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noviembre 29, 2017

¿QUIEN NOS REGALO JERUSALEM EN 1967?


 Hoy, 28 de Iyar, celebramos Yom Yerushalayim, el día que Jerusalem regresó a nuestras manos. Este año, 2017, marca el 50 aniversario de este glorioso día.

Ayer explicamos de qué manera la Torá describe la intervención Divina en las guerras del pueblo de Israel contra sus enemigos.    Hoy veremos que a veces la intervención de HaShem con Su pueblo, Israel, puede llegar a ser más evidente todavía. Sólo tenemos que abrir los ojos y recordar lo que ocurrió en la guerra de los Seis Días, y particularmente, en la conquista de Jerusalem.

Comencemos por el final.

Si bien la batalla por Yerushalayim cobró un alto precio en las preciosas vidas de cientos de nuestros heroicos soldados (776 soldados israelíes murieron en la guerra de los Seis Dias), Yerushalayim fue, literalmente, un regalo de HaShem. ¿Por qué?  Porque Israel NUNCA tuvo la intención de conquistar Jerusalem en la guerra de 1967.

Veamos. El principal enemigo y el instigador de la guerra para destruir al joven Estado judío era Gamal Abdel Nasser, el presidente de Egipto. Todas las fuerzas del ejercito de Israel debían estar concentradas en la defensa del desierto de Sinai.   Si la península de Sinai caía, las fuerzas egipcias (¡ese era su plan!) llegarían hasta Tel Aviv.

El Ministro de Defensa, Moshé Dayán, dejó esto en claro a Uzi Narkiss, el comandante de las relativamente pocas fuerzas que protegían la Jerusalem judía: la prioridad es defender el Sinai.

Aclaremos que en ese entonces Jerusalem estaba dividida. La parte Oeste pertenencia a los judíos y la parte Este, incluyendo la Ciudad Vieja, el Muro de los Lamentos, etc. le pertenecía a Jordania (a los judíos, obviamente, les estaba prohibido el acceso al Muro y a la Ciudad Vieja).

El Primer Ministro de Israel Levi Eshkol, le hizo llegar un mensaje al rey de Jordania, Hussein (el padre del actual rey de Jordania): Israel no tiene intenciones de luchar contra Jordania, si Jordania no interviene en la guerra.   Pero todo indicaba que Jordania atacaría. Contaban con 5.000 soldados ya apostados en Jerusalem y con refuerzos permanentes que llegaban desde Ammán, la capital jordana y de Arabia Saudita, y una fuerza de elite de soldados de Iraq.

Los Yehudim de Jerusalem se estaban preparando para lo peor. La gente donaba sangre, aprendían primeros auxilios e improvisaban refugios para los niños. Se calculaba que habría entre 10.000 y 100.000 bajas civiles.. Los parques nacionales estaban siendo preparados para ser utilizados como cementerios. Los cajones de madera, ya estaban listos para los primeros funerales…

Y Jordania atacó.  Moshé Dayán dio la orden explícita de responder al fuego “proporcionalmente”, y bajo ningún concepto escalar la violencia, con la esperanza de que Hussein interrumpiera su ataque.   Pero Nasser, el presidente egipcio, luego de haber sufrido irremediables bajas en su fuerza aérea, quiso convencer a Hussein de que atacará a Israel y le dijo: “Nuestras fuerzas ya se están encaminando hacia Tel Aviv ¡Tienes que sumarte al ataque!”. Hussein se creyó esta falsa historia y comenzó a atacar la parte judía de Jerusalem.

Pero poco a poco, y milagrosamente, los soldados judíos ganaban cada batalla que peleaban. Y avanzaban, al tiempo que los soldados jordanos huían en medio de caos, confusión y miedo.   Las tropas judías se acercaron a la Ciudad Vieja y por primera vez se dieron cuenta que podrían atravesar sus muros. Levy Eshkol autorizó el ingreso, pero se apuró a aclarar: “Vamos a avanzar [hacia la ciudad vieja]  sabiendo que una vez que termine la guerra debemos abandonar Jerusalem”.

Increíblemente, la mayoría de los ministros de Israel se oponían a avanzar hacia la Ciudad Vieja..  “El mundo”, dijeron, “particularmente el Vaticano, no permitirá que los judíos custodiemos los lugares santos cristianos”.  Los líderes politicos de Israel tenían miedo de triunfar. Las tropas judías, sin embargo, comenzaron a rodear la ciudad vieja.  A las 3 de la madrugada del día 6 de junio, Ali Ata,  el comandante jordano responsable por la defensa de Jerusalem entró en la oficina del gobernador jordano de Jerusalén, Anwar al-Khatib, y le dijo:  “La batalla por Jerusalem está perdida”. Todos menos dos de sus oficiales habían desertado. Las tropas jordanas estaban desmoralizadas y exhaustas y no podían ser controladas sin sus oficiales. Ali Ata sacó a sus soldados de la ciudad vieja y huyo hacia Ammán.

