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abril 11, 2016

Iglesia católica acepta con las "puertas abiertas" a divorciados

Categórico. Según Leopoldo Brenes, el Papa hace un llamado a que los divorciados no utilicen como rehenes a sus hijos, y menos ponerlos en confrontación.

Luego de que el papa Francisco publicara el documento “Amoris Laetitia” (La alegría del amor), las voces a nivel mundial se han hecho escuchar, sobre todo por la exhortación que realizó en apoyo a las personas divorciadas. En ese sentido, el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes expresó que los divorciados tienen abiertas las puertas de la Iglesia para participar de todo lo que conlleva la liturgia.

Brenes expresó ayer, después de la misa oficiada en la Catedral Metropolitana de Managua, que “las personas divorciadas siempre han estado cercanas a la Iglesia. Incluso, cuando fui obispo de Matagalpa, tenía un movimiento de personas divorciadas vueltas a casar y ellas siempre participaban con nosotros”.

Además, agregó que el papa Francisco ha dicho que estas personas deben ser integradas al trabajo en la Iglesia, y es lo que se ha venido haciendo en todas las arquidiócesis del país.

"La alegría del amor"

El documento, el cual fue publicado el pasado 8 de abril, destaca que la Iglesia debe “alentar a las personas divorciadas que no se han vuelto a casar, a encontrar en la Eucaristía el alimento que las sostenga en su estado”.

El sumo Pontífice con este documento hace un llamado al clero para ampliar sus misericordias a la hora de discernir quién puede tener derecho a los sacramentos. “Es mezquino detenerse solo a considerar si el obrar de una persona responde o no a una ley o norma general. A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas, sino el lugar de la misericordia del Señor”, reza el texto.

Asimismo, detalla que “a las personas divorciadas que viven en una nueva unión, es importante hacerles sentir que son parte de la Iglesia, que no están excomulgadas, porque siempre integran la comunión eclesial”.

Por su parte, el cardenal Brenes expresó que en el documento papal se dice que todos los divorciados estaban excomulgados, pero “nunca lo han  estado”.

Brenes agregó que “con este documento el Santo Padre ha recalcado una experiencia que ya se conocía. Lo que ocurre es que las personas divorciadas y vueltas a casar sienten como una pena al llegar nuevamente a la iglesia. Pero hay una gran cantidad de divorciados que están trabajando desde las arquidiócesis y en las distintas actividades que se realizan”.

Diversidad

En cuanto a los homosexuales, después que en el documento se señala que deben ser aceptados, el cardenal Brenes indicó que “(los homosexuales) también son aceptados, nunca se les ha cerrado las puertas”.

"Que yo sepa nunca le he dicho a alguien que por su tendencia (sexual) 'aquí no podés venir'. Incluso muchos de estos hermanos son los que arreglan los altares y son los que están apoyándonos”, manifestó el cardenal a los medios de comunicación.

También relató que la Iglesia católica ha sido madre, y personalmente a él se le han acercado para confesarse y nunca les ha dicho: “Ustedes no tienen lugar aquí”.

El documento

El “Amoris Laetitia”, que en español sería “La alegría del Amor”, es una exhortación apostólica escrita por el Sumo Pontífice, luego de haber reflexionado con distintos obispos en dos sínodos sobre la familia realizados en el Vaticano.

El documento está dividido en nueve capítulos e incluye una oración a la Sagrada Familia como conclusión. En este también aparecen citas de papas anteriores, obispos y doctrinarios.

Además, el  Papa  incorporó frases de escritores e intelectuales como Eric Fromm, Martin Luther King, Jorge Luis Borges, Octavio Paz y Mario Benedetti, de quien copia el verso: "Si te quiero es porque sos / mi amor, mi cómplice y todo / y en la calle, codo a codo / somos mucho más que dos", para hablar del amor conyugal.

