Radio Milagro

Ya se están estudiando las  posibilidades de que un hombre produzca óvulos, o bien una mujer espermatozoides; las parejas LGBT podrán tener hijos,  tras un experimento en proceso que será probado con información genética de ambos. así lo trabajan en una clínica de España dedicada a los tratamientos de fertilidad.

De esta manera se reta a la naturaleza divina y a los principios  naturales creados por Dios. Pero  ¿Dará la ciencia este paso acertado?

Según el investigador japonés Shinya Yamanaka  “tomando las  células normales se podrían reprogramar y crear un espermatozoide y un óvulo que una vez fecundado, se debería implantar en el útero de una mujer”. La técnica servirá  igualmente 

Yamanaka demostró que  cuatro genes son suficientes para que las células de un adulto vuelvan a un estado similar al embrionario y recupere así la capacidad de convertirse después en cualquier tipo de tejido, así informó en una entrevista a un medio local de España.

Por otro lado, hay opiniones contrarias a este experimento. Según Carlos Simón, director científico de Igenomix  “Implantar una célula de la que va a depender la creación de un ser humano es complicado”. Explicó que la combinación de genes es compleja. 

Para demostrar esta posibilidad de crear y destruir embriones,  es necesario el experimento tanto en  humanos como en ratones,  y eso es algo que se puede hacer en países como Estados Unidos o Inglaterra, pero no en España.

Juan Antonio García Velasco, director médico del Instituto Valenciano de Infertilidad en Madrid, consideró que este experimento lejano , reconoce que “muchas cosas que nos parecían ciencia ficción hoy  llaman la atención”.

Si algo es cierto es que cada día la ciencia va avanzando y cambiando muchas veces para bien, otras para mal. Los seres humanos estamos desafiando a Dios, sus preceptos y mandamientos. La humanidad hoy no se sacia de lo que a la perfección de Dios nos fué dado; hoy todo nos parece  imperfecto e incompleto. Tal es el caso de aquellas personas trásngeneros que desafiaron su condición y  que en la actualidad  son expuestos al mundo como héroes que desafían los estereotipos.

En Génesis 6:5-8     Se cuenta historia de la  gran maldad del hombre en los días de Noé y sus estilos de vida desenfrnados, hoy no es la excepeción; la historia casi se repite y el fín está a las puertas.

    Vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos de su corazón sólo era de continuo el mal; y se arrepintió Jehová de haber hecho al hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Por eso dijo Jehová: Borraré de la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo, pues me arrepiento de haberlos hecho.

The post

"No he matado ni robado a nadie. No necesito ningún Dios que me perdone"

“¿Sabemos de qué seríamos capaces en una situación extrema a la que nunca nos hubiéramos enfrentado? ¿Somos realmente quienes creemos que somos?” Con estas preguntas comenzaba el programa Redes de Eduard Punset (TVE) en el que Philip Zimbardo, psicólogo de la Universidad de Stanford, exponía su famoso experimento en el que buenas personas se convirtieron -en apenas cinco días- en horribles tiranos tras exponerlas a un entorno de poder e inmunidad. Pero, ¿Y nosotros? ¿Hubiéramos actuado de un modo diferente? La historia ha demostrado que si se dan las circunstancias precisas, cualquiera de nosotros puede ser mucho más siniestro de lo que sospechamos. Es muy fácil criticar el mal de otro en circunstancias que no hemos enfrentado. Y es fácil no ver nuestro mal cuando no ha sido puesto a prueba.

Puede resultar autogratificante consideranos buenos al compararnos con quienes  consideramos peores que nosotros. Tampoco es extraño sentirnos buena gente cuando no estamos lo suficientemente comprometidos con la justicia o hacemos lo que la mayoría de la gente ¿O acaso no soy cómplice de que los negocios que respetan los derechos de sus trabajadores estén cerrando porque prefiero comprar en otros más baratos que sabemos que no los respetan? ¿No es hipócrita ir luego a manifestarnos por los derechos laborales? ¿No criticamos aquello que no es tan distinto de lo que hacemos nosotros?