Y así Yerushalayim, 1899 años luego de ser destruida por los romanos, volvió a ser la capital del Pueblo judío.

Yerushalayim estaba preparada para el luto. Para enterrar y llorar a miles de muertos. Pero la angustia se trasformó en alegría, y la pesadilla en un hermoso e inalcanzable sueño que sorpresivamente se hacía realidad.  Era como soñar despierto, como en un eco de las palabras del Rey David (Tehilim 30).  “[HaShem] Tú convertiste lo que iba a ser mi funeral, en una fiesta de celebración; Tú abriste mi mortaja y me hiciste vestir de alegría”.  Las palabras de los profetas de Israel por fin se verían cumplidas. De ahora en adelante, en la ciudad de Yerushalayim, se volverían a escuchar las voces de felicidad, de bodas, y fiestas.

Y los cajones de madera que se habían preparado para los funerales fueron desarmados. Y ese año, los Yehudim de Yerushalayim utilizaron esas maderas para construir sus Sukkot, las cabañas que representan la eterna protección Divina a su Pueblo, Israel.

הודו לה’ כי טוב כי לעולם חסדו

Fuente: Halaja.org
julio 14, 2017

Israel planeó una explosión nuclear en el Sinaí

Cincuenta años después de la Guerra de los Seis Días, en la que derrotó en forma aplastante a los ejércitos combinados de los países árabes, el diario The New York Times revela que Israel había preparado un plan alternativo “Operación Juicio Final”, que consistía en colocar y explotar una bomba atómica en un pico de las montañas del Sinaí para disuadir a los egipcios y a otras naciones.

Si el plan hubiera sido activado, sería la primera vez que se utilizara un arma atómica desde el ataque norteamericano en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, 22 años antes.

En una serie de entrevistas en 1999 y 2000, el brigadier general, Itzhak Yaakov contó los detalles del plan investigador nuclear israelí Avner Cohen. “Es el último secreto de la guerra de 1967”, dijo Cohen al rotativo. Yaakov murió en 2013, a los 87 años.

“Mira, era algo tan natural”, dijo Yaakov según el diario, que cita la transcripción de una entrevista. “Tienes un enemigo, y dice que te va a arrojar al mar. Tu le crees”.

“¿Cómo puedes detenerlo? Lo asustas. Si tienes algo con que asustarlo”, apuntó Ytzhak que estuvo a cargo de la supervisión del desarrollo de armas para el ejército israelí.

El plan fue denominado “Shimshon” o Sansón y consistía en volar con helicópteros y comandos un artefacto nuclear en el pico de un sitio montañoso a 32 kilómetros de un complejo militar egipcio en Abu Ageila.

El plan consistía en enviar una pequeña fuerza de paracaidistas para distraer al ejército egipcio en la zona desértica para que un equipo pueda hacer las preparaciones para la explosión atómica, indica el informe.

“Dos grandes helicópteros iban a aterrizar, despachar el artefacto nuclear y luego crear un puesto de mando en un arroyo de una montaña o un cañón. Si llegaba la orden de detonar, el destello cegador y la nube de hongos se habrían visto a través de los desiertos del Sinaí y del Negev, y tal vez hasta en El Cairo”.

Yaakov dijo que temía que si Israel activaba el plan, él y su equipo de comandos hubieran muerto en la operación.

La Embajada de Israel en Washington se negó a comentar el informe o el papel de Yaakov, señala el New York Times.

Israel nunca ha confirmado ni negado tener armas nucleares, manteniendo una política de ambigüedad nuclear. En un correo electrónico privado filtrado el ex secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, ha escrito que cree que el Estado judío posee alrededor de 200 bombas atómicas.

“Estuvimos muy cerca”, dice Yaakov al describir los preparativos. “Vimos la montaña, y vimos que había un lugar donde esconderse en un cañón”.

La orden dependía exclusivamente del entonces primer ministro, Levi Eshkol y el jefe del Estado Mayor Itzhak Rabin.

Al final, la victoria decisiva y veloz de Israel hizo que no se precisara ningún plan del día del Juicio Final y los helicópteros debieron pegar la vuelta; pero Yaakov cree que se debería haber seguido adelante con el plan y declarar abiertamente la capacidad nuclear.

“Todavía creo que hasta el día de hoy debimos haberlo hecho”, apuntó Yaakov a Cohen.

En su libro, “Israel y la bomba” Cohen describe que la lógica detrás del desarrollo nuclear del reactor de Dimona era “darle al primer ministro opciones si todo el resto fracasa”.

En 2001, dos años después de las conversaciones con Cohen, Yaakov fue arrestado y acusado de pasar información clasificada con la intención de dañar la seguridad del estado.

Eventualmente, Yaakov fue condenado a dos años de prisión en suspenso por el cargo menor de transmitir información secreta no autorizada.

Fuente: radiojai.com.ar