Fuente: elnuevodiario.com.ni
febrero 01, 2016

De ‘sin papeles’ a héroe en París por salvar rehenes del comercio judío

Lassana Bathily, emigrante de Malí, ocultó a clientes del comercio atacado por un yihadista

 Lassana Bathily abandonó su pueblo de Malí con apenas 14 años para buscar una vida mejor en París. A punto de ser expulsado en 2009, logró el permiso de residencia a fuerza de no ceder en su empeño por integrarse. Se convirtió en héroe nacional hace justo un año: es el empleado del supermercado judío atacado el 9 de enero de 2015 por el yihadista Amedy Coulibaly que escondió a varios clientes y ayudó a la policía a asaltar el comercio para poner fin a la toma de rehenes. Su historia dio una nota de esperanza a una Francia aturdida por los ataques. Siguió una lluvia de homenajes, del presidente estadounidense, Barack Obama, al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y recibió la nacionalidad francesa por decisión del presidente François Hollande.
A punto de cumplirse un año del ataque, Bathily ha escrito un libro autobiográfico, en venta desde este miércoles, intencionadamente titulado No soy un héroe (Je ne suis pas un héros; de la editorial  Flammarion). “No he hecho nada más que ayudar a mis compañeros y a los clientes que estaban en peligro”, explica ahora Bathily, de 25 años, en un despacho de la editorial en París frente al Teatro de Odeón. “Cuando los periodistas insistían en que era un musulmán que salvó a judíos, no sabía ni qué responder. No pensé en la religión en ningún momento, sólo en ayudar a seres humanos como yo”, insiste.
En el libro recuerda su viaje y trayectoria desde su pueblo de Samba Dramané, en una región remota pegada a Senegal, hasta las precarias condiciones de vida una vez alcanzado el sueño europeo y la avalancha mediática y de homenajes que siguió a los ataques de enero.
Aquel 9 de enero, Bathily se encontraba en el sótano del Hyper Casher de Porte de Vincennes, al este de París, colocando los alimentos en la despensa. Se tenía que dar prisa, porque como cada viernes dejaba el trabajo a la una para ir a la mezquita. Eran las 12.45 cuando Coulibaly, que la víspera había matado a una policía en la periferia sur de París, entró en el supermercado. Bathily oyó los disparos y vio cómo varios clientes se refugiaban en el sótano. Escondió a seis de ellos, incluido un bebé, en la cámara frigorífica y propuso escapar por el montacargas. Ninguno se animó y Bathily decidió huir solo.
“En aquel momento yo pensaba que eran los hermanos Kouachi”, los autores dos días antes de la matanza en la revista Charlie Hebdo, que ese día estaban atrincherados en una imprenta en las afueras de París. El montacargas estaba en el primer piso, lo accionó para que bajara a pesar del tremendo ruido que hacía. Verificó que no había ningún terrorista en su interior. “Cuando subía mi corazón latía a toda velocidad, me podían estar esperando a la salida”, cuenta. Corrió hasta la salida de emergencia y logró escapar sin ser visto. “Tuve suerte, Dios me ayudó”, dice.
Pero su pesadilla no acabó allí. Una vez fuera, la policía tomó a Bathily por un cómplice de Coulibaly. “Mi vida corrió casi más peligro fuera que dentro. Si no hubiese obedecido a la policía me podían haber matado”, recuerda. Pasó una hora y media esposado en un furgón policial donde le interrogaban, hasta que unos compañeros de trabajo se acercaron y confirmaron su identidad. Identificó las llaves del local para las fuerzas de seguridad, les dibujó en detalle los planos del supermercado y ayudó a lanzar el asalto de la forma más segura posible. Cuatro personas murieron durante la toma de rehenes, ninguna de ellas durante el asalto.
Bathily trabaja ahora por las tardes para el Ayuntamiento de París, en el estadio de atletismo de Charlety. Por las mañanas sigue clases de francés para mejorar su nivel. Vive en un pequeño apartamento. Se encuentra a escasos metros de la sala Bataclan, atacada el pasado 13 de noviembre por otros yihadistas que mataron en el local a unas 90 personas. “Justo antes del ataque pasé por delante, vi a la gente que entraba al concierto y me fui a cenar con unos amigos”, recuerda. “A la vuelta oímos los disparos, estábamos a 100 metros, nos refugiamos en un bar hasta las cinco de la mañana”, dice. “Pensé en los rehenes, en que el tiempo iba a pasar muy despacio para ellos”.
Los atentados del pasado noviembre y la cercanía del aniversario de los de enero han reabierto la herida, pero Bathily es un optimista y quiere seguir avanzando. Una vez finalizada la promoción de su libro, quiere concentrarse en la fundación que ha creado para fomentar la ayuda al desarrollo a África. Con el tiempo quiere trabajar también en la sensibilización de los jóvenes para prevenir la radicalización. Y en lo personal, seguir progresando. “He llegado a Francia con un visado de turista, he estado sin papeles y he logrado integrarme. Pero no acaba aquí, quiero seguir mejorando. El combate continúa”.

Fuente: elpais.com