Supongamos que podríamos mandar a otro planeta a todos los asesinos, agresores, terroristas, violadores y ladrones... quedándose aquí sólo la gente "normal" ¿Sería un mundo libre del mal? Lléndose los muy malos ¿Ya no habría odio, egoísmos y traiciones? ¿Viviríamos en una película de Walt Disney? Sabemos que no.

Eliane Brum dice en El País: “El tiempo de las ilusiones ha llegado a su fin. Ningún acto de nuestra vida cotidiana es inocente. Al pedir un café y pan con mantequilla en la panadería, nos implicamos en una cadena de horrores causados a animales y a humanos involucrados en la producción. […] La descripción de las atrocidades que cometemos de forma rutinaria puede seguir aquí a lo largo de miles de caracteres. Comemos, nos vestimos, nos entretenemos y nos transportamos a expensas de la esclavitud, de la tortura y del sacrificio de otras especies y también de los más frágiles de nuestra propia especie. […]

Hay varias implicaciones profundas en una época en la que el conocimiento no libera, sino que condena. [...] ¿Qué haremos, subjetivamente, ahora que estamos condenados a ver? […] Queda el cinismo, siempre el último reducto. Decir que, ante el hecho de que más de 7.000 millones de seres humanos ocupan el planeta, un número en aumento, no hay otra forma de comer y vestirse que no sea mediante la explotación, la esclavitud y la tortura es la afirmación más obvia. Es la afirmación expandida utilizada para todas las desigualdades de derechos. Desde que no sea yo —o uno de los míos— el sacrificado, no pasa nada [1]”
"El silencio ante el mal no es ser inocente. No actuar es hacer algo" Bonhoeffer

Siempre podemos creernos buenos y quitar hierro al asunto. Pero las ofensas son reales e importantes (y esto lo tenemos claro cuando la agresión es contra nosotros). Que todo el mundo participe de un mal no hace que ese el mal sea menos grave. Eso es lo que todos pensaban cuando la esclavitud era socialmente aceptada... y podías beneficiarte de ella.

En cuanto a la moralidad y responsabilidad de nuestros actos, tampoco es lo mismo contra quien se comente la ofensa. No es igual aplastar una flor, a una mosca o a una persona. Matar o hacer daño a una persona es algo mucho más grave. Y el problema del mal y del pecado (una orientación negativa de nuestra existencia) es que nos puede parecer poca cosa si nos comparamos con otros que consideramos peores. Pero el problema es que nuestro mal es una ofensa principalmente contra Dios mismo. Y esto lo convierte en algo más grave. En primer lugar porque un mal contra nuestro prójimo es también una ofensa contra Dios. Y Dios es justicia. No es un señor bobalicón de barca blanca al que nada le importa.

La Biblia es realista al afirmar que "si decimos que no hay pecado en nosotros nos auto engañamos y estamos diciendo algo que no es verdad. Pero si reconocemos ante Dios que hemos pecado, podemos estar seguros de que él, que es justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1ª Juan 1, 8-9). La seguna parte de este texto bíblico es una noticia extraordinaria. Michael Ots comenta: “Jesús experimentó voluntariamente la ira de Dios ante el asesinato, la violación y el abuso de menores. También hacia el egoísmo, la falta de honestidad y el chismorreo recayó sobre Jesús. Jesús experimentó en la cruz las terribles consecuencias del mal […] Dios se enfada con la gente que nos hace daño porque nos ama. Eso también quiere decir que también se enfada con nosotros cuando, a causa de nuestro egoísmo, hacemos daño a los demás. Dios debería descargar su ira sobre nosotros. Lo asombroso es que, cuando Jesús murió, él asumió sobre sí lo que nosotros merecíamos [2]”

[1] Eliane Brum ¿Todo inocente es un hijo de perra? El País. 2 de marzo, 2016

[2] Michael Ots ¿Qué tipo de Dios...? Andamio, 2014, pp. 104 y 108

Por Delirante.org

Según informó el diario británico Independent, el innovador estudio sugiere que sería posible concebir hijos utilizando espermatozoides y células de la piel u otros tejidos, en lugar de la forma “tradicional” consistente en fertilizar a un óvulo con un espermatozoide.

