Radio Milagro

Una madre y su hija de 10 años sufrieron graves quemaduras por seguir a Jesús tras un ataque extremista en Uganda. Zafara Nagudi, de 33 años, y su hija Sharifa Nangobi, se convirtieron al cristianismo en un evento evangelístico.

El 25 de marzo, mientras oraban en nombre de Jesús, fueron sorprendidas por el esposo de Zafara, Musobya Mujjibu. Mujjibu, un musulmán, se enfureció al descubrir que se habían convertido al cristianismo.

En un acto de ira, Mujjibu vertió agua hirviendo sobre Zafara y Sharifa. Ambas sufrieron quemaduras graves, pero lograron sobrevivir.

En otro incidente, el evangelista Ronald Twinomugisha fue asesinado a puñaladas en la aldea de Busei B. Twinomugisha había llevado a cuatro musulmanes a Jesús, lo que provocó amenazas de sus familias.

Estos incidentes resaltan la persecución que enfrentan los cristianos en Uganda.

Fuente: https://www.bibliatodo.com/

Una mujer recién convertida al cristianismo sufrió uno de los peores ataques a manos de su esposo, pues fue quemada viva por el hombre musulmán después de anunciar su nueva fe; después del ataque, su esposo ha sido reportado como fugitivo.

Hajara Namwase es una mujer de 32 años, casada y madre de tres hijos, que vive en el pueblo de Kenkebu, ciudad de Budaka, en Uganda. Este año decidió aceptar a Jesús como su salvador. Sin embargo, el 17 de octubre, su esposo Musa Kalele, de 42 años, descubrió que ella se había convertido al cristianismo y, según un amigo de la víctima, la roció con gasolina y le prendió fuego con una cerilla.

Según Morning Star News, Hajara se encuentra hospitalizada con quemaduras de tercer grado y está recibiendo tratamiento médico.

Hajara se convirtió al cristianismo el 3 de mayo mientras su esposo estaba en un viaje de negocios en Sudán del Sur. Ella asistía regularmente a un pequeño grupo en Budaka. El 17 de octubre, cuando regresó a casa después de una reunión celular, notó que su esposo ya había llegado.

Ella tenía miedo de verlo porque tenía algunos tratados evangélicos y una pequeña Biblia del Nuevo Testamento que se le había olvidado esconder. Al ver la Biblia y las publicaciones cristianas, Kalele se enfureció, salió de la habitación y cuando regresó ya tenía el gas.

“Tomó unas sábanas, cubrió mi cuerpo con ellas y me sacó de la casa. Luego me obligó a acostarme, me echó gasolina y encendió una cerilla. Me empezó a arder”, relató.

La hija del matrimonio alertó a los vecinos después de que su padre prendiera fuego a su madre, Hajara Namwase, por convertirse al cristianismo.

Los vecinos la rescataron y la llevaron al Hospital Regional de Referencia de Mbale, donde su hermana llegó más tarde para ayudarla con la admisión.

El 24 de octubre, Hajara fue trasladada a un hospital de Kampala para recibir tratamiento más especializado. Según un familiar, su esposo huyó a Sudán del Sur.

Hajara está preocupada por su futuro después de ser dada de alta, ya que todos los miembros de su familia son musulmanes y no sabe adónde irá. Además, no sabe qué pasará con sus hijos, de 4, 6 y 9 años, que quedaron al cuidado de su abuela paterna.

La mujer sufrió quemaduras de tercer grado, daños en los nervios y ampollas en la piel.

La libertad religiosa, incluyendo el derecho a propagar la propia fe y convertirse de una fe a otra, está establecida en la constitución de Uganda y otras leyes.

Sin embargo, los musulmanes, que representan solo el 12% de la población del país, a menudo atacan a los cristianos con violencia, amenazas y, en algunos casos, incluso los matan.

En una comunidad indígena de San Andrés Yaá, se presentó un caso de persecución a una familia evangélica por construcción una iglesia para predicar el evangelio de Jesucristo.

El pastor Imeldo y su esposa Adolfina, fueron expulsados ​​del pueblo de manera sorpresiva. Y luego del polémico desalojo, la comunidad destruyó la iglesia construida por ellos. El matrimonio se convirtieron al cristianismo cuando su hija enfermó gravemente a la edad de tres años, según el informe compartido por Christian Today.

Estaban en el hospital y los médicos no le daban esperanzas de que la pequeña sobreviva, pero en ese momento Adolfina preguntó si el pastor de su iglesia podía orar por la niña. Tras la oración su hija se curó de manera sobrenatural. Debido a esto, IImeldo y Adolfina dedicaron sus vidas a servir a Cristo predicando en su comunidad.

Desde el principio, compartieron la palabra de Dios sin ningún problemas, mucha gente recibió el mensaje de salvación, pero sólo unos pocos se entregaron a los pies de Cristo. Con esos pocos conversos, el pastor Imeldo decidió que era hora de abrir una iglesia para que pudieran reunirse.

En unas de las oportunidades, celebraron un servicio para bautizar a un niño en la iglesia que la pareja construyo. Cuando terminó el servicio, las autoridades locales impidieron que la congregación se fuera. Se le solicito al pastor Imeldo que proporcionara una prueba de permiso para realizar los servicios, algo que nunca antes se había solicitado.

Le dijeron al pastor que ya no se le permitiría realizar servicios y predicar en la ciudad. El pastor Imeldo, no obstante, no sucumbió a la presión y afirmó que los servicios continuarían.

Al paso del tiempo, comenzó a recibir fuertes amenazas. Las autoridades locales le pidieron que renunciara a su fe cristiana o afrontara las consecuencias.

Sin embargo, una noche lluviosa detuvieron al pastor, luego de esto, destruyeron su iglesia completamente. Demolieron por completo el edificio, limpiaron el desorden y borraron todo rastro de una iglesia.

Las autoridades sin conformarse con lo ocurrido, le ofrecieron al pastor otra oportunidad de renunciar a su fe, a cambio de una vida tranquila. Ante su negativa, lo expulsaron a él y a su familia de la comunidad. “No sé cómo Dios le dio fuerza a mi esposo, pero continuó”, expresó Adolfina.

Lamentablemente, Imeldo ya no podrá descubrir el resultado. Ya que hace unos meses el pastor se fue de este mundo, producto de la pandemia. No obstante, Adolfina sigue presionando por justicia. «Mi marido se ha ido. Luchó y luchó hasta el final. Ahora está descansando, pero nos dejó. Eso es lo que más me duele», declaró.

Actualmente el proceso legal continúa, los miembros de la congregación del pastor Imeldo no han renunciado a su fe. Aún se reúnen en secreto en pequeñas iglesias en las casas para que las semillas sembradas por el pastor Imeldo en San Andrés Yaa sigan floreciendo.

Fuente: tiempocristiano.com