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octubre 07, 2019

Así es la vida de un pastor cristiano homosexual en Bogotá

Cada domingo, sin falta, Jhon Botia Miranda enseña sobre Dios, pero también sobre respeto y tolerancia. Cada ocho días, sagradamente, abre las puertas de su comunidad (en la localidad de Chapinero, en Bogotá) para recibir a quienes se sienten señalados y defender una premisa clave en su vida: cada persona se gobierna a sí misma.

John es pastor cristiano. Es la cabeza de la Iglesia Colombiana Metodista de Bogotá. Y es abiertamente gay.

El cristianismo se volvió una lista de chequeo en la que les dicen a las personas: ‘no tomes, no fumes, no tires, no te vistas’. Lo que queremos es dar la libertad que Jesús dio”, aseguró.

No tenemos miedo de perder o que nos humillen y persigan, creemos es en la justicia social.

Nunca pensó en convertirse en pastor. Siempre, desde pequeño, se imaginó construyendo casas, ayudando a recolectar agua, colaborando con las personas. Lo que quería era dedicarse a las misiones.

Jhon nació el 1 de julio de 1989 en Villavicencio. Aunque su madre era de tradición católica y romana, a los 13 se unió a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (los mormones), “mientras buscaba un hogar espiritual que me permitiera crecer y vivir mi fe”.

En el 2007, con menos de 20 años y con su espíritu aventurero a flor de piel, se trasladó a Bogotá. Seguía yendo a la Iglesia mormona, no obstante, nació en él un choque teológico fuerte: “Son muy conservadores y yo tenía una lucha interna complicada”.

Se empezó a cuestionar: ¿era el único gay que creía en Dios? Pero no se quedó en eso, buscó soluciones: creó un grupo de cristianos que se reunían en su casa y hablaban de sus vidas.

“Dentro de ellos había un amigo, que es mi pareja actual, quien conocía a más cristianos gays. Comenzamos a hablar con varios y uno asistía a la Iglesia Metodista y me invitó”.

De entrada, el nombre le sonó raro. Se imaginó a mujeres con faldas largas y a hombres con la Biblia debajo del brazo todo el tiempo. Se mesuró cuando le dijeron que eran inclusivos y que querían forjar diálogos honestos.

“La primera vez que fui, llegué de corbata y con mi morral de escritura. Me sorprendí cuando los vi en jean, con tenis, todos relajados. ¡El que desentonaba era yo!”.

Tenía 26 años (2015) y decidió dejar el Movimiento Mormón para entrar en el Metodista: se terminó de convencer después de ver el trabajo social que se allí se hacía (y se hace).

Dos años después de su llegada, recibió la Cena del Señor, que es un momento de compartir, de reunirse, “como cuando los católicos comen la hostia, sin todas esas implicaciones teológicas”.

Se demoró todo ese tiempo porque se sentía pecador por su condición sexual, pero cuando lo hizo se dio cuenta de que Dios “me amaba increíblemente”.

Con el tiempo y viendo su compromiso con la Iglesia, el pastor del momento lo invitó a unas capacitaciones. Por motivos laborales, ese líder fue trasladado y a Jhon lo llamó el obispo metodista. Le dijo que consideraban su nombre para ocupar la vacante.

El 18 de enero del 2018, hace ya un año y 8 meses, se convirtió en el primer pastor gay dentro de la Iglesia Metodista en Colombia y Latinoamérica.

A nivel general, “no soy el único, pues iniciativas como La Puerta, la Iglesia Casa Padre o el Ministerio Afírmanos han ordenado pastores de la comunidad LGBTI. Además hay muchos otros pastores y sacerdotes que no salen del closet”.

Jhon tiene una vida como la de cualquier otro: “No como Biblia todo el tiempo”. Así como tiene momentos en los que visita a los miembros de su comunidad, tiene otros en los que comparte con sus amigos, va a cine, se toma unas cervezas y sale de rumba.

“No me he casado con la institucionalidad y lo bonito de la Iglesia Metodista es que pensamos y dejamos pensar. Dios nos llama en diferentes contextos”.

Su labor la alterna con sus estudios de licenciatura en teología y tiene un técnico en mercadeo y publicidad, que es la forma en la que genera sus ganancias personales.

Jhon Botia
Así es el espacio en el que Jhon se reúne, cada domingo, con su comunidad, en el norte de Bogotá.