Así, no se necesitaría una mujer para el proceso de reproducción, ya que un hombre podría fertilizar sus propias células con su espermatozoide.

Por otra parte, esto también permitiría que mujeres que son infértiles tengan hijos, ya que podrían utilizar otras células del cuerpo para concebir hijos.

Los académicos ya probaron el experimento con ratones, teniendo éxito en el 24% de los casos, por lo que creen que también podría resultar con humanos, aunque han dicho que esto aún es algo “especulativo y fantasioso”.

En ese sentido, el doctor Tony Perry, embriólogo molecular de la U. de Bath, aclaró al medio británico Independent que este experimento con ratones sólo prueba que la técnica puede funcionar, pero que todavía queda mucho que investigar antes de que pueda efectivamente realizarse.

“Lo que estamos diciendo es que estos embriones (utilizados con los ratones) son células mitóticas. Las células mitóticas son un tipo de célula que se puede encontrar en casi todas las células que se pueden dividir. Y por eso, algún día potencialmente podríamos extender esto a otras células del cuerpo (…) ¿Seremos capaces de hacer eso? No lo sé. Pero creo que, si fuese posible, algún día en el futuro distante la gente mirará hacia atrás y dirán que aquí es donde empezó todo“, concluyó el científico.

Fuente: biobiochile.cl

El Obispo de Toluca, México, Mons. Francisco Javier Chavolla Ramos, ha encendido las redes sociales al proponer un curioso “experimento” para demostrar que solo en el matrimonio conformado por un hombre y una mujer existe la capacidad de procrear vida.

“La naturaleza habla, no es la fe”, subrayó Mons. Chavolla Ramos, durante la Consagración de las Familias, el 30 de junio de este año, para luego proponer que “inviten a unos hombres y mujeres y que los lleven ustedes a una isla lejana” con alimentos y medicina.

“Déjenlos que pasen allá algunos años”, dijo. “Y en otra isla lleven a puros hombres”.

“Pasados 20, 30, 40 años, regresen”, señaló el Prelado mexicano. En la isla poblada únicamente por hombres se encontrarán con que “empezaron a morir, y lo único que queda son viejitos consumados”.

“Y donde pusieron hombres y mujeres van a ver un montón de chilpayates (niños)”, dijo.

“¿Qué dice la naturaleza? ¿Dónde está la vida?”, cuestionó, para reiterar luego que “”no es la religión, la naturaleza habla”.

Mons. Chavolla Ramos recordó que “la humanidad siempre ha creído en el matrimonio”.

Los cristianos, dijo, creemos que Dios “creó a Adán y a Eva, no dos adanes, no dos evas”.

Sin embargo, “no podemos imponer nuestra fe a los demás, eso que quede claro”.

“Pero la naturaleza, ¿qué nos dice? Desde que el hombre es hombre ha existido hombre y mujer”, subrayó.

La Iglesia ama a las personas homosexuales

El Obispo de Toluca, en un video publicado el 7 de julio en la página de Facebook de la diócesis, aseguró que la Iglesia Católica y él aman y respetan a las personas homosexuales.

“Públicamente yo les he dicho, los amo y los respeto. Yo también estoy dispuesto a promover sus valores y su riqueza. Pensamos y actuamos diferente, pero no porque pensamos y actuamos diferente somos enemigos”, señaló.

El Prelado dijo a las personas homosexuales que “la Iglesia los ama y también quiere acompañarlos en un proceso, precisamente, conforme a Dios”.

Fuente: aciprensa.com