial Juno de la Administración Nacional de la Aeronautica y del Espacio de EE.UU (NASA) logró captar como se formó un ciclón de fuego al que llamaron “Aro del Infierno”.

Con éste, ya son 7 los similares a éste que se encontraron desde 2016, en el cual la nave Juno ha tenido la primicia de observar los poderosos ciclones que rodeaban el planeta entero.

«Los datos del instrumento Jovian Infrarrojo Auroral Mapper (JIRAM) de Juno indican que pasamos de un pentágono de ciclones que rodean uno en el centro a un arreglo hexagonal», dijo Alessandro Mura, investigador romano de Astrofísica a la NASA.

«Esta nueva incorporación es más pequeña en tamaño que sus seis hermanos ciclónicos más establecidos: es aproximadamente del tamaño de Texas (695.662 km²). Quizás los datos de JIRAM de futuros sobrevuelos muestren que el ciclón crece al mismo tamaño que sus vecinos”, agregó.

Este fénomeno es el n° 7 del mismo tipo que se encontró en Júpiter 
Según los mismos científicos que laboran en la NASA, estos fenómenos no tienen predicción alguna, por lo que la naturaleza los sorprende cada vez más con hallazgos como este.

«Estos ciclones son fenómenos climáticos nuevos que no se han visto ni predicho antes», dijo Cheng Li, un científico de la Universidad de California, Berkeley.

«La naturaleza está revelando una nueva física con respecto a los movimientos de fluidos y cómo funcionan las atmósferas de los planetas gigantes. Estamos comenzando a comprenderlo a través de observaciones y simulaciones por computadora. Los futuros sobrevuelos de Juno nos ayudarán a refinar aún más nuestra comprensión al revelar cómo evolucionan los ciclones con el tiempo», agregó.

Para más información, consulta la página oficial de la NASA:
enero 31, 2016

¿Qué pasaría si la Luna no existiera?


El clima y la luz de nuestro planeta experimentarían cambios drásticos a los que la vida tendría que adaptarse para no extinguirse... o para empezar a existir.
Pablo Santos Sanz, investigador del Departamento del Sistema Solar en el Instituto de Astrofísica de Andalucía-CSIC, en España, analiza en las páginas del rotativo 'El País' dos escenarios: por un lado, qué pasaría si el satélite de la Tierra desapareciera de repente, y por otro, cómo sería nuestro planeta si la Luna nunca hubiera existido.
Si de repente desapareciera la Luna...
El agua en océanos y mares se estancaría
Sin su satélite natural el clima de nuestro planeta cambiaría drásticamente, ya que al perder la fuerza de las mareas, provocadas por la atracción gravitatoria de la Luna, las corrientes de los mares y océanos verían modificada su dirección e intensidad. Aumentaría el nivel del mar en las costas y el agua se redistribuiría hacia los polos. La disminución de la intensidad de las corrientes y la interrupción del sistema de drenaje y limpieza natural de los mares supondría un estancamiento de las aguas. Esto tendría como resultado la inevitable pérdida de gran parte de las especies de vida marítima y de los animales y plantas que dependen de los mares y los océanos, como los que habitan en las costas.
Veranos de más de 100 grados e inviernos a 80 bajo cero
La gravitación lunar mantiene la inclinación fija del eje de rotación de la Tierra en unos 23 grados respecto al plano de su órbita. Si la Luna desapareciera de golpe el eje de rotación terrestre perdería su estabilidad, lo que conllevaría una alternación de las estaciones. Serían habituales veranos con temperaturas de más de 100 grados, e inviernos a 80 bajo cero, con las adaptaciones que ello implicaría para la vida animal y vegetal.
Vientos de más de 300 kilómetros por hora
El caso más extremo sería el alineamiento directo del eje de rotación de la Tierra hacia el Sol, lo que provocaría que en una parte del planeta reinaría la oscuridad completa y la otra estaría bajo la acción permanente del sol. Vientos de una velocidad extrema de más de 300 kilómetros por hora azotarían la superficie de la Tierra como consecuencia de las drásticas diferencias de temperatura.
Vida en la frontera entre dos mundos
En este caso se erradicaría casi por completo toda la vida en ambos hemisferios. Las especies solo podrían sobrevivir en el ecuador, justo en la frontera entre el mundo de la oscuridad y el de la luz eterna.
Extinciones masivas
La gran mayoría de los animales y las plantas serían incapaces de adaptarse a la nueva situación, lo que se reflejaría en extinciones masivas.
Si la Luna nunca hubiera existido...
En el mejor de los casos, la vida habría tardado más tiempo en aparecer
Unas mareas más débiles en el océano primitivo habrían dificultado la mezcla y la fricción de sustancias, por lo que no se habrían dado las condiciones necesarias para que surgiera vida, o esta habría aparecido cientos de millones de años más tarde.
Fuertes vientos
El día terrestre duraría ocho horas. Debido al aumento de la velocidad de rotación de la Tierra también serían mayores los vientos que se producirían en su atmósfera, que alcanzarían por lo general velocidades de 160 o 200 kilómetros por hora.
Vida más primitiva o con biología distinta
La inestabilidad de la inclinación del eje de rotación terrestre derivaría en variaciones extremas de temperatura y provocaría un clima radicalmente diferente al que conocemos. Todo esto se reflejaría en las formas de vida terrestre, que serían totalmente distintas a las que existen en la Tierra para poder adaptarse a un mundo de extremos, o bien serían más primitivas.
La ciencia habría tomado otros derroteros
Si aceptamos que una Tierra sin la Luna pudiera estar habitada por seres inteligentes, su ciencia se hubiera desarrollado de una manera muy distinta a la nuestra, ya que muchos de los conocimientos que tenemos de campos tan distintos como la agricultura y la astronomía se deben al estudio de las fases lunares. Estas permitieron calcular la distancia entre la Tierra y la Luna, la Tierra y el Sol, las dimensiones de los cuerpos celestes y, en definitiva, hacer entender al hombre que no es más que una mota de polvo en la inmensidad del universo.

Fuente: actualidad.rt.com