Cuando lo consagraron como pastor, desde la Conferencia Episcopal dijeron que su nombramiento no era válido. El obispo metodista respondió que agradecía la preocupación, pero que eran una denominación independiente.

Otras iglesias cristianas los señalaron como la ‘iglesia de los maricas’, utilizando ese calificativo para disminuirlos. “Hay gente muy casada con lo que piensa y lo que cree que es verdad”.

Su posición fue hacer oídos sordos y seguir con su trabajo. “Para que digan que soy una abominación tienen que usar la razón y argumentos bíblico-teológicos demostrando qué se dijo, por qué se dijo, cuándo se dijo y la palabra en su lengua original qué significa”.

No me he casado con la institucionalidad y lo bonito de la Iglesia Metodista es que pensamos y dejamos pensar. Dios nos llama en diferentes contextos

Con la comunidad también vivió otro proceso fuerte. Su llegada fue un ‘boom’ y, recordó, se empezaron a hacer comentarios: ‘¿Este man qué? ¿Será que nos mariquea a los niños?, es un pervertido’.

De nuevo apeló a la calma y a hacer en vez de argumentar: se dedicó a ayudarles y servirles a los niños en sus temas escolares, y abrió espacios para las mujeres.

“Les cambió el chip. Los vecinos no vienen al culto, pero me respetan mucho. Se creó una relación basada en el respeto”.

Siente que lo más difícil de su labor es tener a todo el mundo contento, pues, comentó, a veces no entienden su teología, su práctica, que se basa en no juzgar y en ser un punto que ayuda a que todo se equilibre.

En contraparte, lo más satisfactorio para Jhon es ver la sonrisa, los ojos, de los feligreses y saber que encuentran a Dios, la paz y una verdadera liberación.

“Nuestro mensaje es el amor y el de un Dios que no es el que nos venden, sino uno amoroso, que es padre, madre, tío, tía, amigo, amiga, y está siempre abierto para reconfortar. No tenemos miedo de perder o que nos humillen y persigan, creemos es en la justicia social”.

Jhon Botia
Según cuenta el pastor, a su culto van 25 personas fijas. Sin embargo, “cada domingo se acercan 2 o 3 personas nuevas”.

Se estableció en Colombia en 1996 y se proclamó como profética, ecuménica e inclusiva. Se denominó así porque se trabajaría con desplazados, desmovilizados, reinsertados, con todas las poblaciones marginalizadas, pero no pensaron que llegarían a tocar el tema de la población LGBTI.

El grupo de su iglesia es 25 personas oficiales (“y entre 2 y 3 personas nuevas cada domingo). De ellos, 18 son de la comunidad LGBTI, pero también asiste población indígena y afro, entre otros.

“No creemos en iglesias para homosexuales o para heterosexuales, creemos que hay iglesias para personas. Somos una comunidad de creyentes, no nos distinguimos por raza, género ni nivel socioeconómico. Nos reunimos los creyentes como una manera de fe”.

Los cultos son todos los domingos a las 10:30 a.m., con una duración de una hora y media. La versión de la Biblia que usan es la Nueva Traducción Viviente.

Viernes y sábados hacen otros servicios, como refuerzo escolar para niños y programas de recreación.

Hablan de Dios como una metáfora: sin sexo, sin color de piel y que se hace sentir de diferentes formas, ya sea por la música, por la contemplación, por símbolos.“Es el dador y dadora de vida y Jesús, su hijo, mi guía. ¡Yo adoro a ese tipo”.

Jhon Botia
Jhon (der.), junto con su pareja, Fabio Hernando Meneses. Están juntos hace 3 años.

En todo el país hay 30 iglesias y 1.500 feligreses. Las más grandes están en veredas, zonas apartadas del país, “porque llevamos salud y educación”. También hay en el Golfo de Morrosquillo, Buenaventura, Cali, Santa Marta y Cartagena.

La sede administrativa está en Medellín y tiene un modelo episcopal: lidera un obispo, le sigue una junta de presbíteros y después los pastores o ministros locales, quienes se agrupan en 4 zonas. Jhon pertenece a la zona Distrito Eje Cafetero.

“Quiero decirle a todas las personas de la población LGBT que Dios les ama y que cuando lo conozcan o la conozcan van a sentir una liberación y amor profundo. No se den látigo, no se atormenten, no vayan a terapias de conversión. Acéptense”.

Fuente: joeirizarrynoticiascristianas.com



octubre 22, 2017

Denuncian a un grupo estudiantil católico en Georgetown por “fomentar el odio”


El grupo de estudiantes católicos de la universidad Georgetown Love Saxa ha sido denunciado por promover la doctrina católica y tendrá que someterse a una audiencia de la Comisión de Actividades Estudiantiles el 23 de octubre para defenderse de los cargos de fomento del odio y la tolerancia, según informa la periódico universitario La Hoya.

La denuncia fue interpuesta por un estudiante-senador de la Asociación de Estudiantes de la Universidad de Georgetown, y ha sido respaldada por líderes de organizaciones de estudiantes de orgullo gay en Georgetown.

El grupo Love Saxa se queja de que no han sido informados con tiempo de la audiencia ya que se les informó la noche del 19 de octubre, apenas tres días antes, y alegan que no tienen margen para preparar su defensa, por lo que solicitan una demora.

Además denuncian que no se les ha entregado una copia de la denuncia ni la descripción exacta de los cargos en su contra.

Se les denuncia por decir “creemos que el matrimonio es una unión conyugal en todos los niveles, emocional, espiritual, físico y mental, dirigida al cuidado de los hijos biológicos”

La presidenta estudiante de Lova Saxa, Amelia Irvine, dijo a la CNA: “Creo que Love Saxa tiene derecho a existir, especialmente en una escuela católica. Existimos para promover relaciones sanas y amorosas en Georgetown”.

La denuncia se basa en una columna del 6 de septiembre en The Hoya, en la Irvine escribió que “creemos que el matrimonio es una unión conyugal en todos los niveles, emocional, espiritual, físico y mental, dirigida al cuidado de los hijos biológicos. Para nosotros, el matrimonio es mucho más que un compromiso de amor entre dos adultos que consienten”.

Los líderes de organizaciones de estudiantes de orgullo gay en Georgetown denunciaron este lenguaje como “homofóbico” y afirmaron que violaba los estándares universitarios.

Los Estándares de Organización de Estudiantes de la universidad establecen que “los grupos no serán elegibles para acceder a los beneficios si su propósito o actividades (…) fomentan el odio o la intolerancia de otros por su raza, nacionalidad, sexo, religión o preferencias sexuales”. Love Saxa es acusado de fomentar el odio y la intolerancia, debido a su apoyo a la enseñanza católica sobre el matrimonio.

Love Saxa recibe 250 dólars de financiación de la universidad, y se le permite utilizar las instalaciones de la universidad para sus actividades, de acuerdo con The Hoya. Los resultados de la audiencia podrían llevar a la pérdida de dichos fondos y al acceso a dichas instalaciones, entre otras sanciones.

Fuente: actuall.com



abril 16, 2016

María de Sol participará en obra de teatro musical “Hairspray”

María del Sol retoma su carrera en obras musicales

El musical Hairspray “Habla de la falta de tolerancia que se vivió en los 60 y la falta de la misma que se vive 50 años después; creo que los valores no pasan de moda y el racismo se ve culminado en una victoria cuando se tiene un presidente negro en Estados Unidos, Martin Luther King puede ver que toda su lucha se ha coronado con Obama como presidente —platicó María del Sol —.

Además de ser discriminada por venir de bisabuelos negros, la cantante María del Sol se encontró con el obstáculo más grande que le ha puesto la sociedad al ser descalificada por su sobrepeso y por ser mexicana.

Por eso le gusta la obra de teatro musical que protagonizará a partir del 12 de febrero en el teatro Manolo Fábregas, “Hairspray”, porque tiene el mensaje de la tolerancia; sobre todo, dice, es una obra incluyente que elimina prejuicios hacia la gente, donde además la reina del soul interpreta la canción “El camino hacia mi Dios”.

La cuestión física también es muy importante; se puede perdonar a un alcohólico, drogadicto, pero cuando alguien tiene sobrepeso no, y todas son enfermedades para llenar un vacío que uno tiene y que unos lo hacen con el alcohol, las drogas y otros con la comida”.

“Hairspray” es una comedia musical que se estrenó en Broadway en 2002, además de una película de 1988 escrita y dirigida por John Waters. El elenco, incluye a José Joel, Marysol Sosa, (ambos hijos de Josè José) Alicia Machado, Patricio Castillo, y Miguel Ángel Valles y más 30 actores en escena.

La historia de “Hairspray” transcurre en Baltimore en el año de 1962, donde una mujer de color, de gran corazón, pero con sobrepeso, quiere ser la próxima estrella del programa de televisión más popular de la ciudad.

Fuente: noticiacristiana.com